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Con la vida a la espalda

El turismo para mochileros está creciendo en Colombia. Ciudades como Medellín y Santa Marta se han convertido en las favoritas para aventureros del mundo.

7 de octubre de 2006

"Me aburrí de Francia hace cuatro años y decidí caminar Latinoamérica", dice el francés Thomas Sauvage, cuya especialidad a los 25 años de edad son los paisajes y las carreteras latinoamericanas. Ama los buses y odia los aviones. Dice que si por él fuera, alargaría su viaje hasta conocer cada esquina del continente, pero todo depende de la bondad de sus amigos y de su capacidad de ahorro. Como sucede con casi todos los mochileros, "ahorra y llegarás más lejos" se ha convertido en su filosofía de viaje.

En los cuatro años que lleva como mochilero, Thomas ha perfeccionado su estilo. En cada ciudad se encuentra con otros jóvenes con las mismas intenciones y comparten información y experiencias sobre los diferentes lugares de albergue, rumba y aventura.

Cuenta que hace tres semanas, en Medellín, le ocurrió algo inédito en su vida como mochilero. Mientras tomaba cerveza en un bar al sur de la ciudad, el dueño del establecimiento le recomendó irse para la posada del frente porque era más barato y así podía ahorrar. "Eso sólo lo he visto en Medellín. En Europa o en otro país, eso es impensable".

Los paisas han visto cómo, en los últimos tres años, su ciudad se ha convertido en paso obligado para los jóvenes viajeros que antes sólo pasaban por Bogotá o la costa Caribe. En 2003 no había en Medellín un solo hostal para mochileros. Hoy cuenta con ocho, repartidos en exclusivos lugares de la ciudad. La mayoría de estas residencias son antiguas casonas que funcionan como un hotel. Cada vez que un extranjero llega, presenta el pasaporte y registra su país de origen, la ciudad de donde viene y, en algunos casos, el próximo destino. Los hostales están inscritos en las páginas de turismo de Medellín o en www.lonelyplanet.com, una guía clave a la hora de recorrer el mundo. En cuanto a las tarifas, oscilan entre los 13.000 y los 20.000 pesos la noche (tarifa similar en el resto del país). Algunos prestan servicio de Internet gratuito, todos cobran por el uso de la lavadora, y las hamacas se han convertido en elementos imprescindibles en su decoración. Especialmente en la Costa.

En Taganga, por ejemplo, a 10 minutos en carro desde Santa Marta, los mochileros y sus hamacas hacen parte del paisaje durante los 365 días del año. Allí hay seis hostales de este tipo y los viajeros llegan en manada con sus enormes morrales y, en algunos casos, a quedarse hasta tres meses. "Los mochileros han sido nuestra salvación", dice Omar Luna, subgerente del Hotel La Ballena Azul, al comentar el beneficio económico que hay detrás de este tipo de turismo. Incluso, a pesar de ser un hotel para turistas corrientes, hoy todas sus habitaciones están dispuestas para que hasta ocho se acomoden en cada una.

En países como Perú y Nueva Zelanda, por ejemplo, el turismo experiencial es pieza clave para la economía. Según un estudio reciente elaborado por el Ministerio del Turismo de Nueva Zelanda, los ingresos producidos por los mochileros (backpackers) quedan mejor distribuidos que los dejados por los turistas de elite. No son lo mismo 100 dólares que deja un turista corriente en el paquete 'todo incluido' de un solo hotel, que los 100 dólares de un mochilero repartidos en las tiendas, el hostal, los bares, los restaurantes y los buses, por ejemplo. Es por eso que el gobierno ha dispuesto toda una infraestructura en sus principales ciudades. En Auckland, por ejemplo, hay 25 hostales por toda la ciudad; algunos hasta de seis pisos y con capacidad para 300 mochileros. Estos lugares tienen lo que posiblemente un viajero podría necesitar: cocinas, una sala de video, un café y una agencia de viajes.

Sin ir tan lejos, en Perú pasa algo similar. Según un informe de la Comisión de Promoción del Perú, 2006 cerrará con 1.440 millones de dólares en divisas por turismo, casi el doble de lo obtenido en 2001, gracias al impulso que ha tenido el turismo en los últimos años, en especial el de los mochileros. "Notamos que los hostales de este tipo han aumentado en las provincias y hemos tenido que mejorar nuestra infraestructura", le dijo a SEMANA Patricia Pérez, investigadora de esta Comisión.

En Colombia no hay datos precisos sobre la cantidad de mochileros que ingresan en busca de aventuras y nuevas experiencias. Ricardo Cifuentes, asesor del viceministerio de Turismo, dice que en el Ministerio son más rigurosos a la hora de clasificar y por eso, cuando se habla de mochileros, tienen que incluir al turista de caminatas, al ecológico, al de aventuras, al cultural y hasta al religioso. En un rastreo elaborado por SEMANA en las principales ciudades del país, se pudo comprobar que la cantidad de hostales se ha duplicado en los últimos cuatro años. Según Cifuentes, esto se debe, en gran parte, a la seguridad y a la apertura de la industria frente al turismo experiencial.

Claro que nunca sobra un poco de precaución. La principal desventaja de ser extranjero en Colombia es que se nota. David Roosbach, un alemán de paso por Santa Marta, cuenta que por el solo hecho de ser alto y pelirrojo, se convierte en presa para los taxistas y los vendedores ambulantes que le triplican el precio de las cosas.

Hasta cierto punto, la tecnología se ha convertido en una herramienta para evitar problemas. Cientos de páginas están dedicadas a este tipo de turismo y otorgan información muy valiosa. Guías, mapas, precios, hostales, terminales de transporte donde se puede dormir, o las más peligrosas, e incluso clasificados en busca de compañeros de viaje. .

Pero por mucha Internet que haya, la espontaneidad seguirá siendo una consigna en esta clase de viajes. En uno de sus mejores pasajes, al inicio de Diarios de Motocicleta, Ernesto 'El Che' Guevara escribió: "Así quedó decidido el viaje que en todo momento fue seguido de acuerdo con los lineamientos generales con que fue trazado: improvisación". Una frase que reivindica hoy Thomas Sauvage, para quien lo único cierto después de tantos meses de viajes con mochila al hombro es que su próximo destino será Ciudad de México. Partirá la tercera semana de octubre y allí espera encontrarse con otros de su misma cultura, la de los mochileros.