Álvaro de Marichalar Saenz de Tejada comenzó a viajar por el mundo a la edad de 21 años, realizando expediciones entre distintas ciudades o regiones con motivaciones históricas o ambientales | Foto: Tadeo Martínez/SEMANA

‘Lo más salvaje de la naturaleza es la mar’

El expedicionario español Álvaro de Marichalar Sáenz de Tejada, quien viaja en una moto náutica de tres metros de eslora, pasó por Cartagena.

8 de marzo de 2014

El momento más difícil de la expedición número 40 de Álvaro de Marichalar Saenz de Tejada fue hace ocho días después de salir de Panamá a la altura de la población Bendición de Dios en el Golfo de Urabá, cuando su embarcación, una moto náutica de tan sólo tres metros de eslora (largo de popa a proa), se incendió y las olas la estrellaron contra un arrecife de corales. Él se tuvo que arrojar al agua y el oleaje lo revolcó en los corales. La moto sufrió quemaduras, pero pudo repararla enseguida y continuar su viaje.

El lunes llegó a Cartagena y son visibles las secuelas de centenares de horas de navegación desde el estado de La Florida en EE.UU., de donde partió el 16 de diciembre. Aunque se protege con trajes de biopreno para cortar el viento y otro de plástico para protegerse del agua, sus piernas están llenas de raspones, las uñas se le caen por permanecer entre 10 y 14 horas diarias de navegación en el mar, más o menos 150 millas náuticas, unos 300 kilómetros terrestres.

En 1982, a la edad de 21 años comenzó a viajar por el mundo realizando expediciones entre distintas ciudades o regiones con motivaciones históricas o ambientales. Esta expedición, la número 40, fue dividida en dos partes. La primera arrancó el 20 marzo de 2013 entre Puerto Rico y concluyó el 3 de abril en San Agustín, La Florida EE.UU., a la que denominó Expedición Descubrimiento Europeo de Florida como un homenaje al gobernador de Puerto Juan Ponce de León, y la segunda parte, el viaje emprendido desde Florida que debe terminar en Puerto Rico el próximo 20 de marzo después de recalar en puertos de Cuba, México, Belice, Honduras, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Cartagena, Colombia, a donde llegó el pasado lunes.

En 2002 partió de Roma y cruzó el Atlántico, su destino final fue Nueva York. También ha hecho trayectos en el pacífico, entre Hong Kong y Tokio y en Rusia por el rio entre Moscú y San Petersburgo en 2003.

Álvaro de Marichalar es hermano mayor de Jaime de Marichalar, exmarido de la Infanta Elena de Borbón, procede de una familia noble, hijo del conde de Ripalda y nieto del Vizconde de Eza, fundador de la Legión Española, alcalde de Madrid y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Por línea materna es descendiente del fundador de Bilbao en 1300 y de la Casa Real Navarra. La familia Sáenz de Tejada, su línea materna, procede de la más antigua institución Nobiliaria de España. De Marichalar es piloto de la aviación y como tal prestó servicio en el Ejército del Aire, es empresario del sector inmobiliario y de las telecomunicaciones, pero es reconocido mundialmente por su espíritu aventurero, navegante y deportista con once records mundiales conseguidos a bordo de la pequeña embarcación en la que emprendido 40 expediciones.

Generalmente realiza recorridos de 150 millas marinas diarias, entre 10 y 14 horas, el trayecto más largo de las 40 expediciones fue en 2006 entre Hong Kong y Taiwán, en una embarcación más pequeña pero similar. En este recorrido por el Caribe el recorrido más largo fue entre Cuba y México de trece horas.

-Semana.com: Usted viene a rendirle homenaje a don Blas de Leso, el capitán español que derrotó al almirante Vernón en 1741. ¿Por qué rendirle un homenaje a Blas de Leso 273 años después?

-Álvaro de Marichalar: Este año es el 325 aniversario del natalicio de don Blas de Leso y los ingleses nunca han enseñado en sus escuelas la derrota que Blas de Leso le propinó al almirante Vernón, por eso vamos a hacerle un homenaje el viernes frente a su monumento y vamos a invitar al cónsul británico, porque de lo que se trata es de fusionar a Cartagena de Indias con la historia europea. Los anglosajones son maestros de la publicidad y esa derrota aquí en este suelo en Cartagena de Indias, ante Blas de Lezo, la han mantenido en silencio. No lo estudian por complejo o por salvar su imagen ‘invicta’ británica, que no están invictos. Inglaterra sufrió gravísimas derrotas casi siempre contra España. Cuando Vernon se retiraba derrotado, Blas de leso le mandó una misiva diciendo: ‘cuando su rey quiera volver a Cartagena tendrá que armar una escuadra diez veces mayor porque esta se le ha quedado para transportar carbón desde Londres a Dublín’.

