SALUD

El colesterol sí importa

Luego de la confusión generada por un reciente estudio, los expertos reafirman la importancia de controlar los niveles de lípidos en la sangre para evitar infartos.

26 de enero de 2008

La semana pasada, el teléfono del consultorio de Efraín Gómez, cardiólogo de la clínica Shaio no paraba de sonar. Sus pacientes llamaban alarmados por una noticia que apareció en el New York Times, y que los medios colombianos reprodujeron inmediatamente, en la cual se cuestionaba la importancia de tratar el colesterol para reducir el riesgo de infarto. Uno de los pacientes que llamó a Gómez le dijo que ya llevaba ocho días sin tomar su medicamento. El especialista, después de una buena explicación, logró convencerlo de que reanudara el tratamiento por el bien de su salud. "La avalancha de llamadas ha sido impresionante... y yo aquí sin PBX", dice.

Todo este malentendido comenzó con la publicación de los resultados del estudio Enhance en el diario neoyorquino. El trabajo fue hecho entre pacientes con un problema genético poco común, la hipercolesterolemia familiar, por el cual producen niveles de colesterol LDL (malo) mucho más altos de los normales. Para dar una muestra, los individuos con esta condición llegan a presentar hasta 318 miligramos de colesterol LDL por decilitro, mientras que lo normal son 100 miligramos por decilitro.

En el arsenal de medicamentos que tienen los médicos para manejar el colesterol se encuentran las estatinas, que controlan la producción de este elemento en el hígado. No obstante, incrementar la dosis para tener mejores resultados en casos como el del grupo mencionado no es aconsejable por el riesgo de aumentar los efectos secundarios. Las casas farmacéuticas, por lo tanto, han diseñado medicamentos que combinan estatinas con otras drogas para lograr una mayor reducción. Es el caso de Ezetimibe y Simvastatina, una mezcla que busca ser más efectiva que cualquier medicamento solo.

El estudio buscaba comprobar que la droga combinada, es decir Ezetimibe y Simvastatina produce mejores resultados que la Sinvastatina sola en este tipo de pacientes, tomando como medida el grosor de la arteria carótida. No pretendía ver la disminución del riesgo de infarto o de muerte en dicha población. Para ello dividieron a los 720 pacientes voluntarios en dos grupos: uno, al que le ofrecieron el tratamiento de la píldora compuesta, y otro, al cual le dieron solo Simvastatina. Luego de dos años, el trabajo mostró que no había diferencia entre la droga combinada, que es más costosa, y la estatina sola en la reducción del grosor de la carótida en estos pacientes.

El estudio fue malinterpretado. Aunque se trata de un trabajo interesante para los especialistas, "su relevancia en la práctica médica es nula", sostiene Pedro Rafael Moreno Lara, director del servicio de investigación de cardiología intervencionista del hospital Mount Sinai en Nueva York. No sólo porque la técnica utilizada es controvertida para predecir infartos, sino porque los resultados se dieron en un grupo que no representa a la población general. Al final del día, sin embargo, en el ambiente quedó la idea de que los medicamentos para bajar el colesterol no servían y, peor aun, que bajar el colesterol no traía beneficios en la prevención del infarto. No obstante, los expertos consultados por SEMANA manifestaron que el colesterol LDL o malo sigue siendo el factor más importante en el tratamiento de la enfermedad coronaria, "más que la cirugía, más que los 'stents', más que todo", afirma Moreno Lara. "Es, de lejos, lo más efectivo para evitar eventos coronarios tanto en personas que ya los han tenido como en las que no", agrega. De hecho, la Asociación Estadounidense del Corazón recomendó a los médicos no cambiar el tratamiento de los pacientes con base en este estudio. El mismo New York Times, cinco días después de publicar la noticia, reconoció que "no había nada alarmante en estos resultados", a no ser que "usted sea accionista" de las compañías que producen el medicamento.

El colesterol es el factor de riesgo que más peso tiene dentro de todos los factores que influyen en esta enfermedad. "Tener los lípidos alterados, es decir, el LDL alto y el HDL (colesterol bueno) bajo, representan un incremento del 44 por ciento del riesgo de tener un infarto", afirma el investigador Patricio López Jaramillo, de la Fundación Cardiovascular de Colombia.

Tampoco hay duda de que las estatinas son las armas más eficaces y agresivas para atacar este problema. Y, según Moreno Lara, traen por añadidura otro beneficio que es aumentar el colesterol bueno y reducir la inflamación en las arterias, un asunto que está íntimamente relacionado con la formación de las placas de grasa. La droga combinada, que se conoce con el nombre de Vitoryn, y que fue utilizada en el estudio de marras, ha producido el más alto índice de disminución de colesterol que cualquier droga sola. Sin embargo, aun no hay estudios que muestren su comportamiento a largo plazo.

Y aunque controlar el colesterol es esencial, lo paradójico es que no exime a la persona de situaciones críticas como infartos. "En los grandes estudios se ha visto que, a pesar de que se baja el colesterol, el 65 por ciento de los pacientes se infarta", sostiene López Jaramillo. Lo anterior muestra que la enfermedad coronaria es multicausal y por lo tanto mucho más compleja de lo que parece. Las cirugías, la angioplastia y el implante de stents en las arterias son técnicas que sirven para prevenir una futura obstrucción o para sacar vivo de la clínica a un paciente infartado. "Pero eso no cura. La verdadera intervención está en educar al público en el control de los factores de riesgo", dice Gómez.

Dentro de los factores de riesgo están, además del colesterol, la obesidad abdominal, el tabaquismo, el sedentarismo, la hipertensión, la diabetes, la depresión y el estrés permanente. López Jaramillo explica que estos riesgos no se suman de forma matemática sino geométrica y por ello tener dos o más, le genera al paciente un pronóstico mucho más sombrío que si solo tiene uno.

El problema en el manejo de esta enfermedad es la dificultad que tiene la gente para cambiar sus hábitos de vida. Algunos pacientes toman juiciosamente una droga para bajar el colesterol pero siguen incluyendo chicharrón y otros alimentos ricos en grasas en su dieta regular, no hacen ejercicio o fuman una cajetilla de cigarrillos diaria. Según Moreno Lara, la 'galopante' epidemia de obesidad ha opacado los esfuerzos que ha hecho la ciencia en el conocimiento y el tratamiento de la enfermedad. Hoy, pese a todos los avances, esta enfermedad sigue siendo la principal causa de muerte en países industrializados y en otros en vía de desarrollo que, como Colombia, han ido copiando ese estilo de vida.

En resumen, el estudio Enhance generó un gran revolcón en la gente, pero las premisas acerca del colesterol siguen intactas. La evidencia científica de que bajar el colesterol se traduce en una reducción de los infartos y derrames es enorme así como la evidencia de que las drogas actuales ayudan a bajar los niveles de lípidos en la sangre. Por lo tanto, el mensaje que debe quedar claro es que hay que seguir luchando por mantener los niveles de colesterol lo más bajo posible. Mientras más bajo, mejor. Y la manera más efectiva de lograrlo es con los medicamentos y un buen régimen de ejercicio y dieta.