En alta mar

Niños y jóvenes gastan varias horas al día navegando en Internet. Guía para padres que no quieran verlos enredados en la ‘web’.

10 de abril de 2000

Internet se ha convertido en una especie de angelito travieso para los padres. La gran mayoría sabe que es una experiencia buena e interesante pero al mismo tiempo todos temen que sus hijos pasen horas y horas ‘surfeando’ por la red. Aunque los padres han sido los principales promotores de esta experiencia en sus hijos, también son quienes restringen el uso de este medio, viven angustiados por los sitios que visitan, por las horas que duran sus chats y por todos los peligros que pueden correr mientras navegan. Los expertos piensan que la preocupación de los padres tiene fundamento. Los niños y jóvenes son los dueños de este mundo de información y el ciberespacio es un lugar donde hay de todo, como en botica. “Dejar a los niños solos en Internet es como tirarlos en cualquier calle de Bogotá”, dice José Luis Pérez, gerente de Future Kids, una compañía que maneja software educativo para niños. Efectivamente, son susceptibles de ser engañados, estafados, de encontrar contenido que no es apto para su edad o de aferrarse más de lo necesario a esta herramienta.

Pero, para tranquilidad de los padres, con la red mundial sucede lo mismo que con otras tecnologías, como la televisión o los videojuegos: no son malos en sí mismos, todo depende del uso que se les dé. Y al parecer la clave para que la utilización de este recurso tenga los resultados esperados es supervisión y control, es decir, que los padres estén viendo muy de cerca la interacción de los niños en la red desde muy pequeños.

Para empezar, es conveniente desmitificar los conceptos que se han tejido sobre Internet y los niños. Hasta el momento no hay evidencia seria para afirmar que el uso de la superautopista de la información sea una variable decisiva en el desarrollo motor e intelectual del niño. De modo que si escucha a un vecino o amigo presumiendo de que su hijo de tres años ya navega en la red lo mejor es ignorarlo. Tampoco es muy claro cuándo los padres deben iniciar a sus hijos en esta tecnología y muchos de los expertos dejan este dilema a la intuición de cada progenitor.

Además Internet puede ser una gran ayuda en la educación de los niños. The Children Parnership, una asociación que busca orientar a los adultos sobre el tema, recomienda que los padres busquen planteles educativos que tengan acceso a Internet y lo utilicen como un apoyo de su programa académico. En Colombia los colegios son conscientes de esta necesidad pero aún el inicio de la experiencia en la red se da en la casa. Una encuesta realizada por Semana Jr. y laciudad.com entre 500 niños de 7 a 15 años usuarios de Internet mostró que en 44 por ciento de ellos fueron sus padres quienes los introdujeron en el uso de esta herramienta. Otro 30 por ciento lo hicieron con hermanos o familiares y sólo un 4 por ciento reportó haber aprendido a navegar en el aula de clase.

En el colegio Nueva Granada de Bogotá los alumnos, a partir del sexto grado, pueden usar el computador con la guía supervisada de un profesor y con reglas muy claras. “Ellos firman un contrato en el que se responsabilizan para usar el sistema como un recurso de investigación”, dice Gustavo Vega, director de sistemas de este plantel. Afirma que quisiera que los niños de kínder pudieran tener acceso pues hay software educativo muy interesante para ellos. “Pero hacia allá vamos. La idea es que Internet en el colegio se vuelva más interactivo y que las tareas y las consultas al profesor se puedan hacer por e-mail”, dice. Y, por qué no, que algunos proyectos se puedan realizar en grupo con estudiantes de otras latitudes. De hecho, ya existen cursos en línea, tutores, textos escolares, profesores, sitios que ayudan a resolver tareas e incluso colegios on line. “Si el niño está enfermo y no pudo ir al colegio puede consultar su lección en la red para que no se atrase”, dice Pérez.

No se puede esperar, sin embargo, que Internet haga todo el trabajo del colegio. “Las embarradas en el fútbol y la pelea del recreo son necesarias para la interacción del estudiante con los demás y para el proceso de socialización”, dice Pérez. Por eso es importante controlar el tiempo, pues usar excesivamente Internet puede interferir con actividades sociales que son vitales en el desarrollo de su personalidad.

Internet también ofrece confianza y autoestima en los niños. No obstante pone de presente muchos peligros. Aunque la mayor inquietud ha sido la pornografía, algunos expertos consideran que existe más de qué preocuparse en la red. “Hay páginas que enseñan a hacer bombas, otras que generan violencia y hasta estimulan actividades delincuenciales”, dice la sicóloga Lucía Nader. Y muchas veces los niños se las ingenian para violar los controles y terminan teniendo acceso a estas páginas. En la encuesta, el 8 por ciento de los niños afirmaron que habían entrado alguna vez a sitios pornográficos. “Lo malo de esta pornografía es que vende imágenes de sexo fantástico: penes y senos grandes y en general una sexualidad que no es real”, dice Nader. Esta especialista recomienda que los padres abran espacios de diálogo en la casa para que tanto ellos como los niños puedan hablar sobre el tema.

Pérez opina que el secreto para no perderse en el inmenso mar de información que ofrece la red es recordar siempre que se trata de una herramienta y no de una finalidad. Y la clave es hacerlo bien y cuanto antes porque lo que nadie pone en duda es que, en un futuro muy cercano, moverse como pez en el agua en este medio será una variable crucial para conseguir los mejores puestos de trabajo y no quedarse al margen de esta revolución informática.