EL CIGARRILLO DEL AÑO 2000

Frente a la presión de los grupos antitabaco, la industria decide lanzar el cigarrillo sin humo y sin olor.

2 de enero de 1995

EN LA ERA DEL PROHIBIDO FUMAR LAS compañías fabricantes de cigarrillos han tenido que hacer ingentes esfuerzos para contrarrestar las efectivvas campañas antitabaco. En los últimos años la presión ha desterrado su producto de los lugares públicos, los restaurantes, las oficinas, los aviones, y demás, convirtiendo a los fumadores en una minoría perseguida y relegada. Pero dentro de poco ya no tendrán que esconderse puesto que el humo y el olor no los delatarán ni molestarán a sus vecinos. Finalmente, el cigarrillo sin humo es una realidad.
La semana anterior la E.J. Reynolds Tobacco Company anunció que planea lanzarlo al mercado el próximo año, bajo el sugestivo nombre de 'Eclipse'. Este novedoso cigarrillo es el fruto de 10 años de investigación y una inversión cercana a los 500 millones de dólares. La esperanza de los fabricantes es que esta versión le dé un nuevo aire a la industria tabacalera. Su principal objetivo es convertir en humo uno de los argumentos más sólidos contra este hábito: el riesgo que implica para los fumadores pasivos.
La compañía Reynolds ha encontrado la fórmula para que su nuevo producto luzca como un cigarrillo normal con filtro y tenga el mismo olor y el mismo sabor de los tradicionales. Sin embargo, es un cigarrillo que no quema el tabaco, lo cual disminuye el 90 por ciento de los agentes cancerígenos, ya que la gran mayoría de ellos están contenidos en el humo. Mientras en una fumada del normal hay cerca de 75 por ciento de alquitrán y alrededor de 25 por ciento de agua, glicerol y nicotina, en una del nuevo hay un 85 por ciento de agua, glicerol y nicotina y alrededor de 15 por ciento de alquitrán. Según los expertos, inhalar el humo daña los pulmones porque causa una irritación crónica de los bronquios. En la nueva versión existe la ventaja de que causa menos irritación, es decir que es menor el daño.
Pero si bien 'Eclipse' produce muy poco humo y no deja cenizas, sí contiene tanta nicotina como el cigarrillo tradicional. Esto significa que tiene el mismo sabor -lo cual es un punto a favor de los fumadores- pero también que es igualmente adictivo. Y aunque la nicotina no es el componente más peligroso de los cigarrillos convencionales, sí conlleva igualmente el riesgo de enfermedad coronaria.


FUME AUNQUE NO FUME
Aunque parezca un cigarrillo normal, 'Eclipse' no funciona igual (ver recuadro). La diferencia crucial está en el extremo donde se enciende. En ese extremo hay una pieza de carbón envuelta en un aislador de fibra de vidrio. Cuando el carbón se enciende, éste quema a 900° Celsius, aproximadamente lo mismo que un cigarrillo regular. Pero esta cubierta es un aislamiento que hace que el tabaco no se queme. Después de la pieza de carbón hay una parte de tabaco procesado que contiene más de un 50 por ciento de glicerina, la cual se vaporiza a temperaturas más bajas que aquellas que podrían quemarlo. La glicerina hace el papel del humo: transporta el sabor sin necesidad de quemar el tabaco.
Para comprender el sistema, lo mejor es compararlo con una cafetera: así como el agua pasa a través del café recogiendo el sabor y dejando los granos en el filtro en este caso el aire caliente pasa a través de un filtro de glicerina y tabaco, dejando pasar el sabor y la nicotina. La diferencia más grande es que, como este cigarrillo no se quema, permanece del mismo tamaño después de que se ha terminado. El fumador sabe que se ha acabado porque el sabor disminuye.
Hasta el momento el nuevo cigarrillo ha tenido una gran acogida en las pruebas que se han hecho entre grupos de fumadores de Estados Unidos. Sin embargo, para muchos, es una experiencia extraña fumar sin echar humo y sin que el cigarrillo se convierta en cenizas. La principal observación que han hecho quienes lo han probado es que si bien el sabor es similar al tradicional, éste es más difícil de encender y de aspirar.


PARA EMPEDERNIDOS
En términos de mercado se prevé que haya un gran acogida porque se ofrece una nueva categoría de cigarrillos al mismo precio de los otros. Se espera que sea bien recibido por parte de los fumadores acorralados de hoy, que podrían entonces fumar sin ser fácilmente detectados. No obstante, la compañía teme que en cuestiones de regulación las cosas no sean tan sencillas. El principal problema podría ser que la Food and Drugs Administration -la máxima autoridad en esta materia en Estados Unidos- determine que más que un cigarrillo este sea un dispositivo para liberar droga (nicotina), y lo prohiba.
Pero ese no es el único escollo que se prevé en el mercadeo del nuevo producto. En cuestiones de publicidad, la compañía no puede mencionar que se trata de un cigarrillo 'sin riesgo' o 'más seguro' porque -aunque sí parece serlo- Reynolds aún no dispone de los estudios científicos a largo plazo para respaldar esa afirmación. Por eso el plan es describirlo como un producto "con más bajos componentes activos" señaló la semana anterior a la prensa un vocero de la compañía. El gran argumento a favor es el hecho dé que este cigarrillo elimina el 95 por ciento del humo.
Además de librar la batalla con las autoridades de salud de Estados Unidos, la firma Reynolds tendrá que enfrentarse a los encendidos ánimos de los grupos antitabaco. Y ya se han empezado a escuchar las críticas de quienes piensan que a pesar de ser igualmente adictivo se promueva como 'más seguro', porque esto podría desestimular a quienes están tratando de dejar el vicio y, lo que es peor, atraer a la gente joven hacia el combatido hábito. Precisamente han sido este tipo de críticas las que han detenido a otras compañías de tabaco -que están desarrollando sus propias versiones- al fabricarlo. Esto fue lo que sucedió hace seis años, cuando la misma compañía introdujo al mercado un cigarrillo similar, llamado 'Premier', el cual tuvo que ser retirado del mercado por la presión de los grupos antitabaquisno. Claro que en ello influyó también el hecho de que a os fumadores no les gustó el sabor.
Sin mayores posibililades de hacer una gran campaña publicitaria, la estrategia que la compañía tiene planeada es la de introduir el cigarrillo entre grupos de fumadores en las principales ciudades de Estados Unidos. Thomas C. Grisvom, vicepresidente ejecutivo de Reynolds, cree que en un comienzo 'Eclipse' pueda captar el 1 por ciento del mercado. "Después, no hay forma de saber qué tan grande puede ser el mercado puesto que no existe un producto similar", señaló.
Durante las pruebas de introducción entre los consumidores que la compañía ha estado haciendo durante el último año, la acogida ha sido del 80 por ciento, según informaron sus voceros. Igualmente, Reynolds ha pedido a varios laboratorios independientes que verifiquen que se trata de un cigarrillo menos peligroso por que libera un porcentaje mucho más bajo de los componentes cancerígenos. Y varios expertos consultados han reconocido que se trata de un gran esfuerzo de la industria, el cual podría hacer más seguro el hábito para ese gran segmento de la población que todavía se muestra incapaz de dejar de fumar.
Quienes se han mostrado más contentos con este nuevo invento no han sido tanto los fumadores empedernidos sino sus esposas, que ven cercano el día en que ya no tengan que soportar un marido-chimenea que contamine el ambiente y eche cenizas por toda la casa y que tampoco queme las camisas y corbatas. Y, al parecer, fumar sin humo será lo que se estile en el año 2000.