T R A T A M I E N T O

Corazón valiente

El corazón artificial Abiocor podría solucionar el problema de donantes que enfrentan quienes tienen falla cardíaca severa.

6 de agosto de 2001

La semana pasada un paciente de 50 años con enfermedad coronaria aguda a quien sólo le pronosticaban un mes de vida recibió un corazón artificial y con ello una prolongación a su existencia. En una cirugía que duró siete horas, los médicos del Jewish Hospital en Louisville Kentucky, colocaron en el pecho del paciente un ejemplar de Abiocor, un corazón de pilas diseñado por la compañía Abiomed que reemplaza las funciones del corazón humano, es decir, bombea sangre a los pulmones y al resto del cuerpo al mismo ritmo del corazón. El aparato consiste en una unidad torácica que pesa un kilogramo. Esta unidad incluye dos ventrículos artificiales con válvulas y un sistema hidráulico de bombeo activado con un motor. La velocidad del bombeo se controla internamente con un aparato y su batería es recargada a través de una pila externa que se coloca alrededor de la cintura.

Aunque es el segundo corazón artificial que se instala en un ser humano la noticia causó conmoción debido a su incidencia en la medicina. Actualmente el tratamiento de primera línea para un paciente con falla cardíaca severa es el trasplante de corazón. Pero para ello es necesario que existan donantes con especificaciones muy claras, es decir, que hayan tenido muerte cerebral y que su sistema inmunológico sea compatible con el del paciente. No obstante en las últimas décadas la curva de donantes se ha estabilizado mientras que el índice de pacientes para trasplantes ha aumentado. Esto significa que hay más personas con necesidad de trasplantes que donantes disponibles. Este desequilibrio ha hecho que muchos de ellos mueran esperando un órgano. Ante este problema los científicos han ideado nuevos mecanismos para mantener con vida a estos enfermos y uno de ellos son los corazones artificiales. Sin embargo, los modelos estándar —que aún son utilizados— son asistentes del corazón que requieren que el paciente siempre se movilice con ellos como si tuviera un morral al hombro. Estos corazones artificiales no sólo son aparatosos sino que también tienen riesgo de infecciones y de aparición de trombos que pueden afectar la salud del paciente. “Por eso sólo son utilizados como puente para trasplante es decir, mientras aparece un donante”, afirma Efraín Gómez, cardiólogo de la Clínica Shaio.

Con Abiocor las cosas podrían ser distintas. Aunque la cirugía realizada hace parte de los experimentos con humanos que debe pasar antes de la aprobación del aparato por la FDA, se espera que tenga menos problemas de infección que el corazón artificial actual. Además su costo sería sólo de 25.000 dólares, un precio muy atractivo si se tiene en cuenta que los corazones artificiales actuales cuestan 70.000. Y lo mejor, su uso sería permanente. Se espera que este aparato cambie las expectativas de vida de los enfermos con falla cardíaca. Estos pacientes tienen 70 por ciento de probabilidades de morir en el curso de un año. Con Abiocor 70 por ciento estarían vivos en los siguientes 10 años.

Se trata, pues, de un aparato que tendrá un gran impacto en la sociedad pero aún faltan muchas más pruebas además de los estudios clínicos antes de que se comercialice masivamente. Mientras esto sucede los investigadores seguirán buscando nuevos caminos para reemplazar aquellos corazones que fallan.