El otro motivo para rendirle homenaje a este soldado español, es la vergüenza que siento porque en España no existe una escultura, una estatua o un busto de Blas de Leso, el hombre que derrotó a la armada inglesa con 30 mil hombres en 300 barcos. Colombia por el contrario sí le ha rendido homenaje y eso honra a Colombia. Es una pena, en España no existe un monumento en su memoria.
Al final esta expedición es un poco para hablar de eso y para poner en su justo punto lo que somos realmente, basado en el esfuerzo humano, el arrojo, el espíritu de superación, vencer los miedos, las frustraciones y asumir la vida de cara por derecho y en pie.


-Semana.com: ¿En tu recorrido por las otras naciones iberoamericanas has rendido homenaje a otros héroes del periodo del descubrimiento, conquista y colonia?

-Álvaro de Marichalar: He rendido homenaje a Blas de Leso en todos los puertos y países y se ha rendido homenaje a las poblaciones indígenas que defendieron lo suyo en Cuba, en Belice, Nicaragua, a los Cunas en Panamá. Hemos hecho la fusión de homenajear a Ponce de León, un señor gobernador de Puerto Rico, que dejaría su política de gobernador, se embarcó en tres carabelas a buscar la tierra de la eterna juventud y se encontró con Florida, los actuales Estados Unidos. Queremos promocionar toda esa historia de la gente valiente, amable, que fue estupenda y positiva con el indígena.

-Semana.com: ¿Qué has encontrado en la mar en estos dos meses de viaje?

-Álvaro de Marichalar: Como en otros mares del mundo que he recorrido en mi vida durante 32 años en 40 expediciones, he encontrado lo mismo: basura. La mar está llena de basura. Todas las naciones utilizamos la mar como el gran basurero de la humanidad, el problema es que la basura antigua, la que era reciclable, no hacia tanto daño. La basura actual, por el contrario, son materiales de compuestos químicos, polímeros, mercurio, cantidades ingentes de materiales químicos aislados artificialmente, que a la naturaleza le cuesta biodegradar muchísimos años, al no lograrlo esos materiales quedan por décadas en el fondo de la mar y eso se lo comen las tortugas, las ballenas, los meros, los salmones, los procesan mal, mueren y nosotros comemos todo eso. Al final toda esa basura acaba en la cadena alimenticia y en el ser humano. Eso está destrozando el equilibrio natural del océano y está suponiendo un problema gravísimo para la humanidad como lo es la desaparición de las especies. El atún rojo está a punto de desaparecer de la faz de la tierra por la codicia de los pescadores japoneses que los congelan y los tienen en un edificio en Tokio.

-Semana.com:¿Decías al principio que en todo el recorrido haces registros fílmicos o de fotografía. Que has logrado grabar?

-Álvaro de Marichalar: Llevo varias cámaras de video y fotografía, voy grabando en todo momento mientras voy navegando. Grabo en los puertos de recalada, a los barcos mercantes, submarinos y pesqueros. Al indio Cuna le pregunto qué pesca, cuanto pesa, donde vive, cuanto gana, cómo educa a sus hijos y hablo también con las autoridades de los puertos donde me reciben, voy hablando con las personas. Grabo las tormentas, la navegación, las puestas de las estrellas y los cometas, a la luna, a los delfines, a las medusas, a los tiburones, desembarco en las islas, grabo en la selvas, echo pie a tierra y ando un poco. Voy documentando todo para National Geografic y para las televisiones europeas. Tengo unas 120 horas rodadas y falta todavía la desembocadura del río Magdalena, la Sierra Nevada, la Guajira, Venezuela, Aruba, Curazao, para seguir a Trinidad y Tobago, recorrer todas las Antillas, las Granadinas, Antigua, San Barts, Islas Vírgenes hasta Puerto Rico.

Después de 40 expediciones en 30 años tienes que conocer bien el mar, pero vas en una embarcación pequeña, cuál ha sido el momento más difícil en el recorrido por el golfo de México, Centroamérica, el golfo de Urabá. En qué momento has visto crítica la expedición.

La mar nunca acabas de conocerla, siempre te enseña algo nuevo, la mar es bella pero traidora, la mar es como un animal salvaje, es como un león, como un chacal o un lagarto. No tiene lógica. El mar no tiene piedad, es un medio absolutamente indómito y repito, absolutamente salvaje. Lo más salvaje de la naturaleza es la mar, ni en la montaña ni en el desierto ni siquiera un alud de nieve es más salvaje. Es tan consustancial a la vida, por eso nunca se acaba de aprender de sus zarpazos y por eso nunca te puedes confiar. Cada día que pasa y lo conoces más, te da más miedo. Yo cada día le tengo más miedo. También respeto pero miedo, y el miedo hace que tenga mis mecanismos de defensa y eso es lo que me salva. Cuando tienes miedo en un combate, por ejemplo, cuando Blas de Leso vio los 300 buques ingleses en las costas de Cartagena, tuvo miedo, lo relataba en sus cartas. Cuando estás en una situación límite hay que estar alerta para sobrevivir.

