El otro lado del amor

Una nueva teoría científica sostiene que quien rechaza un amor sufre tanto como el despechado.

15 de marzo de 1993


LOS PROTAGONlSTAS DE LAS HISTOrias de amor no correspondido siempre han sido glorificados por el cine y la literatura. Las cuitas del joven Werther y la nobleza de Cyrano de Bergerac, han obtenido la solidaridad del mundo entero. Sin embargo, de los causantes de esas penas nadie se acuerda. Ahora, finalmente, el sujeto amado ha sido tomado en cuenta y sus sentimientos, estudiados por los sicólogos. Según una nueva teoría, quien rechaza el amor sufre tanto como el rechazado.
Pero hasta ahora ni los poetas, ni los dramaturgos, ni los escritores, ni los libretistas se han inspirado en el sufrimiento y las angustias del "malo" de la contienda amorosa. Esta es la primera vez que un estudio sobre los afectos humanos mira los dos lados del amor. "Rara vez se escuchan las cuitas de aquellos que son objeto de un amor no deseado. Siempre se cuenta la historia desde el punto de vista del amante rechazado. Pero lo cierto es que tanto el uno como el otro son víctimas del amor imposible", señala el sicólogo Roy Baumeister autor de "Rompiendo corazones: los dos lados del amor no correspondido". En otras palabras, romper un corazón es tan doloroso como sufrir la desesperanza de conquistar al objeto de una romántica pasión.
Y la experiencia del amor no correspondido es universal. En la encuesta realizada entre cerca de 2.500 hombres y mujeres, Baumeister encontró que solamente un dos por ciento de los entrevistados nunca había amado a alguien infructuosamente. En cambio, el 98 por ciento había sufrido al menos una vez en la vida los tormentos de un amor sin esperanza. Por frívolo que parezca, el estudio será publicado próximamente en The Journal of Personality and Social Psychology, un prestigioso diario científico norteamericano.
Las historias de amor recopiladas por Baumeister revelan incluso que hubo a menudo más infelicidad en los pretendidos del amor que en los pretendientes frustrados. "Mientras los amantes no correspondidos viven prolongados episodios de romanticismo y pasión antes de la desilusión final, aquellos que inspiran ese amor que no desean, después del halago inicial, sufren fuertes sentimientos de perplejidad, culpa y angustia". Evaluando el mapa emocional de los dos protagonistas del amor imposible, Baumeister encontró que las emociones negativas -como frustración, angustia, ira, ansiedad o culpa- fueron mencionados tres veces más por quienes habían sido pretendidos que por aquellos cuyo amor fue rechazado. A pesar del desaire, muchos afirmaban tener un lugar en el corazón para quienes inspiraron sus cuitas.
El tormento más frecuente para quienes son objeto de un amor no deseado, es la incapacidad para comunicarle al pretendiente que no hay esperanza. "El rechazante usualmente no sabe cómo decir 'no' sin herir al otro. De ahí que la táctica más común sea la de manejar el asunto con mentiras piadosas, a la espera de que con el tiempo ese amor se desvanezca. Es una especie de conspiración silenciosa, en la que el uno no quiere pronunciar palabras de rechazo y el otro no quiere oírlas", señala Baumeister. Pero según el sicólogo esta estrategia tiene un efecto contraproducente, pues alimenta las románticas fantasías del pretendiente y lo alienta a continuar en su empeño. "Incluso cuando el pretendido comunica su negativa lo hace en palabras tan dulces y conciliadoras, que el pretendiente toma el mensaje solamente por el lado positivo y mantiene sus esperanzas ".
Lo cierto es que la mayoría de la gente tiene más claras las tácticas del galanteo que las del rechazo. El enamorado sabe cómo demostrar sus sentimientos y se lanza a la conquista en forma insistente, a pesar de la fría reacción inicial de la contraparte, porque ha visto en cientos de historias de amor en el cine y la literatura que quien persevera en el amor, al final lo obtiene. En cambio, las cosas no son tan sencillas para aquellos que quieren desestimular a sus pretendientes pero tratan de no herirlos ni desairarlos.
Este escrutinio científico sobre los sentimientos amorosos demuestra también la inocencia del pretendido. Los amores platónicos -nunca confesados- son una fuente inagotable de penas para la humanidad. Y según los investigadores, mucha gente tiende a enamorarse de alguien que está a años luz de ellos en cuanto a belleza, inteligencia, talento o estatus. Por eso, aquellos que aman calladamente y sufren en silencio la indiferencia del otro, constituyen la mayor parte de las historias del amor no correspondido.
Lo que más llamó la atención de los investigadores fue descubrir que los hombres, más que las mujeres, tienden a enamorarse de alguien que no les corresponde su sentimiento. La proporción, según Baumeister, es de tres a dos. La razón para que ellos sean más vulnerables al amor sin reciprocidad está en que son más proclives a caer rendidos ante el impacto de la belleza femenina. "Muchos hombres alimentan expectativas irreales sobre la mujer de sus sueños. Esto lógicamente los hace más propensos al rechazo de mujeres, quienes son mucho más atractivas y deseables que ellos", señala. Y los ambiciosos del amor están predestinados a sufrir. El estudio muestra que la igualdad de condiciones es garantía de felicidad. "Entre más similitud haya entre un hombre y una mujer, la relación tiende a ser más feliz y duradera", dice Baumeister.
Pero como nadie entiende las razones del corazón, los amores no correspondidos son pan de cada día. En el informe Baumeister señala que, en promedio, durante los años de búsqueda de la media naranja, los entrevistados habían tenido un amor no correspondido al menos una vez al año. Cada cinco años fue una gran pasión y durante ese lapso, fueron moderados despechos. En algunas personas, más dadas a enamorarse mal, los casos de desilusiones amorosas fueron de dos y tres por año.
Sin embargo, a medida que los años pasan, la gente parece apreciar más la época en que fue objeto de un amor no deseado mientras que los recuerdos de los tiempos en que ellos andaban tras un amor imposible se desvanecen. Eso explica por qué, a pesar de que cada caso de amor no correspondido involucra a uno que ama y a otro que rechaza, la gente habla mucho más de haber sido amada que de haber amado.