La ciencia de un cerebro enamorado. | Foto: .

CIENCIA

Cómo funciona un cerebro enamorado

Un video de la Universidad de Navarra analiza el proceso cerebral que ocurre durante el enamoramiento.

16 de febrero de 2013

"En el enamoramiento, tras el impulso emocional del inicio, se ponen en marcha los circuitos cerebrales de la confianza para consolidar el vínculo amoroso, y se silencian específicamente las áreas que crean distancias, aquéllas que se activan en estados depresivos o de tristeza" así lo describe Natalia López-Moratalla, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Navarra. 

Según la experta, las neuronas de los enamorados se atan por una doble vía: “atrayéndoles al activar la vía de la recompensa emocional y superando las distancias personales al desactivar la desconfianza”. 

En este proceso la vista, la voz y el intelecto juegan un papel fundamental. “Ver el rostro de la persona enamorada es importante para despertar y mantener el enamoramiento, ya que provoca una serie de emociones positivas que le llevan (a la persona enamorada) a empatizar, conocer los sentimientos e intenciones y ajustar las respuestas”, asegura la catedrática. 

Igualmente, el estudio de la universidad española confirma que literalmente mirarse fijamente a los ojos sí tiene efectos científicos en el desarrollo del amor. Sin embargo, esta es solo la primera etapa: el video explica cómo el “gustar” y el “querer” son procesos que se llevan de forma separada en el cerebro. Los orientales, por ejemplo, por muy enamorados que estén, sopesan la relación con más cuidado, y tienen más en cuenta los aspectos negativos que los occidentales.


Con respecto a los sexos también hay diferencias biológicas en el proceso del amor: “Las mujeres, por ejemplo, emplean más la oxitocina, la hormona de la confianza, que además aumenta su nivel con el contacto físico y la mirada. Domina en ella la empatía emocional”, señala la experta. Por otro lado “los hombres usan más la vasopresina, que potencia la testosterona y facilita una empatía más racionalizada y aumenta la detección de estímulos eróticos”. 

De la misma manera la reacción ante los celos opera de manera distinta en cada sexo. López lo explica así: “El cerebro femenino ante una situación de peligro de la relación muestra el pánico y la inseguridad de ser desplazada emocionalmente. Sus niveles de oxitocina facilitan una cierta tolerancia espontánea por la traición sexual. En los varones, en cambio, se activan las áreas relacionadas con conductas agresivas y sexuales”.