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Dos son compañía

La fundación Uno más Uno lanza su marca de ropa para ayudar a los niños con problemas de visión.

12 de diciembre de 2004

Después de cumplir 5 años, Luis Fernando Gómez notó que no podía ver como los demás. El problema de sus ojos empezó a hacerse visible en las noches de fútbol con sus amigos cuando él literalmente no daba pie con bola. "La pelota iba por la izquierda y yo corría por la derecha". El diagnóstico fue retinitis pigmentosa, un problema hereditario y degenerativo que con los años le fue disminuyendo la capacidad para ver.

Como para él esta enfermedad nunca ha sido una limitante, pensó que podría ayudar a otros a transitar por ese mismo oscuro camino sin sentirse discapacitados. Hace año y medio conformó la fundación Uno más Uno, cuyo objetivo primordial es hacer campañas de prevención de problemas visuales en niños menores de 5 años. De esta forma espera que se encuentren a tiempo los casos que aún pueden ser tratados. Si son problemas degenerativos, como el suyo, la fundación los podrá ayudar a no sentirse discriminados ni degradados porque dependen de los demás. "Queremos que tengan los mismos derechos, acceso a la educación, a la información, al trabajo. No poder ver no es una discapacidad sino una diferencia".

Según la Organización Mundial de la Salud, el 70 por ciento de los problemas visuales se pueden corregir si se detectan antes de los 5 años. Sin embargo, en el país no existen campañas masivas para buscar estas enfermedades antes de que los niños crucen ese límite.

El caso suyo es diferente porque aún si se hubiera detectado antes de esa edad, el mal habría progresado. La retinitis pigmentosa es, en términos sencillos, una insuficiencia de conos y bastones, las células fotorreceptoras que captan las imágenes, las convierten en energía y las transmiten por el nervio óptico al cerebro. Aunque hay remanentes de visión, ésta es limitada: las imágenes no son nítidas y el campo visual es restringido.

A pesar de que necesitó de los demás para abrirse paso en el mundo, él recuerda: "Nunca me dejé apabullar por esto. En el colegio ponía mucha atención y luego con algún compañero complementaba lo que no había visto en el tablero".

Esa misma filosofía se aplica en la fundación, que no busca depender de donaciones sino de la unión de fuerzas. Por eso ha ideado una manera de conseguir recursos: con una marca de ropa infantil que se vende en los principales almacenes de cadena. Lo que quieren es vincular a la sociedad al proyecto, así como lo han hecho algunas empresas privadas.

Fabricato, por ejemplo, suministra las telas, C. I. Coral confecciona las prendas, Static Color las estampa y el Éxito las vende. Todos ellos sacrifican márgenes de utilidad para invertirlos en este programa social. Las ganancias que resulten serán manejadas directamente por Unicef, que junto con la Vicepresidencia de la República avalan la fundación. "El consumidor colabora con esta causa cuando elige la marca porque es buena sin necesidad de que tenga que pagar más por el producto", dice Gómez.

La primera fase de la campaña busca la prevención y para lograrlo organizará jornadas para que la población general tenga acceso a exámenes visuales y se puedan detectar los niños que están en riesgo. En Antioquia comenzarán con 50.000 niños. Los entes territoriales pondrán el dinero para los exámenes y la fundación se encargará de aportar el dinero para cirugías, gafas o rehabilitación. Luego el programa se extenderá a todo el país.

Luis Fernando Gómez nunca ha visto las estrellas con sus propios ojos, pero este no ha sido un impedimento para soñar con metas muy altas.