DE DOBLE FILO...

La testosterona mantiene vivo el deseo sexual e la mujer pero con un costo: el bigote

3 de junio de 1991


LA VIEJA POLEMIca sobre la necesidad de suplementos hormonales para las mujeres que atraviesan la menopausia, ha encontrado un nuevo tópico. Recientes investigaciones -realizadas en Canadá, Estados Unidos y Gran Bretaña- sugieren que una pequeña dosis de testosterona puede enriquecer la sexualidad femenina. Sin embargo, no todos los especialistas están de acuerdo en la conveniencia de este afrodisíaco clínico que, aseguran, también puede tener desastrosos efectos colaterales.

Aunque anteriormente la batalla contra los efectos de los bajos niveles de testosterona no empezaba sino después de la menopausia, actualmente, cuando muchas mujeres jóvenes deben ser sometidas a histerectomías o a la extirpación quirúrgica de los ovarios -lo cual desencadena una menopausia precoz-, la extinción de la libido ha dejado de ser sólo un problema de quienes sobrepasan la cincuentena. Como se sabe, el organismo femenino produce normalmente, junto con el estrógeno -hormona femenina-, una pequeña cantidad de testosterona -hormona masculina. Normalmente, cuando los ovarios dejan de trabajar, la glándula suprarrenal asume la producción de testosterona. Pero cerca del 10 al 15 por ciento de las mujeres que han perdido la función de sus ovarios no consiguen la cantidad necesaria. Según los estudios, cuando estos niveles descienden dramáticamente -después de la menopausia, una cirugía de remoción de ovarios o de un tratamiento de quimioterapia- pueden ocasionar la pérdida total del deseo sexual.

La testosterona, piloto supremo de la sexualidad masculina, es actualmente considerada una hormona de la libido para ambos sexos. Pero los científicos aún no se ponen de acuerdo sobre si la testosterona puede restaurar la libido femenina. Muchos aún dudan si realmente ayuda a las mujeres o simplemente actúa como placebo, solucionando un problema que tiene origen sicológico. Aunque a menudo se dice que el problema tiene que ver más con la mente que con las hormonas, lo cierto es que algunos científicos han comprobado que el deseo sexual revive dramáticamente con la terapia hormonal.
Una nueva evidencia de que la testosterona puede enriquecer la sexualidad de la mujer es una investigación dirigida por la doctora Barbara Sherwin, de la Universidad McGill, de Montreal. En el estudio, realizado con mujeres jóvenes sometidas a una histerectomía, se les suministró a las pacientes indistintamente inyecciones de estrógeno, combinaciones de estrógeno y testosterona o un placebo, monitoreando semanalmente su actividad sexual. ¿El resultado? Se encontró que aquellas mujeres cuya sexualidad había disminuido experimentaban un aumento en el deseo sexual después de que recibían la preparación de estrógeno y testosterona. Esto, sin embargo, no sucedía cuando recibían solamente estrógeno o cuando las inyecciones eran reemplazadas por un placebo. La investigadora sostiene que este tipo de tratamientos han sido virtualmente ignorados por la comunidad médica debido a a los tradicionales prejuicios acerca de la sexualidad de la mujer en la tercera edad.