CON LICENCIA PARA ARRULLAR

Muy pronto, los padres colombianos ya no tendrán disculpa para sacarle el cuerpo a la crianza de sus retoños.

17 de septiembre de 1990

Si hay un espectáculo más embarazoso que una mujer cambiando llanta es un hombre cambian do pañales. La fragilidad de los bebés parece tener un efecto "kriptonita" sobre el género masculino. Toda aquella; seguridad que despliegan en el campo laboral, se convierte en titubeos y aprensiones a la hora de asumir sus funciones paternas. La situación llega a ser tan engorrosa, que hace un tiempo fue el tema de una exitosa comedia titulada; "Tres hombres y un bebé", en la cual el rudo Magnum y dos amigos se ven enfrentados sorpresivamente a la experiencia de cuidar a un bebé.

Esta generalizada desconfianza en las habilidades paternas no siempre es producto de prejuicios machistas. La experiencia ha demostrado que en esto de la maternidad compartida, son más las buenas intenciones que las acciones efectivas. El ejemplo más claro se da apenas al iniciarse la vida paterna. No han sido pocos los que, atraídos por la moda de asistir al nacimiento de sus hijos, en lugar de dar apoyo a sus consortes, han salido en camilla de la sala de partos.

Pero al parecer, en poco tiempo estos episodios pasarán a ser cosa del pasado. Por iniciativa del presidente Gaviria los padres colombianos tendrán que adiestrarse en las artes de la puericultura. La reforma laboral propuesta por el nuevo mandatario incluye la aplicación de la licencia de paternidad. De lograrse la concertación, quizás los trabajadores no puedan contar más con la retroactividad de las cesantías retiradas, pero en cambio, podrán disfrutar de tiempo completo y remunerado la maravillosa experiencia de la paternidad.

El tema ha puesto a pensar a más de uno. En primer lugar, a beneficiarios, que se verán obligados a desempeñarse en un campo en el cual la gran mayoría se considera completamente negado. En segundo lugar, a los empleadores, quienes tendrán que acostumbrarse a ver a sus trabajadores abandonar el maletín de ejecutivos para salir radiantes hacia sus casas, pañalera en mano. Y en tercer lugar, a las madres, quienes aún no pueden imaginar a sus cónyuges en la tarea de preparar teteros, cambiar pañales, sacar gases y limpiar agrieras. Algunas incluso han hecho apresuradas acusaciones, asegurando que los maridos aprovecharán la licencia no propiamente para trasnochar arrullando al nuevo retoño.

El anuncio que a todas luces es una buena noticia, no ha causado, sin embargo, la euforia que podria esperarse. Primero, porque la propuesta tomó por sorpresa a patronos, empleados y aun a las más ambiciosas organizaciones feministas. Ese derecho, que desde hace unos años ha sido implantado en varios países, parecía ser prerrogativa del mundo desarrollado y tal vez por eso, en nuestro medio nadie había pensado en solicitarlo Al contrario de lo que actualmente sucede en otros países, donde existe una amplia demanda por parte de ambos cónyuges para que se conceda oficialmente la licencia de paternidad por nacimiento de los hijos, en Colombia, los maridos se habían contentado con solicitar vacaciones, pedir permisos o acumular retrasos para poder colaborarle a sus cónyuges en la extenuante tarea de la crianza Y segundo, porque si hasta ahora ningún gobierno se le había medido siquiera a concertación para cumplir el compromiso hecho por el país hace varios años de ampliar la licencia de maternidad a los parámetros establecidos por la Organización Internacional del Trabajo -que determina doce semanas, en lugar de las ocho que contempla el Código Sustantivo del Trabajo-, mucho menos podría pensarse que los nuevos padres habrían de tener derecho a disfrutar en la paz de su hogar los primeros gorjeos de sus herederos

