La esclerosis múltiple actúa de manera imprevisible ya que puede aparecer en formas benignas, sin ningún síntoma o convertirse en una patología discapacitante | Foto: Archivo particular

Salud

La esclerosis múltiple, una enfermedad que sigue en aumento

Se trata de una afección crónica del sistema nervioso central, que actúa de manera imprevisible. Diferentes estudios calculan que en los últimos 20 años, los casos se han duplicado.

21 de diciembre de 2016

La esclerosis múltiple (EM) es la segunda enfermedad neurológica más común, después de la epilepsia, y afecta a más de dos millones de personas en el mundo. Es más frecuente en mujeres que en hombres y, en general, se presenta en personas entre 15 y 40 años, aunque cada vez afecta a más niños. En Colombia, unas dos mil personas padecen esta enfermedad y según la Asociación Colombiana Neurológica (ACN), en el país se reportan de uno a cinco casos por cada 100.000 habitantes.

Aunque cada vez se investiga más sobre la enfermedad, el avance es lento porque no se han podido establecer las causas que la originan y por lo tanto no hay una opción curativa. “Lo que sabemos hasta el momento es que hay una combinación de factores genéticos y otros ambientales, así como la deficiencia de vitamina D y hábitos de vida que podrían intervenir para que se produzca la enfermedad”, explica el neurólogo Pedro Francisco Ospina. Por otro lado, estudios científicos apuntan a que la alteración de la flora microbiótica intestinal también tendría un papel determinante con el origen de la enfermedad.

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La EM se presenta cuando aparecen lesiones en la vaina protectora de la mielina, que es la sustancia que recubre las fibras de las células nerviosas. Como son el cerebro y la médula espinal los principales comprometidos, quienes padecen esclerosis múltiple tienen un avance progresivo y suelen verse afectadas sus funciones motoras, cognitivas, la visión y la sensibilidad.

Los síntomas de la esclerosis múltiple son imprevisibles y tienen un comportamiento diverso en cada persona, “algunos pacientes no se sienten afectados por la enfermedad, mientras que en otros avanza tan rápidamente que los deja incapacitados y esto no lo podemos pronosticar”, explica Ospina. “En fases iniciales puede no presentarse síntomas. Por eso, muchas personas conviven durante años con la enfermedad sin que se les manifieste”, añade.

Los síntomas más frecuentes de EM son las alteraciones en la sensibilidad, demasiada o muy poca, pérdida de fuerza muscular, afectación visual, fatiga, problemas cognitivos, incontinencia urinaria y problemas emocionales como la depresión. “Para diagnosticar, el médico debe estudiar la historia clínica del paciente y hacer una exploración neurológica para confirmar la presencia de las lesiones en la mielina o placas, principalmente, a través de una resonancia magnética”, afirma Ospina.

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Dependiendo del desarrollo de la enfermedad se han identificado cuatro principales tipos de esclerosis múltiple: esclerosis múltiple recurrente-remitente (EMRR), que es la forma más frecuente y afecta casi al 80% de las personas; la esclerosis múltiple progresiva secundaria (EMPS), que suele desarrollarse entre los 35 y 45 años y es el que genera más casos de incapacidad; la esclerosis múltiple progresiva primaria (EMPP) y esclerosis múltiple progresiva recidivante (EMPR).

Esta enfermedad es incurable, sin embargo, con los avances que se han logrado, “los diagnósticos son hoy en día mucho más oportunos y se tiene la posibilidad de ofrecer tratamientos más personalizados para manejar mejor los síntomas”, dice Ospina. Se espera que para finales del 2017 sea aprobado un medicamento que permitiría tratar a un 15% de los enfermos que no tenían tratamiento y se siga avanzando en el estudio de la enfermedad.

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