CUANDO CALIENTA EL SOL

Los rayos ultravioleta son en un 80 por ciento responsablesdel envejecimiento prematuro <BR>de la piel. Por fortuna hay maneras para prevenir y tratar sus destructivos efectos.

15 de noviembre de 1999

Un anhelo innato del ser humano ha sido vivir más y en mejores condiciones. En ese
objetivo se ha empeñado la ciencia en este siglo con excelentes resultados. La expectativa de vida hoy
ronda los 70 años mientras que100 años atrás difícilmente la humanidad pasaba de los 50. Pero en la
medida en que se vive más, la gente también espera lucir mejor. Por eso desde hace un tiempo la
medicina ha puesto sus ojos en el tema de la cosmética, que antes estaba dominada por las viejas
recetas caseras que en ciertos casos daban resultados excelentes pero de las que nadie tenía
ninguna garantía científica.
Ese reciente interés médico por la cosmética se nota en los congresos de dermatología, en los
cuales una buena parte del programa académico hoy se dedica al área de la cosmiatría, disciplina que
busca no sólo prevenir sino reparar los daños causados por el sol en la piel. El VIII Congreso Europeo
de Dermatología y Venereología realizado en Amsterdam, Holanda _en el cual participó la revista
SEMANA_ no fue una excepción. Allí expositores y compañías farmacéuticas mostraron sus
últimas investigaciones alrededor del fotoenvejecimiento, un proceso ocasionado por los rayos
ultravioleta del sol, que provocan síntomas de vejez prematura en las personas de piel blanca y
sensible.
El fotoenvejecimiento en gran parte lo producen los rayos ultravioleta del sol, la luz de los monitores de
los computadores, las bombillas blancas y las cámaras bronceadoras, aunque existen otros factores
de riesgo como el cigarrillo, el estrés y el alcohol. Según Alejandro Cordero, dermatólogo argentino
presente en ese evento, a la edad de 20 años la piel de una persona ha recibido la mayor parte de la
exposición a estos rayos de su vida. Las consecuencias se pueden empezar a observar desde los
35 años y en algunos casos más severos _en especial en los de aquellas personas que adoran el sol_
tan temprano como a los 25.
Los rayos ultravioleta ocasionan manchas, arrugas y líneas finas. Estas habrían aparecido mucho más
tarde o tal vez nunca si la persona se hubiera cuidado de la radiación solar. Además los ultravioleta
causan resequedad de la piel, así como un adelgazamiento de la misma, lo cual deja traslucir esos
finos hilos rojos que no son otra cosa que vasos sanguíneos y capilares quebrados.
La parte más angustiante del proceso es que el daño ocasionado queda grabado y se acumula. Por
eso, como lo explica la dermatóloga Marta Patarroyo, "las arrugas prematuras no tienen que ver con la
última bronceada sino con la sumatoria de todas las exposiciones al sol".
La radiación solar afecta la estructura normal de colágeno y elastina que forman la dermis, una capa
profunda de la piel. Esta estructura es como una malla muy bien tejida que sirve de soporte a la
epidermis. El colágeno y la elastina actúan como resortes para dar también la suavidad y textura que
la piel normal debe tener. Pero cuando se daña esta red y sus resortes pierden elasticidad se afectan
las capas exteriores. "Y sin el soporte se abre una especie de zanja que desde la superficie se observa
como una arruga", dice el cirujano otorrinolaringólogo Hernando Harker.
Aunque hoy se vive más, la gente se arruga mucho más rápido que antes. Según Klaus Hoffman,
dermatólogo alemán presente en el congreso, este hecho tiene su explicación en la cultura de adorar
el sol que ha sido adoptada especialmente por el mundo occidental. El riesgo es aún mayor para las
personas que viven en el trópico y en general para las mujeres y hombres latinos, "donde por hábito el
sol se disfruta en dosis bastante generosas", dice Cordero.
Pero, más allá de la estética, estos mismos rayos pueden ocasionar problemas graves de salud e
incluso la muerte, pues al afectarse la estructura de la piel se crea una condición favorable a un cáncer
de piel. Como dijo el dermatólogo Juan Guillermo Chalela, es posible que la persona desarrolle un
carcinoma basocelular, uno de los tumores de piel más benignos y frecuentes, que si bien no mata
produce grandes deformidades en la cara. "Pero también está el otro extremo que es el melanoma, tal
vez el cáncer más maligno de todos", afirma el experto.
Aunque no existe una fórmula mágica sí hay un buen portafolio de técnicas y tratamientos no
invasivos disponibles que han sido científicamente comprobados, no sólo para prevenir sino para aliviar
el daño ya ocasionado a la piel. Según Klaus Hoffman, este cuidado debe empezar desde que la
persona nace porque si se espera a que las primeras señales de envejecimiento aparezcan ya
puede ser demasiado tarde. Y en cuestiones de la piel muchas veces las apariencias engañan pues ,
como dice Harker, a los 20 puede lucir sana a simple vista pero bajo el microscopio ya se ven las
señales del deterioro. Por esto lo mejor es aplicar el viejo refrán de prevenir antes que lamentar y
empezar a consentir la piel para lucir a los 50 como de 30.

