EL ORO DE LA ESCORIA

Escoger entre los desperdicios se ha convertido en una rentable industria nacional.

15 de diciembre de 1986


Una nueva industria nace en Colombia, pero esta vez no es el resultado de una "batalla limpia". Por el contrario, se trata de la lucha "sucia", entendida en el buen sentido de la palabra. Porque consiste en no perder oportunidad ante cualquier caneca de la basura de la ciudad, ya que en ella se ha descubierto una excelente fuente de liquidez para tan insólita industria.

Mugre que paga
"Que nada se pierda", es el lema que el cura párroco del barrio Egipto en Bogotá, Fernando Rueda Williamson, propuso para sacar adelante la pre-cooperativa que con tanto éxito funciona desde hace casi 10 años. En ella trabajan 20 jóvenes que se dedican hora tras hora a seleccionar la basura, y de esta manera, una vez vendida a las respectivas fábricas para que la reciclen, los muchachos pueden estudiar y hasta ayudar al mantenimiento de sus respectivas familias.

En San Andrés funciona la única empresa de reciclaje de basuras en el país. Fue montada por Simón González con dos propósitos. El primero sacarle provecho a los empaques que, una vez consumido el producto que contienen, aún poseen una vida útil.
Y el segundo, crear una fuente de empleo donde la inversión es poca y la ganancia mucha Eso mismo es lo que ahora está empeñado en hacer el párroco del barrio Egipto. Por eso, lo que comenzó apenas como una pequeña cooperativa, ya ha alcanzado las proporciones de una "planta con tadas las de la ley" según lo afirmó el párroco de Egipto a SEMANA.

"Eso es lo que pretendemos hacer en Bogotá: educar a la gente para que empiece a seleccionar la basura, para que haga un paquete aparte con botellas, papeles, plásticos y latas principalmente, porque nosotros le vendemos eso a Peldar, en Zipaquirá a Cartón de Colombia, en Cali a Plásticos de Colombia y a Col-envases, y la plata que se recibe de esas ventas sirve para que funcione la pre-cooperativa del barrio".

Las grandes empresas que utilizan dichas "basuras", revierten el proceso del empaque ya hecho, para darle nuevamente la forma que desean. En Bogotá existen miles de intermediarios que diariamente se ven recorriendo las calles con carros de balineras llenos de basuras. Ellos llevan lo recolectado a la calle El Cartucho, donde ya se institucionalizó la compra-venta de material por parte de las industrias interesadas. Allí se pesan los kilos de papel y de vidrio molido, los arrumes de chatarra o latas espichadas al igual que el plástico, pero lo que realmente vale es la cantidad: un kilo de papel seleccionado (periódicos, cuadernos, hojas sueltas, etc...) cuesta nueve pesos; la chatarra en cambio, tiene un costo de 20 pesos el kilo, y el vidrio se mantiene entre los 5 y 8 pesos.

Negociando basura
La proporción del proyecto no sólo se limita a pequeños planes. Rueda Williamson está tratando de organizar, como ya se hizo en Medellín, una cooperativa de "basuriegos". Pero se trata de un negocio que ya tiene montado el sindicato de la EDIS, y que no está dispuesto a soltar con facilidad. En la actualidad, el ciudadano paga una cuota mensual a la empresa, que está incluida dentro del servicio de acueducto y alcantarillado. Los carros de basura la recogen dos o tres veces a la semana, y la depositan en lugares especiales fuera de la ciudad. Allí se realiza el segundo y más productivo trabajo: seleccionar dicha basura y venderla directamente a las grandes empresas para que estas la reciclen.

Ahora, por solicitud del padre Rueda Williamson, el actual gerente de la EDIS, Alvaro Herrera, intenta negociar esa basura "servible" con el sindicato de dicha empresa, para que así les den la oportunidad a personas que no tienen otras entradas, como es el caso de los habitantes del barrio Egipto.

"Lo que yo propongo--afirma el párroco del Egipto--, es que el EDIS recoja la basura biodegradable tres días a la semana, y otros tres días nos sean asignados a nosotros para recoger la basura reciclable. Sólo queda saber si el sindicato de la empresa acepta la propuesta, ya que seguramente hasta las mismas familias de ellos van a salir beneficiadas".

Y la próspera empresa es tan próspera, que los habitantes del barrio Egipto están recibiendo la ayuda profesional de universidades como el Externado de Colombia y La Salle, que brindan asesorías para formar correctamente la cooperativa "José de Egipto".

Todo lo anterior significa que la expresión "pura basura" para hacer referencia a lo que no vale nada, ha quedado revaluada. Ahora la "pura basura" puede significar la educación de un muchacho, atención médica gratuita o el mercado básico de una familia pobre. En estas épocas modernas, entonces, ni la basura se puede botar.~