En esta travesía como en las demás ha habido situaciones límites. Aquí la peor fue hace una semana en Panamá, poco después de pasar la localidad panameña de Nombre de Dios donde sufrí un incendio, fue imprevisible, lo pude apagar pero me tuve que arrojar al agua para no estallar con la embarcación, el mar la estrelló a la barrera de coral, la dejó volcada, luego vinieron tres olas y me estrellaron también contra la barrera de coral. La moto no estaba quemada del todo, lo primero que pensé es esto hay que sacarlo a tierra y hay que repararlo hoy mismo y hay que seguir a Cartagena.

-Semana.com:¿Qué has encontrado en lo recorrido hasta ahora por los países iberoamericanos?

-Álvaro de Marichalar: Yo creo que una de las grandes aportaciones de España en todo el proceso de colonia es el mestizaje y esa fusión de razas es la realidad de Iberoamérica. Es algo que supone una riqueza increíble. España no sólo trajo a España, trajo a Grecia, Roma, Mesopotamia. Con España vino todo el bagaje cultural de Europa. Vino también en ese entonces el derecho Romano junto con la iglesia Católica; vinieron Asiria y Egipto. La fusión con lo indígena a veces fue traumática a veces no. Al final es una realidad riquísima en lo cultural.

-Semana.com: ¿Por qué insiste en una diferenciación entre Iberoamérica y Latinoamérica?

-Álvaro de Marichalar: Es muy importante que seamos conscientes de que el concepto Latinoamérica fue inventado por Napoleón y acuñado por la anglosajones, construido sobre la leyenda negra de la colonia española ante la imposibilidad de no haber podido apoderarse de esta zona del mar donde España tenía una presencia sólida basada en su acción racial, mestizaje, religión, idioma común y por supuesto todo el intercambio comercial que hubo entre España y sus colonias. Parte de la historia negra se ha edificado diciendo que los españoles se llevaron el oro de América, oro que ya no está en Europa. El oro que llegó de América fue un dique para contener el Islam. Ese oro americano supuso que en Escocia o en Lima no tengamos mezquitas. Ese oro se utilizó muy bien, creo yo. Ese oro no está en ninguna casa ni en ningún banco español ehh. Ese oro está en los banqueros holandeses y en los pagos de los créditos, que -insisto- se usó para detener el avance del imperio Otomano y al Islam.

-Semana.com: ¿Es muy pequeña tu embarcación y tienes que escoger equipaje, qué te acompaña en la moto?

-Álvaro de Marichalar: Esta es una embarcación de 11 pies (tres metros con 35 centímetros), viajo con una serie de elementos de navegación de altura, como luces de navegación, mecanismos de orientación, brújulas, compases, tres gps, cinco bidones de gasolina que me da una autonomía de 150 millas náuticas (300 kms), un panel solar para recargar las baterías, dos radios de comunicaciones, bengalas, botes para salvamento, llevó un sistema de comunicación satelital, pueden seguir mi posición en tiempo real desde cualquier lugar del mundo, llevo banderas de los países que me acogen y llevo una mascota, un oso ruso de felpa, donde vivo en Moscú. Llevo adhesivos de los patrocinadores.

-Semana.com: ¿Has quedado a la deriva en algún momento de esta travesía?

-Álvaro de Marichalar: Me quedo a la deriva muchas veces para dormir, o porque no encuentro la llegada o porque es peligroso y no es recomendable aparecer en puerto. Hay zonas complicadas, hay sitios calentitos de tráfico también y es mejor no acercarse. Hay sitios de pirateo y no es sólo aquí o en surafrica. Me quedo a dormir a la deriva, 20 o 25 millas adentro que no te ve nadie.

-Semana.com:¿Por qué escogiste este tipo de embarcación para la expedición?

-Álvaro de Marichalar: Porque en esta embarcación tienes una presencia del mar muy próxima, te permite una relación muy íntima con el medio. Ahora que pasé por las islas del Rosario se podía ver el fondo, eso te da una sensación como si estuvieras sobrevolando. Eso no te lo permite otro tipo de embarcación. Vas mojándote, te caes mucho, es un deporte extremo, muy bonito, pero la sensación que tienes de navegar es absolutamente radical. No como en otros barcos que tienes el borde mas alto no te mojas. Aquí sientes la mar y la padeces, pero vives la mar.