SALUD

Para dormir bien

Un nuevo libro ofrece algunos consejos prácticos para evitar el insomnio y conciliar el sueño según la edad.

15 de febrero de 2014

La falta de sueño es un mal moderno que afecta a millones de personas en el mundo. Se estima que más del 30 por ciento de los adultos sufre de algún tipo de trastorno, y entre el 10 y el 15 por ciento lo padecen de forma crónica. Guy Meadows, fisiólogo y fundador de la Clínica del Sueño en Reino Unido, publicó la semana pasada el libro The Sleep Book: How to Sleep Well Every Night, en el cual explica las razones de este mal endémico y cómo vencerlo.

Según las investigaciones de Meadows, hay 89 trastornos del sueño reconocidos que pueden afectar a gente de todas las edades. Sin embargo, las mujeres entre los 35 y 55 años pueden ser más propensas a padecerlos por los cambios hormonales que viven durante este periodo, cuando son madres y atraviesan la menopausia. “La comprensión de los cambios del sueño en cada etapa de la vida podría ser la clave para obtener un buen descanso y ser más longevos”, dijo Meadows a SEMANA. Por esa razón, el autor explica detalladamente lo que ocurre en cada edad.

Bebés y niños
(0 a 12 años)

Para mantener el reloj circadiano a buen ritmo es esencial que desde la infancia las personas desarrollen un patrón regular de sueño. Los niños que no aprenden a acostarse y levantarse a una misma hora son más propensos a sufrir trastornos en la adultez. Según Meadows, darles un baño media hora antes de acostarlos puede disminuir la temperatura corporal y promover el sueño durante la primera infancia. Es importante que eviten consumir alimentos o bebidas que contengan mucha cafeína o azúcar, y que usen con moderación la televisión, el computador y las tabletas.

Adolescentes y jóvenes 

(13 a 25 años)

Este es un periodo crítico debido a que la melatonina –la hormona que regula el sueño– está retrasada en los jóvenes un par de horas respecto a la de los adultos. Eso significa que la mayoría se acuesta a las once de la noche y no a las nueve, como cuando eran más pequeños. Además, el reloj biológico les pide por lo menos nueve horas de sueño, lo cual explica que se quieran levantar a las ocho de la mañana y no a las seis, cuando comienza la preparación para la jornada escolar. Además, las fiestas y el consumo de alcohol y estimulantes afectan el metabolismo y fragmentan el ciclo de sueño drásticamente. La clave es no abusar.

Padres de familia
(25 a 40 años)

En esta franja están los padres y por ello en este grupo es donde hay un mayor porcentaje de personas con interrupciones del sueño debido a la presencia de un bebé que llora y necesita ser atendido. Meadows les recomienda dormir pequeñas siestas de diez a 20 minutos durante el día mientras sus bebés también descansan. “Esto es suficiente para que mantengan el equilibrio y no pierdan su capacidad de alerta, la memoria y la productividad”, señala en su libro.

Mediana edad
(40 a 65 años)

Después de los 40, los trastornos del sueño son cada vez más frecuentes, lo que lleva a que algunos tomen medicamentos para contrarrestar el desvelo. Sin embargo, Meadows no los recomienda pues ofrecen una solución a corto plazo, pero no cierran el ciclo de insomnio. “Cuanta menos dependencia haya, mayor será la posibilidad de que el paciente recupere su habilidad natural para conciliar el sueño. Tomar una bebida caliente o leer en la cama puede ser útil”.

Tercera edad
(más de 65 años)

El mal sueño afecta a cerca del 50 por ciento de los adultos mayores. Aunque se cree que el cuerpo ya no necesita tantas horas, varios estudios han demostrado que sí es indispensable dormir al menos seis continuas. El problema en esta etapa es que a las personas les cuesta conciliar el sueño durante periodos largos, lo que genera trastornos y una sensación de fatiga constante. También la falta de vida social puede provocar desfases, por lo cual Meadows les recomienda a estas personas que mantengan su mente y cuerpo activos.