Doctor Luis Escaf

CIENCIA

Una visión innovadora

Muchos colombianos desconocen que en las clínicas, además de atender pacientes y sanarlos, también se investiga y se innova. Un ejemplo es la Clínica Oftalmológica del Caribe.

1 de julio de 2016

Las empresas, públicas y privadas, tienen un compromiso social alto que va más allá de prestar un buen servicio a las comunidades, y es el relacionado con la excelencia de sus procesos innovadores a través de los cuales la sociedad se moderniza y desarrolla, brindando mayores oportunidades.

Para incentivar a las empresas privadas a invertir en actividades de innovación, Colciencias, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, y el Departamento Nacional de Planeación, escogieron el primer grupo de Empresas Altamente Innovadoras (EAI) del país, que cuentan con procesos y estructuras de organización definidos para la innovación y un presupuesto anual asignado para investigación no inferior al 0,3 por ciento, entre otros criterios tenidos en cuenta.

Una de esas EAI, y la única del país escogida en el sector salud, es la Clínica Oftalmológica del Caribe, de Barranquilla, institución fundada hace 30 años para atender pacientes de la región Caribe que por aquellos tiempos debían trasladarse a Bogotá para curar sus enfermedades visuales.

Quizá la primera innovación de esta clínica, cuyo grupo de investigación es categoría A1 reconocido por Colciencias, fue pasar de un consultorio de 50 metros cuadrados a cinco sedes que suman 6.000 metros cuadrados y 270 empleados entre directos e indirectos. Su presidente y fundador, el oftalmólogo Luis Escaf, sostiene que la empresa logró ser reconocida como una de las más innovadoras de Colombia por fundamentar su labor en la asistencia médica, la educación, la investigación y la responsabilidad social, sus cuatro pilares.

“Yo no nací con cucharita de plata. Estudié en una universidad pública y me especialicé con una beca del Icetex. Tenía claro que la única forma de salir adelante era haciendo cosas diferentes y dedicándome a lo que yo sabía hacer. Cuando regresé a Barranquilla no había un microscopio para operar ojos, entonces me tocó comprar uno y armar un quirófano para poner en práctica lo que estudié”, expresa el doctor Escaf, investigador senior avalado por Colciencias e inventor del bisturí Ultrachopper, patentado, y adquirido por la multinacional Alcon-Novartis.

La clave de esta clínica ha sido realizar procesos de forma organizada. Su gerente, Jorge Martínez Ramírez, dice que, al no contar con los suficientes recursos humanos para hacer investigaciones, recurrieron a las alianzas. “Nos dimos cuenta de que las universidades eran muy buenas en investigación y que el producto se quedaba en teorías, en libros. Hicimos entonces un ecosistema de innovación con las universidades y empezamos a diseñar proyectos y a aplicar a convocatorias. En Colciencias, el Sena, Innpulsa y la Cámara de Comercio de Barranquilla encontramos a unos aliados”, manifiesta el directivo.

 La entidad, que ha formado a más de 80 oftalmólogos de toda Latinoamérica, organizó su departamento de investigación, involucró a farmacéuticas y presentó, en sus primeros intentos por ser innovadora, proyectos a Colciencias. En estos momentos desarrolla 11 proyectos en el área de instrumentos e informática, y en alianza con una firma española crea una aplicación para medir el riesgo de una cirugía de catarata y la habilidad de un oftalmólogo frente a esta.

“Los programas de especialización que hay enseñan a la gente a operar, pero no a investigar. La oftalmología no se trata solamente de rehabilitar, para que las personas vean, no, también hay que tener en cuenta a los pacientes que por cualquier motivo se quedaron ciegos y necesitan ser integrados a la sociedad. De hecho, en nuestro call center tenemos empleadas personas con problemas visuales”, explica el doctor Escaf.

El especialista considera que una de las razones por las cuales la clínica fue escogida como una EAI tiene que ver con haber creído que la investigación sí es rentable. La entidad espera que en cuatro años el 25 por ciento de sus ingresos provenga de esta área.

“La oftalmología tiene una particularidad: ninguna clínica grande puede mantener un departamento de oftalmología porque esta especialidad les estorba al mover mucha gente, y prefieren, como los hospitales, tener unidades de cuidados intensivos ya que les da más plata. Además, nadie se mete con el ojo, que solo lo toca el oftalmólogo”, explica Escaf.

Tras la creación del bisturí ultrasónico, los directivos aprendieron a gestionar sus patentes para proteger sus derechos. En estos momentos en Estados Unidos hay en el mercado seis instrumentos que llevan el nombre del fundador y presidente de la clínica, además de una aplicación reconocida.

Desde el punto de vista científico, las innovaciones impactan positivamente a los pacientes. Por ejemplo, con el bisturí Ultrachopper, la dificultad de la cirugía de catarata se reduce un 60 por ciento. Una operación que antes debía hacerse por manos expertas, con este instrumento puede practicarse por oftalmólogos en etapa de aprendizaje. El grupo de investigación de la clínica trabaja ahora en una bomba de infusión para inyectar una sustancia en el ojo, con lo que se espera que la pérdida de células en el órgano se reduzca ostensiblemente.

La entidad practica unas 15.000 cirugías oftalmológicas al año, unos 400.000 servicios (consultas, ayudas diagnósticas, procedimientos láser) y tiene asignados, aproximadamente, un millón de pacientes a través del Plan Obligatorio de Salud, además de manejar un índice de complicaciones inferior a la media mundial. “Hacer investigación no es como apostar a la lotería. Hay personas que le dedican un tiempo a un proyecto, fracasa y dicen que la investigación no es rentable. La investigación tiene que convertirse en un proceso sistémico al cual uno le invierte para que después dé frutos poco a poco”, comenta Jorge Martínez.

El doctor Escaf pretende, con procesos innovadores, mantenerse entre las EAI, mientras –dice– ataca, con conocimientos, las enfermedades visuales más fuertes en los niños, que son la miopía, el estigmatismo y la hipermetropía, y en los adultos, el glaucoma, que se presenta en el seis por ciento de la población, las cataratas y la retinopatía diabética.