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Un libro que explora la posible presencia de vida en otros planetas afirma que la humanidad muy pronto sabrá si la hay o no en otros mundos.

7 de mayo de 2001

Uno de los deseos más antiguos de la humanidad ha sido conocer los misterios que esconde el cosmos. Y en este vasto tema tal vez la preocupación más persistente ha sido averiguar si existe alguna forma de vida en otros mundos. Muchas teorías se han postulado pero la pregunta hasta el momento permanece sin respuesta. Pero todo parece indicar que las actuales generaciones tendrán el privilegio de descifrar el acertijo. Así lo afirma el astrónomo Germán Puerta, quien acaba de escribir el libro Vida en otros mundos, en el cual se responden muchas de las inquietudes sobre vida extraterrestre que han acosado a todos desde tiempos inmemoriales.

El libro parte de la premisa de que hay que hablar del origen del universo y del sistema solar para hablar de vida en otras partes. Además explica los hallazgos más importantes en el tema.

Desde hace años, por ejemplo, se sospecha de la presencia de agua en Marte. Las fotos tomadas por el Mars Global Surveyor muestran zanjas y cauces que hacen suponer la presencia de flujos líquidos que corren por debajo de la superficie del planeta rojo. En la próxima misión a Marte, que comienza en junio y en la cual se enviarán naves no tripuladas a ese planeta, se tomarán muestras de suelo que luego se examinarán en la Tierra para confirmar estos datos.

Gracias a las fotografías enviadas por la sonda Galileo también se especula que hay hielo en Europa, una de las lunas de Júpiter. En Ganímedes, el satélite más grande del sistema solar y que también gira alrededor de Júpiter, se cree que fluyen corrientes de agua interiores.

Buscar vida en el espacio no es una tarea fácil. En esta aventura, según explica Puerta, los astrónomos han enfocado sus esfuerzos en buscar estrellas parecidas al Sol. La mayoría de las vecinas son viejas o demasiado jóvenes, por lo tanto es muy poco probable que los planetas que las rodean tengan vida como se conoce en la Tierra. Pero entre ellas sobresalen algunas localizadas en la constelación del Centauro que serían maduras, radiantes y estables como el Sol.

Pero una buena estrella no es suficiente para que haya vida en otros mundos. También se requiere un planeta rocoso, con una órbita estable, que no sea muy grande, que posea agua y que se encuentre a una distancia relativa de la estrella, como sucede con la Tierra. “Los más lejanos a la estrella son muy fríos y los más cercanos demasiado calientes para albergar vida”, dice Puerta. Los científicos han tratado de buscar planetas en las estrellas vecinas a partir de una técnica que mide las perturbaciones que éstos provocan en el movimiento de su estrella. Pero la técnica sólo permite hallar los planetas más grandes, como Júpiter. Para detectar los más pequeños se establecerán en los próximos años unos telescopios interferométricos espaciales que girarán en la órbita de la Tierra. Pero lo más interesante es que estos aparatos podrán detectar la composición de la atmósfera de los planetas. “Buscarán ozono porque este elemento es producto de procesos biológicos específicos”, afirma Puerta.

Las probabilidades de que exista vida en otros mundos son altas. Se estima que hay 300.000 millones de estrellas en las galaxias del universo. El 50 por ciento de ellas son como el Sol y se cree que el 10 por ciento tienen sistemas planetarios. “Sería egoísta de nuestra parte afirmar que las maravillas del cosmos están reservadas para este planeta”, dice Puerta.

Pero para comprobarlo hay un obstáculo. Las estrellas más cercanas (Proxima Centauri y Alfa Centauri A y B) están a más de cuatro años luz, una distancia imposible de recorrer con los medios tecnológicos disponibles en la Tierra. Por eso, aunque se detectaran otras formas de vida en mundos lejanos, aun en estadios primarios, sería difícil establecer un contacto directo.

Aunque ya hay evidencia de la existencia de otros mundos por fuera del sistema solar, por ahora la Tierra es el único lugar del universo donde se ha comprobado la presencia de vida. Un privilegio que será exclusivo de este planeta hasta que la ciencia demuestre lo contrario.