Un rayito fatal
La piel tiene un proceso de envejecimiento normal como el que sufre todo el organismo, el cual viene
lentamente. Según Chalela, la vejez en la piel se nota en las manchas y cambios de coloración, la
dificultad para la reparación de las heridas, mayor facilidad de infección y resequedad. Contrario a lo
que muchos creen, las arrugas no hacen parte de los signos del envejecimiento natural sino de un
proceso mediado por factores externos, como el sol, al que se denomina fotoenvejecimiento. Se
estima que el sol es, en un 80 por ciento, el culpable de las arrugas prematuras de las personas.
La luz ultravioleta se compone de rayos UVA, UBV y UVC. Los rayos UVC son absorbidos por la
capa de ozono y por lo tanto no afectan la piel. Los otros dos sí la afectan aunque de manera
diferente. Los rayos UVB llegan sólo a la epidermis. Cuando se está mucho tiempo al sol esta
radiación estimula la producción de melanina, sustancia oscura que se acumula en la superficie de
todas las células de la epidermis y produce el bronceado. En realidad es un mecanismo de defensa de
la piel para protegerse de la luz solar. Con el tiempo ese bronceado causa una división celular y
provoca una textura superficial gruesa y sin brillo que luego produce una escamación o cambio de piel.
(Ver gráfica)
Mientras esto sucede los rayos UVA llegan a capas más profundas de la piel, como la dermis, y
afectan la red de elastina y colágeno que soportan la epidermis. "Con el tiempo la acción del sol
causa profundos cambios en la morfología de la piel y su función", aclara Klaus Hoffman, experto
dermatólogo del Bochum University Hospital, en Alemania. Pierde además su textura, elasticidad
y humedad. Como consecuencia, aparecen las arrugas, manchas y sutiles venas rojas o vasos
capilares quebrados.


Factores de riesgo
1. Intrínsecos: tienen que ver con la genética de la persona, es decir, con el tipo de piel que heredó de
sus padres. Si la piel es blanca, debido a que tiene poco pigmento melánico, es más susceptible de
afectarse por diversos factores. Cuando la piel es morena tiene una especie de pantalla solar natural
que la protege mucho más.
2. Ambiental: los que más se destacan son: S El sol S La polución S El alcohol S El estrés S El
cigarrillo S El aire acondicionado

¿Que hacer?
El fotoenvejecimiento puede prevenirse y tratarse. Aquí están algunas de las recomendaciones de
los expertos. La gran mayoría requiere supervisión especializada, por lo cual se recomienda
recurrir a un médico dermatólogo antes de utilizarlas.
* Protector solar: desde los 2 años un niño debe empezar a usar en forma diaria protector solar por el
resto de su vida y no sólo en las vacaciones de playa. Los protectores no son ciento por ciento
efectivos, de modo que la mejor prevención es no exponerse al sol por largos períodos. Como medida
general un adulto debe usarlo tres veces al día. Los habitantes de Bogotá y zonas altas deben ser
más cautelosos con el sol pues la radiación es más intensa.
* Antioxidantes: los agentes antioxidantes, como las vitaminas E y C, disminuyen la presencia
de radicales libres, que causan el degeneramiento de las células. Los médicos recomiendan Imedeen,
un complejo biomario que, tomado diariamente, cumple la función antioxidante y restituye la red de
elastina y colágeno. Con esto se logra que las arrugas y líneas finas y manchas desaparezcan.

* Acido retinoico: este derivado de la vitamina A viene en cremas, geles y lociones y es de
aplicación tópica. Actúa en el interior de la célula, donde estimula la síntesis de nuevas fibras de
colágeno y elastina. Además aumenta la angiogenesis, es decir, la formación de nuevos capilares que
irrigan nutrientes y oxígeno a la dermis.
* Alfahidroxiácidos: son cremas con derivados de productos naturales como la leche, caña de azúcar,
cítricos y otras frutas, entre las que se encuentra el ácido glicólico. Actúan en la unión intercelular de
la piel y ayudan a renovar la capa más superficial para exponer las células nuevas y promover su
regeneración. También aumentan el depósito de colágeno, lo cual ayuda a reducir las arrugas y
cicatrices.
* 'Peeling': estas exfoliaciones sirven para remover las células superficiales de la epidermis, lo que
permite el engrosamiento de las capas profundas de la piel. Lo anterior estimula la produccción de
colágeno nuevo.
* Láser: remueve la capa superficial de la piel. Al hacerlo promueve la formación de nuevas fibras
de cólageno y elastina y hace que las arrugas desaparezcan.
* Emolientes: los dermatólogos recomiendan aplicar dos veces al día una crema humectante de
acuerdo con el tipo de piel para mantener la humedad de la epidermis.
* Alimentación: una dieta balanceada, con frutas y verduras, ayuda a mantener la piel saludable.
* Agua: las personas deben tomar entre ocho y 10 vasos de agua al día para restituir con mayor
facilidad la pérdida natural de este elemento.
* Microdermoduración: los efectos de ciertas cremas se pueden potencializar con esta técnica que
mejora el microrrelieve de la piel, la empareja y la succiona para estimular la producción de
colágeno. Es una técnica no invasiva ni incapacitante que frena el proceso de formación de arrugas.