| Foto: Foto ilustración: Javier de la Torre - Semana

PSICOLOGÍA

El éxito es innoble

Nueva teoría: ser noble y optimista no contribuye ni a la felicidad ni al éxito. Una dosis de maldad y pesimismo ayuda más.

23 de agosto de 2014

Los empleados exitosos se reconocen en los ambientes laborales porque suelen ocupar la mejor oficina. Ese es uno de los merecidos premios a un trabajo esforzado. Algunos de ellos, sin embargo, sin más experiencia ni más talento que otros, logran ascender vertiginosamente en la escalera corporativa ante los ojos incrédulos de sus colegas, que en los corredores se preguntan cómo lo consiguieron.

Aunque no se les puede negar sus habilidades, los científicos han encontrado que quienes escalan posiciones tienen en común tres atributos negativos conocidos en el área de la administración como la tríada oscura, una mezcla de manipulación o maquiavelismo, narcisismo y personalidad antisocial o psicópata.

Si bien estos tres elementos siempre han estado asociados a los peores individuos, recientes investigaciones han mostrado que en dosis medidas pueden ser útiles para tener éxito. “Estas características han sido poco estudiadas y malinterpretadas”, señala Seth M. Spain, de la Universidad de Binghamton en Estados Unidos y coautor de un estudio sobre el tema. “Pero es claro que esta tríada solo es negativa a veces”.

Por ejemplo, el narcisismo es un rasgo que contribuye a dar una buena primera impresión frente a jefes y clientes. Estas personas necesitan tener la atención en sí mismos y por eso tratan de encantar a los demás, así como mostrarse seguras y competentes. Por eso son excelentes para programas de entrenamiento donde siempre exhibirán su mejor faceta.

Un estudio de las universidades de Illinois y Nebraska y la firma Hogan Assesments Systems encontró que los individuos con egos grandes tienen más probabilidades de ser líderes que la población general porque esa excesiva confianza en sí mismos les genera pensamientos positivos como “sé que puedo agregar valor”, “tomo buenas decisiones” o “voy a lograr muchas cosas”.

A pesar de esto, cuando el nivel de narcisismo es muy grande, pueden perder el apoyo de sus subordinados, a no ser que se trate de personajes brillantes y genios, como Steve Jobs, para quienes esas reglas no aplican. Eduardo Wills, experto en comportamiento organizacional y profesor de la Universidad de los Andes, señala que estas personas van a ser más exitosas en aquellas compañías cuya cultura organizacional está basada en tener ganancias a corto plazo “donde sienten que todos les deben pleitesía”, dice. Pero agrega que no serán atractivos en compañías con culturas cooperativas donde este modelo de comportamiento no aporta mucho.

La manipulación es la capacidad para persuadir a otros, a veces con engaños, de hacer lo que se quiere. Quienes la usan en la oficina son excelentes negociantes que entablan alianzas con la gente indicada para conseguir sus propósitos. Para esto usan hábilmente un arma poderosa: la adulación. Los estudios muestran que los manipuladores saben hacerlo sin que se note, a diferencia de los demás que lo hacen de un modo burdo.

En estudios anteriores se ha visto una asociación positiva entre los manipuladores y el alto ingreso salarial en hombres con educación superior, lo que indica, según la psicóloga Vinita Mehta, que manipular ayuda a asegurar posiciones altas. Otros trabajos muestran que estos personajes maquiavélicos triunfan en ambientes no estructurados donde les queda más fácil manipular a su antojo. Quienes tienen estos rasgos son más creativos y arriesgados y por ello no temen probar nuevas ideas o involucrarse en situaciones extremas.

Los individuos con características antisociales no reparan en los sentimientos de otros, como los asesinos seriales. Sin embargo, Kevin Dutton, profesor de psicología de la Universidad de Oxford y autor del libro 'The Wisdom of Psychopaths', señala que no todos los psicópatas son malvados y que algunos con dosis moderadas de crueldad son importantes líderes empresariales.

Así lo demostró un estudio hecho por Belinda Board y Katarina Fritzo, entonces profesoras de la Universidad de Surrey, en Inglaterra, cuyo objetivo era saber la clave más importante de los hombres de negocios exitosos. Al analizar a administradores de empresas, pacientes psiquiátricos y criminales, observaron que muchas de las cualidades de los gerentes están también presentes en estos últimos: el encanto superficial, el egocentrismo, su capacidad de persuasión, la falta de empatía, la independencia y la facilidad para enfocarse.

Dutton señala que esas mismas características se han visto en abogados, cirujanos, corredores de bolsa y miembros de las fuerzas militares. Un médico, por ejemplo, tiene rasgos de psicópata para poder disociarse emocionalmente de sus pacientes al usar el bisturí. Un neurocirujano le reveló al autor que no tenía compasión por aquellos a quienes operaba. “Es un lujo que no me puedo dar”, le dijo. Con los gerentes sucede igual. “De qué sirve ser un visionario si no puede ser cruel a la hora de despedir un empleado que no funciona o tomar una decisión arriesgada”, señala el autor.

Aunque no está incluida dentro de la tríada oscura, un poco de pesimismo también ayuda al éxito. Dilip Jeste, un profesor de neurociencia en la Universidad de California dice que ser optimista del todo no es bueno. “Es mejor una perspectiva balanceada”, y para él la proporción de optimismo y pesimismo ideal debe ser 70 - 30.

Un estudio publicado el año pasado en la revista 'Psychology and Aging' encontró que la gente con ideas pesimistas vive más y con mejor salud que aquellos que tienen una actitud positiva. El autor del trabajo, Frieder Lang, geriatra de la Universidad de Erlangen-Numberg, anota que “los pesimistas tienden a invertir más en preparación y se mueven con mayor cautela que los optimistas”. Leslie Martin, autora del libro 'The Longevity Project', cita una investigación en la que se concluyó que los optimistas toman más riesgos que los pesimistas: beben más, fuman y se involucran en pasatiempos más peligrosos.

Spain no busca potenciar los rasgos oscuros pues en dosis exageradas son un bumerán. “Muchos de los individuos con este tipo de rasgos tiende a envenenar el pozo con el tiempo, es decir, a distanciarse de sus conocidos y sus colegas”, dijo Spain a SEMANA. De todos los rasgos el que considera menos complicado es el narcisismo pues “un grado de autopromoción no hace daño a nadie”. Con la manipulación y la psicopatía la cosa se complica porque es difícil asumirlas sin perjudicar a otros.

Por eso la gente que tiene pocos puntos en la escala de la tríada oscura no entiende la manera de actuar de estos psicópatas funcionales y tiende a evitarlos porque “no quieren ser explotados ni que sean crueles con ellos”, explica el investigador. Por eso recomienda combinar estos rasgos con una orientación más prosocial y a largo plazo. Wills está en desacuerdo con dicho planteamiento y afirma que se necesita cambiar esa tríada por un modelo de administración más cooperativo porque “el liderazgo se debe ver como servicio y no como dominación”.