CON VISTA AL MAR

El cultivo de las algas marinas empieza a conveltirse en una rentable industria alimentaria.

8 de julio de 1991

ALGUNOS PREFIEren la porphyria por su sabor de mariscos. Otros, la palmaria, cuyo aroma recuerda a la avellana. Los conocedores optan por la undaria, que deja en la boca el gustillo de la alcachofa. Estas son sólo algunas de las algas comestibles cuyo cultivo empieza a extenderse en las costas europeas. Ricas en vitaminas y sales minerales y pobres en lípidos, las algas serían, según algunos expertos, la solución al problema del hambre en el mundo. Y sus aplicaciones ya se están viendo. Lo que empezó como una moda importada de Japón, donde se consumen anualmente 700 mil toneladas, se está convirtiendo en una costumbre occidental.
Sólo en Francia su consumo actual alcanza a 200 toneladas.
En consecuencia, la producción natural ya no basta. Esto ha generado una nueva industria y la creación de praderas marinas en las que se cosechan una docena de algas comestibles que sirven para preparar los sofisticados