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VIDA MODERNA

En la adolescencia, ¿juegos activos o pasivos?

Los juegos activos contribuyen al desarrollo físico y de afecto, los pasivos a la atención y la percepción.

18 de diciembre de 2013

El juego, sin importar la edad, cumple un papel fundamental en el desarrollo físico e intelectual de los jóvenes, sin embargo, vale la pena preguntarse primero: ¿Cuáles son los mejores juegos?, ¿Preferimos que nuestros hijos sean más hiperactivos o más calmados? Y ¿qué clase de juegos son los más apropiados, los juegos pasivos o los juegos activos?

El psicólogo Gustavo La Rotta–Amaya, asegura que “esta es una de las grandes controversias en los estudios sobre el juego ya que, desde luego, cada uno de los dos tipos, activos y pasivos, representa ventajas pero también, como en toda controversia, hay diferentes posiciones”.

Uno de los tópicos de esta discusión tiene que ver con las características de la población. Para el tema de los juegos es importante tener en cuenta las edades de los adolescentes a la hora de determinar qué tipo de juegos son más indicados y cuáles ofrecen mayores beneficios para los menores.

“Por ejemplo, juegos que implican el seguimiento de reglas y el entendimiento de la perspectiva y posición de otras personas solamente son posibles cuando los menores alcanzan un determinado nivel de desarrollo, mientras hay categorías de juegos indicados para cualquier edad, como lo pueden ser los juegos de imitación o rondas”, explica La Rotta-Amaya.

Los juegos activos o de contacto, son aquellos en los que hay desgaste de energía y contacto físico, entre éstos se encuentran los juegos en equipo tales como, fútbol, baloncesto, volleyball, entre otros.

Este tipo de juegos son positivos, dado que además de contribuir al desarrollo físico, fortalecimiento de músculos y mejoramiento del sistema digestivo, también ayudan en otros aspectos emocionales y de personalidad tales como satisfacer necesidades de cercanía y afecto, mejorar la interacción con los demás, inculcar respeto y buen entendimiento de normas y reglas, contribuir en la toma de decisiones y enriquecer las relaciones interpersonales.

“La adolescencia es un período del ciclo vital donde las personas tienen mucha energía que es necesario canalizar y, por tanto, las actividades físicas intensas resultan idóneas para canalizar todo ese potencial. Muchos adolescentes efectivamente prefieren actividades intensas donde se involucre el cuerpo y se entre en contacto con otras personas así como con el mundo que les rodea; tal es el caso de actividades como el BMX o el skateboarding donde el placer está en aprovechar los espacios construidos y el contacto con otros como la posibilidad de interacción que media procesos de intercambio entre novatos y avanzados”, sostiene el especialista.

Por su parte, sobre los llamados juegos pasivos, La Rotta afirma que: “se piensa que son así dado que su naturaleza compromete otra serie de procesos lo que para muchos representa la negación de la actividad que se supone física. Sin embargo, esto no es así porque, efectivamente, cuando se habla de actividades como por ejemplo el parqués, el ajedrez, las cartas, etc. es necesario reconocer otro tipo de procesos involucrados de carácter cognitivo como la atención, la percepción, el pensamiento, etc.,”.

Los juegos pasivos también ofrecen innumerables beneficios para los jóvenes en temas relacionados con fortalecimiento de los tiempos de concentración y atención, memoria a corto y mediano plazo, mejoramiento del pensamiento analítico, creatividad y aumento del desarrollo del lenguaje, entre otros. Los juegos pasivos son muy entretenidos para los menores y tienen la ventaja de que pueden realizarlos solos.

Todas las categorías de juegos ofrecen beneficios para las personas, pasivos o activos están bien indicados, lo importante es que los adolescentes estén felices y aprovechen su tiempo en el juego que más les divierta y agrade.