EL BENDITO CONDON

Iglesia gringa se divide frente a la enseñanza del uso de los preservativos

18 de enero de 1988

El pánico que ha desatado el SIDA a lo largo y ancho del planeta ha empezado a penetrar en los más sagrados recintos y a sacudir viejas prohibiciones. El más reciente ejemplo es el de los obispos católicos de los Estados Unidos, quienes durante mucho tiempo habían apoyado la prohibición de la Iglesia contra el control artificial de la natalidad, pero han empezado a modificar su posición, por lo menos en lo que respecta al condón. Y lo han hecho específicamente en lo que se refiere a los programas educativos cuyo propósito es luchar contra la propagación del SIDA .

En su primer pronunciamiento oficial sobre el tema, dado a conocer la semana pasada, la Conferencia Episcopal Norteamericana, que reúne más de 300 prelados de los cuatro puntos cardinales del país, manifiesta que "No estamos promoviendo el uso de profiláclicos, sino proporcionando una información queforma parte del cuadro factual sobre el tema".

Sin embargo, la jerarquía católica no hizo concesiones en cuanto a los principios básicos que conforman la posición de la Iglesia al respecto: "La única forma moralmente correcta y médicamente segura de prevenir el SlDA es la abstinencia fuera del matrimonio y la fidelidad dentro del mismo, además de evitar el abuso de drogas intravenosas". Su posición de admitir que la enseñanza del uso del condón podría ser adecuada en ciertos casos, aún en escuelas católicas, es según sus voceros, un reconocimiento de que "algunas personas no actúan como podrian ni como debieran".

Es la primera vez que los obispos de los Estados Unidos siquiera consideran una práctica sexual que se aparta de la prohibición de la Iglesia al control artificial de la natalidad. El documento, titulado "Los muchos rostros del SIDA: una respuesta evangélica", fue preparado a lo largo de los últimos 9 meses y promueve en escuelas, colegios, universidades y hasta seminarios, el desarrollo de material de enseñanza sobre la prevención del SIDA. En cuanto al condón, admite que puede ser incluido en esos cursos siempre que se presente dentro del contexto de la enseñanza católica moral.

El padre Thomas Gallagher, Secretario de Educación del Episcopado, dijo que el escrito "de ningún modo diluye la oposición de los obispos al uso de métodos artificiales de control natal, sino que plantea la opción entre dos males. A unque no nos gusta en absoluto la idea, consideramos que la ignorancia sobre una materia como el SIDA puede llevar a la muerte.
Nuestra posición es tolerar un mal menor para prevenir uno mayor".

Sin embargo, los obispos se oponen en su documento a las aproximaciones al problema que se basan en la práctica del "sexo seguro" que, como el uso del condón, no representa intercambio de fluidos corporales. O sea que admite la enseñanza sobre el condón pero no el estímulo para su uso.

Aunque el pronunciamiento episcopal provocó satisfacción en medios relacionados con las campañas contra el SIDA, las reacciones de católicos conservadores no se hicieron esperar.
La más fuerte provino precisamente de un prelado, el cardenal de Nueva York John O'Connor quien en la homilía del domingo pasado caracterizó el documento como "un error muy grave" capaz de producir "una muy seria confusión" entre los feligreses, y anunció que no permitiría que en su diócesis se enseñara el uso del condón. El cardenal no se encontraba en los Estados Unidos cuando se produjo la presentación del documento.

En similar sentido se pronunciaron 16 obispos del área de Nueva Inglaterra, quienes expresaron en una contradeclaración que "deseamos enfatizar que la abstinencia es la única manera moralmente aceptable de evitar la trasmisión sexual del SIDA.

La polémica viene a sumarse a una serie de cuestiones que convulsionan la iglesia norteamericana, y que fueron evidentes con ocasión de la reciente visita del Papa. Y éste, como suprema autoridad, será quien diga la última palabra. --