CIENCIA

Cómo descifrar los climas del pasado

Que nieve en Bagdad es algo extraordinario. Pero en el siglo octavo, el río Tigris se congelaba en medio de fuertes nevadas en la capital iraquí. ¿Cómo se estudia el clima de hace siglos?

Alianza BBC
28 de febrero de 2012

Los científicos especializados en clima suelen lamentar que la información con la que trabajan, especialmente cuando se trata de deducir climas antiguos, es imperfecta.
 
Si al menos el Homo erectus hubiera inventado las estaciones meteorológicas y las hubiera ido colocando de manera uniforme a medida que su especie se iba expandiendo a través de África y por el resto del mundo...
 
El corto alcance de los registros satelitales, que se empezaron a realizar 1979, es uno de los problemas que se encuentran los expertos.
 
El método
 
Una de las áreas de estudio más fascinantes que ha surgido en el último par de décadas es la climatología histórica, cuyo objetivo es encontrar pruebas de climas antiguos a través de registros escritos.
 
Mientras que la paleoclimatología usa los anillos de los árboles, las estalactitas y los parámetros de deposición en el sedimento, los climatólogos históricos usan las listas de registro de los barcos, los libros parroquiales de la vendimia y los diarios de naturalistas aficionados para encontrar sus pistas.
 
Tal vez el terreno más seguro para investigar son las civilizaciones antiguas que muy temprano establecieron el equivalente a los servicios civiles modernos, donde los registros del origen de cada dinastía son guardados año tras año.
 
Los registros hechos por las cortes chinas, por ejemplo, han proporcionado información sobre el clima, incluyendo datos como precipitación, temperatura, tormentas y huracanes.
 
Invierno en Irak
 
En la edición de este mes de la revista Weather hay un fascinante ensayo que hace lo mismo con registros de hace mil años sobre lo que hoy es Irak en documentos guardados en Madrid y Bagdad.
 
Fundada en el 762, Bagdad creció rápido en tamaño e importancia como la capital del Califato abasí.
 
Los encargados de los registros del califato no escribieron específicamente sobre el clima.
 
Pero Fernando Domínguez-Castro y su equipo de la Universidad de Extremadura, España, lograron extraer una valiosa cantidad de referencias en los escritos de al Ya'qubi, autor de un importante tratado sobre la región en 891, y de sus sucesores.
 
En ese entonces el agua era abundante, a juzgar por la red de canales construida en la región.
Parece que el clima –calor en el verano, frío en el invierno y templado en la mitad– era del gusto de al Ya'qubi.
 
Es difícil juzgar qué quiere decir 'caliente' y 'frío' en este contexto, sobre todo sin tener una medida cuantitativa. Pero obtenemos una mejor idea cuando al Ya'qubi nos cuenta que en el verano la gente pasaba la mayor parte del día en cuartos fríos bajo tierra y la noche en techos abiertos bajo las estrellas.
 
Al establecer estos hábitos, tenemos una idea de la transformación que se llevó a cabo en el año 920, cuando una ola de frío extraordinaria hizo que la gente llevara sus mantas dentro de sus casas en pleno verano.
 
Dominguez-Castro calcula que, tal vez por una importante erupción volcánica, la temperatura pudo haber estado alrededor de 9 ºC más abajo de lo normal.
 
Los registros escritos de al Ya'qubi y sus sucesores también proporcionan información sobre la frecuencia de las sequías, inundaciones, lluvia, granizo, vientos, olas de calor y frío y los enjambres de langostas.
 
En los inviernos entre 832 y 998 se reportó nieve. En 909, un escritor registró: "Había cuatro dedos de nieve en el piso y el frío era intenso. El agua, el vinagre, los huevos y las cremas se congelaron".
 
Esto suena incluso más extremo en 926, cuando "el sorbete, el agua de rosa y el vinagre se congelaron".
 
"El académico conocido como Abu Zakaria se sentó en la mitad del río Tigris, en el hielo, y dio cátedra sobre la tradición profética".
 
Académicos posteriores no reportaron nieve.
 
¿Una nueva ciencia?
 
Acá tenemos, pues, evidencia de un cambio climático que parece haber ocurrido al mismo tiempo que en otras partes del mundo empezaba el 'período cálido medieval' (MWP, por sus siglas en inglés).
 
Así que esto apoyaría la idea de que Bagdad, y por consiguiente el resto de la región de Mesopotamia, también experimentó el MWP.
 
Es evidente que la climatología histórica tiene limitaciones. No muchas culturas antiguas llevaban registros y hay algunos textos en lenguas muertas (el etrusco, por ejemplo) que no se pueden descifrar.
 
Mientras que eventos concretos, como tifones y tormentas de nieve, fueron bien registrados, eventos más ordinarios no, por lo que es difícil deducir tendencias graduales.
 
Sin embargo, comparados con otras partes del mundo, estos registros son de lo mejor que tenemos. El uso de estas investigaciones seguramente va a crecer y ya existen proyectos como uno financiado con fondos alemanes que busca y utiliza fuentes árabes del año 800.
 
Como dijo Dominguez-Castro: "Muchas fuentes árabes, con información de una época y lugares poco estudiados hasta hoy, se mantienen sin explotar desde un punto de vista climático".
 
El estudio de nuevos registros, dice, puede ayudar a distinguir tendencias lentas y rápidas.
 
El campo de la investigación también proporciona una visión novedosa de la vida de la gente, así como de sus formas de adaptación durante una época en la que el clima era un factor más determinante en su vida de lo que es hoy.