DEL CUARTO DE SAN ALEJO A LA CALLE

La afición por la restauración de carros viejos nació hace medio siglo en Colombia

19 de septiembre de 1983

La fiebre de los antiguos empezó como un hobby en las principales ciudades europeas y norteamericanas hacia los años treinta y su contagio llegó a Colombia en la década de los cincuenta, haciéndose una enfermedad endémica o de difícil curación, que tiene en el Club de Clásicos y Antiguos su foco más activo de difusión.
Sin embargo, los "Clásicos y Antiguos" han tenido que ganarse esa posición y hasta librar una enconada lucha para disfrutar de las ventajas laborales de las que ahora gozan.
En Bogotá sólo unos 150 vehículos, provenientes de las más exclusivas familias europeas y norteamericanas, han alcanzado el privilegio de portar las placas del Club, según informa su presidente y entusiasta difusor, Robert Moore.
La actividad del Club ya ha creado una mentalidad entre los automovilistas nacionales y hoy en día existen en Medellín y Cali organismos similares.
CONQUISTAS LABORALES
El CLAC -Club de Clásicos y Antiguos- inició actividades hace 26 años, siendo su presidente y principal gestor el conocido diplomático, Hernán Tobar, quien dio las primeras puntadas en defensa del automóvil y logró que los mayores de 25 años tuvieran derecho a ingresar como socios activos y fueran exonerados del pago de impuestos.
Pero, como le pasa a cualquier otro pensionado, las revisiones de leyes y reglamentos tienen amenazadas sus conquistas laborales. En efecto; el límite de edad fue aumentando por el CLAC a partir de este año para socios nuevos a 35 años, lo que equivale a la descalificación de los "sardinos" nacidos después de 1948, que deben rodar todavía mucho tiempo para ganarse esa distinción.
Las nuevas reformas tributarias han tocado el terreno de los Antiguos y Clásicos, que están a punto de resultar afectados con el impuesto de rodaje.
Los propietarios y admiradores de estas "joyas" han puesto el grito en el cielo y han expresado por todos los medios que es injusto, que ya no se respeta a los "ancianos", y aclaran que estos automóviles ya casi no ruedan, y que sus eventuales apariciones por las vías públicas son para asistir a algún acto social importante como los desfiles tradicionales o esporádicos paseillos domingueros a través de los cuales sus dueños quieren darse "caché" en los días soleados .
EL PESO GENERACIONAL
A nivel internacional es el Classic Car Of América el que fija las pautas que deben seguir los coleccionistas para la reconstrucción y mantenimiento de los viejos.
Cada modelo y hasta cada automóvil del mismo modelo es un caso especial. El tiempo deja su marca y para los antiguos propietarios es un verdadero orgullo matricular su carro en el CLAC, algo comparable con la emoción de un padre que ve a su hijo graduarse en la universidad.
Hay carros de familia que han resistido hasta tres generaciones "encima" y permanecen impecables como el día en el día en el que salieron de fábrica, como es el caso de Packard-37 de Antonio Durana (q.e.p.d.), uno de los primeros en ingresar al Club y que hoy pertenece a su hijo Roberto Durana.
Roberf Moore asegura que "es un orgullo tener uno de estos carros" y revela que en el caso de los vehículos reconstruidos o recuperados, para el dueño significa un reto, que en no pocas oportunidades se convierte en hazaña. Esa labor de verdadera relojería lleva generalmente varios años y exige una inversión que supera el medio millón de pesos.
ANTIGUOS Y CLASICOS
Como un viejo tesoro familiar que un buen día es rescatado del cuarto de San Alejo y con el tiempo adquiere un valor inesperado, los carros antiguos en buena medida han sido rescatados y desempolvados de los más diversos lugares.
Lo que alguna vez fue un coche tan popular como lo son ahora para los colombianos las modernas versiones de Renault o Fiat adquiere, después de estar fuera de uso por varios años, un valor especial que se confunde entre el sentimental y el comercial.
Es difícil avaluar un carro viejo pero como guía a los lectores puede mencionarse que el Chrysler-48 de Gustavo Matallana fue vendido en 900 mil pesos, mientras que un Buick-48 de características similares y también con placas de "Clásicos y Antiguos" lo compró un coleccionista en 700 mil pesos.
Robert Moore, quien dedica el tiempo libre a los carros viejos y el resto a "tubos Moore", aclara que "no todos los Clásicos son Antiguos ni todos los antiguos son Clásicos".
En el país existen sólo unos 20 Clásicos, mientras que los Antiguos pueden sobrepasar los 200, incluyendo únicamente en esta lista los que ya están matriculados y portan la exclusiva placa.
Un carro antiguo de acuerdo con los nuevos reglamentos es el que tiene más de 35 años, mientras que el clásico es aquel que fue hecho exclusivamente para un cliente y su construcción es generalmente artesanal y anterior a la Segunda Guerra Mundial.
