¿Cuál es su tipo?

Un libro que ha vendido un millón de ejemplares establece que la clave para vivir en forma es seguir una dieta de acuerdo con su grupo sanguíneo.

21 de febrero de 2000

Hasta hace poco conocer el tipo de sangre sólo servía para evitar reacciones inmunológicas fatales en el momento de una transfusión. Pero desde hace una década, algunos expertos dedicados a explorar el tema han llegado a la conclusión de que el tipo de sangre es un complejo sistema que controla muchos aspectos de la vida de las personas.

Gracias a los estudios muchos expertos creen que el grupo sanguíneo dice más de la persona que la cultura, la raza o el lugar geográfico de donde proviene. Incluso piensan que define la personalidad y puede llegar a establecer si hay química entre un hombre y una mujer.

Otros especialistas, como Peter J. D’Adamo, han llevado sus investigaciones más lejos y aseguran que en el grupo sanguíneo está la clave para tener una vida saludable y prolongada.

D’Adamo, un médico naturopático de Stamford, Connecticut, quien ha dedicado su vida a explorar el tema y hoy es famoso gracias a su libro Eat right for your type (Coma bien de acuerdo con su tipo), del cual se ha vendido un millón de ejemplares en el mundo, está convencido de que en el tipo de sangre radica la clave para abrir la puerta a los misterios de salud, enfermedad, longevidad, vitalidad física y fuerza emocional.

Aunque esos objetivos —vivir bien y durante mucho tiempo— son suficientemente atractivos para seguir los consejos de D’Adamo, lo que más ha interesado al público lector es que sus teorías ayudan consecuentemente a mantener el peso perfecto sin mucho esfuerzo sólo comiendo lo que el organismo, de acuerdo con el tipo sanguíneo al que pertenece, puede tolerar.

Y es que así como no se le puede poner gasolina corriente a un motor tipo Diesel el organismo de cada ser humano no puede tolerar todos los alimentos. “El alimento de uno es el veneno de otro”, dice D’Adamo.

El especialista explica que por el tipo de sangre cada persona tiene reacciones químicas diferentes frente a la comida. Como se sabe, los grupos sanguíneos están basados en dos antígenos, el A y el B. Los antígenos son elementos capaces de inducir una reacción inmunológica. La presencia o ausencia de antígenos y anticuerpos en las células rojas determinan el tipo de sangre que un individuo puede recibir. Esto significa que una persona ya contiene anticuerpos contra cualquier antígeno que el organismo no fabrique. Así, si una persona de tipo A recibe sangre de tipo B puede resultar en un aglutinamiento de la sangre, es decir, en un aumento de glóbulos rojos en un intento por destruir las células del donante, a quienes considera cuerpos extraños, proceso que podría causar la muerte.

Y así como se produce una reacción inmunológica cuando se recibe una transfusión de sangre de un tipo no compatible, D’Adamo opina que ciertas clases de comida provocan una reacción similar en ciertos grupos sanguíneos.

La clave para entender el asunto está en las lectinas, unas proteínas naturales presentes en muchas comidas que se pegan a los carbohidratos y que pueden resultar tóxicas en personas con cierto tipo de sangre. Si su tipo de sangre ve a las lectinas como seres amigables el organismo funcionará bien. Pero si los ve como enemigos puede desencadenar reacciones que perturbarán el normal funcionamiento del cuerpo. “Por eso es clave conocer cuáles lectinas son las enemigas de su cuerpo”, dice D’Adamo.

Dependiendo del tipo de sangre las lectinas pueden inflamar el sistema digestivo, interferir con el proceso digestivo, haciendo que el cuerpo retenga agua, estancar el metabolismo e impedir que la persona queme calorías eficientemente, parar la producción de insulina y dañar el balance hormonal.

La conexión entre dieta y tipo de sangre no es radical pero, según D’Adamo, una de las consecuencias de comer bien es la pérdida de peso. Según él en esta relación está la respuesta a la pregunta de por qué algunas personas pierden peso con ciertas dietas mientras que otras no. Esto sucede, según el especialista, porque algunos alimentos aceleran el metabolismo y otros lo retardan. Si sucede lo último es posible que el cuerpo demore más tiempo quemando grasa y por lo tanto la persona aumente de peso.

A pesar del éxito que ha tenido el libro y de los miles de casos de personas que han bajado de peso y se sienten sanas y vigorosas después de haber seguido los lineamientos de D’Adamo, hay quienes piensan que sus aseveraciones no tienen ningún rigor científico. Algunos expertos afirman que las dietas basadas en el grupo sanguíneo no tienen fundamentos reales pues las lectinas se destruyen durante la cocción de los alimentos y aun si se tomaran en forma natural no provocarían ningún daño en el organismo.

Pese a las críticas la teoría de este médico ha causado tal curiosidad que acaba de lanzar un nuevo libro llamado Cook right for your type (Cocine bien para su tipo), en el cual ofrece recetas para cada uno de los tipos sanguíneos.

Todo indica que aún quedan muchos ángulos por explorar sobre este tema, no sólo en su relación con la nutrición y la salud sino también en temas como la personalidad y, como sucede en el Japón, en su incidencia para encontrar trabajo, amigos y amor.