Quizás el único antecedente de licencia de paternidad que haya en Colombia sea el ocurrido hace cinco años, cuando un ejecutivo bancario, separado, decidió adoptar una niña. Aunque los casos de mujeres solteras adoptantes son numerosos, era la primera vez que en el Instituto de Bienestar Familiar se recibía una solicitud de un hombre. El caso puso a revolar a las funcionarias que si bien no tenían razones legales para negar la adopción, tampoco se atrevían a entregarle un bebé a ¡un hombre! Luego de pasar por un complicado y extenuante proceso de trámites, durante el cual tuvo incluso, que apelar a la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, su solicitud de adopción fue aprobada. Entonces el nuevo padre, consciente de su papel, solicitó de la empresa donde trabajaba una licencia de paternidad. La petición, considerada insólita por el empleador, fue negada. El padre adoptante renunció entonces a su cargo para dedicarse al cuidado de la niña. La negativa de una licencia para un padre adoptante no era, sin embargo, un caso extraño. Desde hace solamente tres años, la legislación colombiana otorgó igualdad de derechos a los padres adoptantes Si la reforma laboral propuesta por el nuevo gobierno es concertada con los empleadores, los padres adoptantes tendrían el mismo derecho que los padres biológicos, a la licencia de paternidad.

La propuesta del nuevo gobierno, que forma parte del programa de fortalecimiento de la familia, contempla en sus estudios preliminares un período de dos semanas. Según un funcionario del Ministerio de Trabajo, la medida no representará una carga económica muy gravosa para el empleador porque, al igual que la licencia de maternidad, el costo será asumido por el Seguro Social Además, con la notable disminución de la tasa de natalidad en los últimos años, se presentará un promedio de dos o tres veces por empleado. El estudio encontró también que el nacimiento de un hijo supone un gran ausentismo y una baja en la productividad del empleado, quien muchas veces tiene que echar mano de la figura de "calamidad doméstica" para dedicarse a cuidar a su mujer y a su hijo.

De lo que no cabe duda es que con esta propuesta el país hace su ingreso en la "era de la paternidad" Papá-bebé parece ser la pareja de moda en el mundo moderno. Los numerosos estudios sobre la importancia de la figura paterna durante los primeros meses de vida del niño, han empezado a surtir efecto. En los últimos años, varios países no sólo han ampliado la cobertura de la licencia, a fin de que marido y mujer se puedan tumar el cuidado del recién nacido. En algunos, como Suecia y Polonia, el trabajador -padre o madre- tiene derecho a licencia de tiempo completo hasta que su hijo haya cumplido 18 meses. Y recientemente, la Comisaría para Asuntos Sociales de la Comunidad Europea, presentó un proyecto de ley, que entraría en vigencia en 1992, que permitiría a los padres reducir su jornada normal de trabajo para estar más tiempo con sus hijos menores de siete años.
Después de pasar varios años en la banca, durante los cuales el feminismo, el madresolterismo, los bebés probeta y las mujeres jefes de hogar prescindieron de sus servicios, los padres empiezan a ser tomados nuevamente en cuenta. La figura paterna, hasta hace un tiempo "decorativa", tiene hoy un papel más participante en la crianza y educación de los hijos. Y aunque en general, los hombres han sido considerados demasiado torpes para hacerse cargo de un bebé, recientes investigaciones demuestran que este estereotipo de ineptitud es falso. Hace poco, un investigador de Yale, el psiquiatra Kyle Pruett, reveló que la mejor forma de acabar con el círculo vicioso del machismo es dejar a los padres intervenir más activamente en la vida doméstica. Luego de un seguimiento de ocho años a seis familias en las cuales la madre trabajaba y el padre era el encargado de los hijos, demostró que las niñas tenían una imagen más activa del mundo exterior y los niños no mostraban ningún temor a realizar actividades consideradas "de niñas". "Esos padres sabían qué hacer con un bebé porque no consideraban la crianza como un trabajo "femenino" sino como una tarea humana", dice el psiquiatra. Según las apreciaciones de los especialistas, los padres tienen una importante tarea que cumplir como apoyo a la madre y en los cuidados del hijo durante los primeros días de vida. Y si bien algunos primíparos se sienten desplazados ante la contundencia del instinto materno, las nuevas teorías aseguran que el sexo fuerte también está capacitado para brindar atención, amor y cuidados al recién nacido. Lo que sucede es que por culpa del machismo y la falta de ejercicio, el instinto paterno no se ha desarrollado. Así que este logro laboral implicará todo un proceso de aprendizaje porque los nuevos padres ya no tendrán disculpa para sacarle el cuerpo a la crianza.-