Coctel fatal

Manejar bajo el efecto del alcohol sigue siendo una de las principales causas de accidentes de tránsito.

24 de septiembre de 2001

El domingo pasado Jairo el ‘Tigre’ Castillo, una de las figuras más reconocidas del fútbol nacional y quien estaba a punto de ser transferido al fútbol italiano, sufrió un aparatoso accidente en el que murieron dos jóvenes y otros tres resultaron heridos. El jugador había estado festejando la noche anterior en Juanchito su paso a la Lazio, de Roma, después de una temporada en el equipo argentino Vélez Sarsfield. Según testigos, cuando regresaba a Cali en su camioneta el futbolista iba a alta velocidad, se pasó un semáforo en rojo y se estrelló contra un taxi. El auto dio varias volteretas y finalmente fue a dar contra un poste de la luz. Según las pruebas de Medicina Legal, Castillo conducía bajo los efectos del alcohol. Con este examen positivo, el jugador tendría que enfrentarse a un caso de homicidio culposo que podría significarle como mínimo un par de años en la cárcel.

Aunque la atención se ha centrado en la recuperación del futbolista y su futuro poco se ha hablado del fenómeno de manejar embriagado en Colombia, el cual sigue cobrando gran cantidad de víctimas a pesar de las campañas que se han realizado.

Según la Dirección de Tránsito en Colombia el 50 por ciento de los muertos en accidentes automovilísticos presentan rastros de alcohol en la sangre. Edgar Sánchez, del Fondo de Prevención Vial, asegura que estas cifras han disminuido desde los últimos años pues hoy es 40 por ciento. Aunque solo se tienen etadisticas basadas en muertes, Sanchez dice que “cuatro de cada 10 conductores van rascados”.

Medicina Legal también tiene cifras impresionantes. Entre 1996 y 1999 este instituto atendió 13.138 solicitudes para la realización de exámenes de alcohol en la sangre de personas fallecidas en la ciudad de Bogotá por diferentes causas. El 38 por ciento arrojó resultados positivos. El 2,9 por ciento tenía grados de embriaguez severa y en 21 por cierto era moderada. La mayoría eran hombres, especialmente de los grupos de edad entre los 25 y los 34 años. De éstos, el 21,9 murieron en accidentes de tránsito.

Pero no sólo ir al volante embriagado es un riesgo alto. También lo es caminar. De acuerdo con Sánchez, el 63 por ciento de los peatones que mueren atropellados están bajo efectos del alcohol. “No son los autos los que se suben a los andenes sino los peatones quienes se bajan a las vías, cruzan por donde no deben y no usan los puentes diseñados para ellos”, afirma.

Para los expertos consultados el problema tiene que ver con la falta de educación sobre el tema. La médica Liliana Moreno, de Medicina Legal, dice que muchos creen que pueden tener el control del volante cuando han tomado un par de copas de vino y que sólo tienen riesgo cuando están muy borrachos. “El nivel leve de embriaguez puede ser tan peligroso como los severos pues aunque el conductor no sea consciente ya hay algunas alteraciones neurológicas en áreas como la coordinación, la visión y la capacidad auditiva, que son muy importantes para conducir”.

La falla en las medidas de control y la falta de fuertes sanciones para crear conciencia son otros factores que señalan los especialistas como causantes de que los índices de conductores embriagados sean tan altos. En esto puntos, sin embargo, la Secretaría de Tránsito de Bogotá, Medicina Legal y el Fondo de Prevención Vial han hecho esfuerzos para disminuir los índices de accidentalidad por alcohol mediante un programa que consiste en ubicar retenes en diferentes sectores de la ciudad, que cuentan con un médico especializado en exámenes de alcoholemia y embriaguez. Con el diagnóstico positivo en mano el policia inmoviliza de inmediato el carro y sanciona con un parte al conductor embriagado. Este programa sólo opera en Bogotá pero la idea es que se establezca en otras ciudades.

Los castigos también van a aumentar con el nuevo Código Penal, que establece que una persona que conduzca embriagada, se accidente y de esta colisión resulten heridas o muertas otras personas tendrá una pena de hasta seis años de cárcel. Además tendrá que pagar una indemnización de 286 millones de pesos.

Otro problema es la cultura colombiana, en la cual el consumo de alcohol es algo frecuente, común y forma parte de lo cotidiano, sobre todo en las celebraciones. Mientras no se tomen las medidas preventivas, como no manejar ni deambular por las calles embriagado, muchos de estos festejos seguirán terminando en desgracia.