CUANDO DORMIR SE TRATA

Las personas que tienen ataques frecuentes de sueño durante el día pueden estar padeciendo <BR>una agotadora enfermedad.

1 de marzo de 1999

Si hay algo peor que el insomnio es precisamente el exceso de sueño. Y aunque parezca una
contradicción, la verdad es que las personas que padecen de hipersomnio sufren toda una tortura ante la
dificultad para despertarse cada mañana y la imposibilidad de permanecer despiertas en diferentes
momentos del día. Según la medicina del sueño el ser humano invierte la tercera parte de su vida en dormir,
es decir entre 7,5 y 9 horas diarias. Pero quien sobrepasa este último límite y requiere dedicar más tiempo del
día a esta actividad puede comenzar a sospechar de una anomalía. La mayoría de pacientes ignora que
tiene un problema, no solo por desconocimiento sino por temor a pasar ante los ojos de los demás
como un holgazán. Pero cuando sus actividades cotidianas resultan afectadas y no soporta un codazo más en
la junta de trabajo o se duerme manejando el carro, entonces es probable que busque ayuda. "El hipersomnio,
comparado con el insomnio, no solo es más grave sino también más difícil de tratar porque, entre otras cosas,
el sujeto difícilmente lo identifica como un problema", afirma el somnólogo bogotano Miguel Dávila Silva. En
este sentido el trastorno más común es el 'síndrome de sueño insuficiente'. Se presenta cuando la persona no
descansa bien por períodos largos y entonces comienza a presentar microsueños que no duran más de 10
segundos pero que son suficientes para distraer su atención frente al volante, en clase o en medio de una
cirugía. Pero si bien este síndrome de insuficiencia de sueño se trata con un buen descanso hay otros
problemas que generan somnolencia diurna excesiva y que no desaparecen con un simple pestañeo: el
hábito de roncar, la narcolepsia y el hipersomnio ideopático. De acuerdo con el doctor Dávila Silva, "el
paciente que parece un motor Diesel cada noche no solo molesta a su pareja; quien ronca excesivamente y
además presenta amneas (falta de oxígeno) de dos y tres veces por minuto, que lo obligan a despertar, no
puede, por razones obvias, conciliar un sueño profundo y reparador. Este es un firme candidato para el
hipersomnio diurno". Otra enfermedad, no tan común, pero que puede aparecer entre los 15 y los 30 años, es
la narcolepsia. Esta se manifiesta a través de un sueño nocturno perturbado, alucinaciones al comenza a
dormir o al salir del sueño, pequeñas parálisis _la persona se despierta y siente que no se puede mover_ y
ataques de debilidad inducidos por la emoción denominados cataplejia. "Hace un buen tiempo tuve un
paciente aficionado al tenis y los episodios de cataplejia se le presentaban cuando su contrincante le
respondía una buena bola. La emoción era de tal magnitud que inmediatamente perdía el tono muscular, se
desgonzaba y caía de rodillas en la cancha, envuelto en un súbito agotamiento", comenta el doctor Dávila
Silva. La cataplejia es precisamente lo que diferencia a la narcolepsia del hipersomnio ideopático, consistente
en la pérdida de capacidad de respuesta inmediata frente a una situación comprometedora. Lo cierto es que
cualquiera que sea el origen de la somnolencia diurna excesiva la persona debe ponerse en manos de un
especialista. La medicina del sueño no solo se ocupa de los que no pueden dormir en las noches. También
cura a los que lo hacen como maniáticos durante el día.