JÓVENES

¿Cómo hacían antes?

Tantas –y ya indispensables– son las formas y herramientas que los jóvenes tenemos para comunicarnos, que no se entiende cómo vivíamos antes sin ellas.

Carlos Correa*
31 de agosto de 2010

Hace algunos días, en una red social, alguien preguntó si aún era posible enviar un telegrama. Muchos creyeron que se trataba de un chiste y sólo unos pocos recordaban con nostalgia ésta y otras formas de comunicación de antaño.

Como cuenta Luis Miguel Lis, arquitecto de 23 años. “Cuando tenía 12 , alguna vez en el colegio nos pusieron como tarea enviar un telegrama, recuerdo haber llenado el formato que tenía el antiguo logo de Telecom”.

Es difícil entender como antes pasaban días sin saber de la situación de un familiar o un amigo por más lejos que estuviera. No es concebible. ¿Será por esto que a nuestra generación hasta las llamadas al teléfono móvil y los mensajes de texto nos quedaron ‘chiquitos’? Incluso, los correos electrónicos ya no son suficientes.

Por ejemplo, Facebook, el gran centro social donde publicamos y nos enteramos de todo, reporta que hay un poco más de 6.958.000 colombianos entre los 14 y los 26 años registrados. Esta red nos sirve para conocer el día a día de los contactos, enviar románticos mensajes “de levante” y hasta unirse a causas de toda clase en pro de salvar alguna 'cosa' que veamos perdida.

Con tanto por decir, hasta el teléfono móvil – que valga aclarar es contemporáneo nuestro- ha tenido que reinventarse para seguirnos la carrera. Resultado: ahora tiene internet, videoconferencias y otras funciones que se creían exclusivas de los computadores.

Y mientras a las generaciones anteriores les cuesta ubicarse entre ellos y de paso a nosotros, - recuerdan las eternas “¿Qué es lo que se la pasa haciendo?” “¿Dónde es que se la pasa metido?”- los jóvenes con redes como Twitter, Foursquare, Gowalla, (servicios que permiten localizar en mapas digitales el lugar desde donde se sube un mensaje) mostramos exactamente lo que hacemos y el lugar donde nos encontramos.

La diferencia, nuestra generación tiene una viva necesidad de estar contando cada detalle como lo explica Alejandro Cortés, universitario de 22 años “a diferencia de ellos (los mayores), nosotros somos muy sociables, todo lo queremos comentar, todo lo queremos decir”.

Para este fin se utilizan mucho más que palabras. Las fotos del día a día van a álbumes en la red como Flickr y Picasa, y los videos terminan en Youtube, Vimeo, MySpace y, obvio, en el mismísimo Facebook.

Probablemente no se entienda cuál es la necesidad de estar largas horas frente al computador o el teléfono, y parecerá exagerado que se cuente tantas cosas a gente que en muchos casos ni conocemos en persona. Quizás no lo entiendan, de la misma forma como los jóvenes no comprendemos cómo las pasadas generaciones pudieron crear y mantener negocios sin videoconferencias en Skype, MSN o Gtalk. No cabe en la cabeza cómo esperaban días por la correspondencia o que perdieran horas en filas para entregar hojas de vida - ahora las tenemos online en redes sociales profesionales (LinkedIn, Xing, y Viadeo) -.

No se entiende cómo hacían sin el conocimiento colectivo que cada día aumenta en Internet, sin los estudios que se pueden tomar en webinarios (seminario por la red en tiempo real), sin tener amigos en todas partes del planeta. Definitivamente es difícil comprender ¿cómo hacían antes?

*Periodista, blogger, consultor en contenidos y estrategias para posicionamiento web

Cómo se comunicaba María Jimena Duzán

Creo que todo lo hacía por teléfono, fijo, por supuesto. No fui de escribir cartas. La vida era mucho más tranquila, salíamos y no había forma de ubicarnos, sencillamente los papás tenían que confiar en nosotros y esperar a que volviéramos. Una cosa muy importante hablábamos mucho y nos veíamos. El plan era encontrarnos para ‘desatrasarnos’ y tertuliar.