Oscar Pistorius corrió en Beijing 2008 con piernas de carbono.

SALUD

El hombre biónico

Los adelantos científicos permiten hoy recuperar casi todas las partes del cuerpo, a través de dispositivos artificiales o implantes de otro ser humano.

13 de noviembre de 2010

Hace un par de semanas, un grupo de científicos alemanes hizo lo que hasta entonces en la historia de la humanidad era un milagro. Le devolvieron parte de la vista a tres personas totalmente ciegas. A través de un microprocesador que reemplaza los receptores de luz que se pierden cuando se degenera la retina, los expertos lograron que Miika Terho, uno de los beneficiarios de esta técnica, pudiera identificar y encontrar objetos en una mesa frente a él. Los científicos anunciaron que esta técnica pronto podría popularizarse para aplicarla a otras enfermedades.

Eso es lo más reciente en esta materia. Pero durante varios años, la comunidad médica ha centrado su atención en desarrollar técnicas de reconstrucción de órganos que por culpa de un accidente o de una enfermedad dejan de funcionar.

El adelanto de los alemanes no tiene precedentes en el tema de prótesis visuales, pero desde hace años los expertos vienen trabajando para mejorar la visión. Es el caso del trasplante de córnea, que se aplica desde hace años y que hasta ahora se hacía solo con los ojos de un donante muerto. Pero en Gran Bretaña ya se usan córneas de plástico para quien no reacciona bien con el trasplante y, en otros casos, reemplazan las células de la córnea con células madre.

Los ojos son apenas uno de los órganos beneficiados con los avances de la ingeniería biomédica. Para los problemas de audición, por ejemplo, se utilizan implantes cocleares desde hace más de 40 años, cuya labor es activar el sonido a través de pulsos electrónicos que se transmiten al cerebro.

La imagen que quizá más representa la idea del hombre-máquina es la de Claudia Mitchell. En 2004, perdió el brazo izquierdo en un accidente cuando paseaba en moto. Para recuperarlo, en el Instituto de Rehabilitación de Chicago le implantaron un brazo artificial que recibe las señales eléctricas del cerebro, que son transmitidas mediante electrodos conectados a la prótesis. Los investigadores están perfeccionando un modelo de prótesis que permita a los usuarios tener más control, para lo cual es necesario hacer un mapa exacto de cómo las redes neuronales controlan los movimientos de las extremidades.

Mientras esto se logra, una de las alternativas es reemplazar solo los músculos comprometidos para no tener que sustituir la extremidad completa. Para esto, se utiliza una especie de gel con polímeros sintéticos que se expande y contrae en respuesta a pequeñas corrientes eléctricas. En la Universidad de Texas, un grupo de expertos desarrolló músculos artificiales 100 veces más potentes que uno natural, gracias a un alambre de metal elástico que se dobla cuando se calienta y vuelve a la normalidad cuando se enfría.

Para Jesús Soto, director del programa de Ingeniería Biomédica de la Escuela de Ingeniería de Medellín en convenio con el CES, uno de los riesgos de estos avances tecnológicos es que se altere la fisonomía de una persona de tal modo que quede en ventaja sobre otra. "Esto depende de la ética de cada profesional -señala Soto-. El objetivo es devolverle a la persona su vida normal, y no crear superhombres", agrega. En los pasados Juegos Olímpicos de Beijing ya se vio una polémica alrededor de este tema por el caso de Oscar Pistorius, un atleta surafricano con prótesis de carbono en sus piernas, lo que suscitó varios interrogantes sobre la igualdad en las competencias.

Pero más allá de esta discusión, hay órganos en los que los implantes son de vida o muerte. En el corazón, por ejemplo, el procedimiento más común consiste en implantar en los pacientes una bomba miniatura para ayudar a bombear sangre al cuerpo mientras esperan por un trasplante. En Italia ya desarrollaron un corazón totalmente artificial que utiliza bombas hidráulicas para empujar la sangre a todo el organismo, pero su uso en personas se prevé para finales de 2011.

Otras partes del cuerpo, como la cadera, la rodilla o la columna, se reconstruyen con diseños en titanio, cobalto o acero inoxidable, recubiertos con plástico, que permiten reproducir los movimientos.

El órgano que sin duda ha dado más lidia a los expertos es el cerebro, pues, además de controlar los movimientos, se encarga de funciones vitales como respirar y almacenar los recuerdos. Theodore Berger, de la Universidad del Sur de California, creó en 2003 un chip en silicio para reemplazar el hipocampo, la parte del cerebro que regula la memoria. La efectividad solo se ha visto en ratas, pero los expertos esperan que pueda instalarse en víctimas de accidentes cerebrovasculares o de alzhéimer.

Aunque la idea del hombre biónico se relaciona con el uso de materiales artificiales, algunos órganos se pueden regenerar con insumos naturales. Hace pocos meses, el mundo fue testigo de la reconstrucción facial de Bibi Aisha, una joven afgana a quien su marido le cortó la nariz y las orejas como castigo por haberse escapado de su casa. Aisha fue remitida a la Fundación Grossman Burn, en donde un grupo de médicos le reparó la nariz. En la mayoría de estos casos, los científicos utilizan implantes de cartílago humano, que se cultivan en laboratorios especializados. En cuanto a la piel, un profesor de Ingeniería de la Universidad de California desarrolló un material electrónico sensible a la presión, llamado e-skin, que puede ser útil para lograr que un robot adapte la cantidad de fuerza necesaria a la hora de agarrar o manipular diferentes objetos. La idea es que con el tiempo esta tecnología se aplique en pacientes con prótesis para devolverles el sentido del tacto. En Inglaterra, un equipo de la empresa Intercytex creó un tejido llamado ICX-SKN, a base de gel de fibrina, una proteína que contribuye a curar las heridas, y fibroblastos extraídos de las células de la piel humana. Y expertos de Manchester University prevén que en cinco años estará listo un tejido artificial hecho con fibras de material plástico, que le permita al paciente recuperar el movimiento.

Todo lo anterior es una muestra de que los avances en la medicina no dan espera. Y que hoy en día existe la tecnología para reconstruir un ser humano de la cabeza a los pies.