En ésta última categoría se encuentran el famoso Packard Limousine-42 de Eduardo Santos, el Pierce Arrow-19 de Gabriel Ferro, del cual sólo existe un homónimo en Estados Unidos, o el Lincoln Continental-41 de Bernardo Ucross.
DOS GOMOSOS
Para hablar del hobby de los automóviles antiguos y clásicos necesariamente hay que citar que por lo menos dos personajes, sin los cuales es probable que se hubieran perdido definitivamente invaluables joyas de la industria automovilística de la preguerra: Hernán Tobar, fundador del CLAC, y Tomás Steuer fundador del club Los Tortugas y primer "loco" que superó la barrera de los 200 kph por nuestras carreteras nacionales a bordo de un auténtico "monstruo" en 1952, han sido tal vez los que han aportado su mayor cuota de sacrificio en la artesanal industria de la restauración automovilística.
Entre los carros que "paró" Hernán Tobar cuando el hobby de los antiguos era considerado en Bogotá una "chifladura", puede recordarse un Chrysler-48 Coupe, hoy propiedad de Oscar Pérez Gutiérrez, gerente de Corferias, y sólo un clásico, el carro más antiguo de Colombia: un Cadillac 1919.
Tomás Steuer es quizá el coleccionista que posee la muestra más exclusiva de automóviles en el país, a los cuales, según sus propias palabras, dedica más atención que a su misma familia o al trabajo como gerente de su compañía.
La "fiebre" de Steuer empezó con los carros hace 31 años, cuando desafiaba la vida intentando romper marcas e imponer las suyas propias en memorables jornadas a bordo de un MG-TD-53 con el que ganó la "doble a Chipaque", o en el Allard-Cadillac-52 que, según recuerda, "en cada circuito cambiaba los promedios a medida que iba consumiendó los 44 galones de combustible y perdía peso, hasta llegar a los 225 kph. El Allard con su estructura de aluminio y motor de 5.420 c.c. y 4 carburadores, era más difícil de manejar hacia adelante que una tractomula en reversa".
El raro modelo de Cadillac es hoy en día un clásico único en el país y de los pocos que tal vez existen en el mundo.
LA RESTAURACION
El proceso es lento y nunca se debe improvisar. Se trata de que el automóvil quede totalmente fiel a su estado original hasta en sus mínimos detalles.
Para los que se inician en la tarea es necesario informarles que ellos no son los únicos locos en el oficio y que en el mundo entero existen miles de asociaciones que agrupan a los socios por marcas de carros, modelos, estilos y hasta tamaños, los cuales tiene por objeto suministrar información y facilitar la consecución de partes originales.
Igualmente hay eventos de gran interés para los coleccionistas como el que se celebra todos los años entre el 5 y 9 de octubre en Hershey, Pensilvania, que es un verdadero "mercado de las pulgas", donde personas del mundo entero llegan a vender y a comprar toda suerte de piezas y a buscar contactos para futuras transacciones.
EL AUTOR Y SU OBRA
Con su estilo elegante pero descomplicado Tomás Steuer, un ingeniero mecánico de 52 años de edad, accedió gustoso a revelar a SEMANA los secretos de su apasionante oficio.
Los carros de mostrar están celosamente guardados en el salón de exhibición de maquinaria de ADMA, en plena zona industrial de Bogotá. La muestra se abre con el imponente Buick-35 Town Sedán de color habano, que hace juego perfecto con su interior de paño del mismo color y el acabado en madera de sus partes incluyendo el piso, el mecanismo de las puertas y obviamente el tablero.
El Allard-Cadillac no podía faltar, tampoco un raro modelo de Austin fabricado en los Estados Unidos en 1930, que es el clásico más pequeño que se conoce en el país.
Como un artista que está a punto de terminar su obra, éste Rumano nacionalizado en Colombia, conduce a sus visitantes hasta un taller especializado para enseñarnos el carro que más dolores de cabeza le ha costado, y que está casi listo después de 30 años de minuciosa restauración: un Mercedes Benz-34 de corte clásico que perteneció a la legación alemana en Colombia antes de la segunda guerra y que manejaba Hernando Roa Sierra, hermano del supuesto asesino de Jorge Eliécer Gaitán.
Escarbando entre los garajes de ADMA que es el lugar donde se da mantenimiento a la flota de camiones de Almacenes Tia, se encuentra un exótico automóvil que sirvió en su época para transportar a las damas con sus esponjados vestidos de los años veinte. Se trata del Buick-28 "Opera Coupe" que es una verdadera curiosidad por sus amortiguadores de brazos de Lona.
Caracterizado por peculiaridades como la disposición de los asientos la mecánica del motor que gira al revés de las manecillas del reloj, los rines de madera. Este automóvil fue rescatado por Steuer y desde hace muchos años espera el turno para su rehabilitación.