R E C U A D R O

Entrevista con Laura Doyle.

26 de marzo de 2001

Entrevista con Laura Doyle, una ama de casa de California que escribió el libro Surrendered Wife en el cual da consejos sobre cómo conseguir la felicidad dentro del matrimonio.



SEMANA: Qué es lo que exactamente usted quiere decir con rendidas (surrendered)?

Laura Doyle: Una mujer rendida entiende que ella no puede cambiar a todo el mundo sino a ella misma. Ella no puede cambiar a su esposo por eso no trata de decirle como manejar o como vestirse o qué comer. Ella entiende que aceptarlo es critico para crear intimidad y se enfoca en cambiar ella misma.

SEMANA: ¿Pero muchos piensan que es someterse?

L.D.: No. Esto no se trata de ser sometida o ser sirviente sino dejar al esposo tener el control de su propia vida.

SEMANA: ¿El feminismo y la lucha por la igualdad entre los sexos ha contribuido a que las mujeres sean mas controladoras?

L.D.: Yo soy feminista pero me parece que este movimiento hablo mucho acerca de lo que las mujeres querían en el trabajo más no en la casa. De manera que funciona en cómo manejar los proyectos, manejar la oficina, los clientes y trepar la escalera corporativa pero el matrimonio no se trata de manejar al esposo. Nuestros objetivos en casa son muy diferentes. Queremos ternura, compañía, fidelidad y eso requiere de otras habilidades. Yo le aconsejo a las mujeres que cambien esos sombreros en la manera en que pasan de un ambiente a otro.

SEMANA: ¿Qué cosas concretas hay que hacer para ser una esposa rendida?

L.D.: En el contexto de un matrimonio en el cual la mujer que ha sido muy controladora de su marido como yo lo fui suceden cosas como estas: íbamos a un restaurante y si el ordenaba ternera - que es un plato más costoso que la pasta- empezaba a darle una cantaleta sobre como debíamos ahorrar dinero. Eso es muy controlador. En ese contexto tiene mucho más sentido decir: ‘tú pagas las cuentas’ y no preocuparse por nada más.

También recomiendo que las mujeres no usen el sexo como una estrategia para negociar porque puede tener un efecto muy congelador en la intimidad de la pareja. Si usted le dice a su esposo: ‘hoy no sacaste la basura por eso no voy a tener sexo contigo esta noche’, es una situación en donde ambos pierden. En lugar de eso les pido a las mujeres que piensen en lo que quieren para hacer la sexualidad más agradable con él. Cosas como invitarlo a un masaje en la espalda o un baño de espuma juntos para entrar en el ambiente.

Expresar gratitud todo el tiempo por las cosas que él hace y que usted aprecia. Darle gracias por sacar la basura, trabajar duro para la familia, por traerle el vaso de agua en medio de la noche. Muchas veces decimos: ¡por qué le voy a agradecer si yo también trabajo muy duro!. La verdad es que necesitamos que nos aprecien y ellos también.

SEMANA: ¿Cómo evitar caer en una reacción machista por parte del hombre?

L.D.: Hay tres tipos de esposos a los que yo recomiendo que una mujer no se debe rendir. El primero es el alcohólico, drogadicto o apostador compulsivo. El otro es el que sea abusivo físicamente y el tercero es aquel que no sea fiel. Si no tiene ninguno de esos tres es porque tiene un buen tipo. No un hombre perfecto pero uno que es capaz de quererla y con el cual se puede tener una relación maravillosa. La mayoría de los hombres quieren que la mujer esté feliz y nos quieren complacer. Este es un ejercicio que les digo a las mujeres que hagan. Les digo que salgan una noche y dejen que el esposo se haga cargo de todo y que ellas solo se relajen y lo disfruten. Ha resultado que los esposos de verdad hacen todo lo posible por complacerlas.

SEMANA: El problema es que muchas veces ellos no están interesados en complacernos.

L.D.: Sí, deberíamos hacer un libro sobre los esposos rendidos pero no podríamos obligarlos a leerlo ni a que hagan todo lo que el libro dice. Pero sí puede trabajar en usted misma y eso es lo que este libro habla y ha resultado que la mujer tiene mucho poder en la relación para hacer cambios positivos.

SEMANA: ¿Qué gana una mujer si hace todo esto?

L.D.: Las cientos de mujeres que han ido a mis seminarios o han leído mi libro han dicho que tienen la relación que siempre soñaron tener. Es como si el hombre que se le había perdido regresara a casa. Otros beneficios es que la dignidad se restablece porque cuando uno controla a su esposo no se siente bien. Yo soñaba como mi madre en su peor día. Ahora que no hago crítica y no controlo me gusta más la persona que soy. Además, cuando quería llevar las riendas de su vida y de mi vida no tenía tiempo para nada. Ahora tengo tiempo para disfrutar. La más importante es que el matrimonio se vuelve un disfrute y la tensión desaparece. La pasión regresa. Se disfruta juntos, se ríen, se toman de la mano y bailan en la cocina.

SEMANA: Muchas mujeres quieren encontrar esposos tiernos y sensibles. ¿Eso se puede encontrar siguiendo sus consejos?

L.D.: Muchas de nosotros queremos esposos tiernos pero en realidad estamos atraídas hacia los hombres muy masculinos. La sensibilidad es más una característica femenina. Pienso que cuando decimos eso queremos ambas cosas: alguien masculino que sea tierno y sensible a la vez. Eso es difícil de conseguir. Las mujeres deben decidir si quieren estar con hombres masculinos o no.

SEMANA: ¿Cómo es que la vulnerabilidad lleva a la confianza?

L.D: Como adultos pensamos que debemos evitar ser vulnerables pero en un matrimonio la vulnerabilidad es importante y usted debe mostrar esa vulnerabilidad porque así es como la gente se conecta con la otra. Si no se confía no querrá estar vulnerable en frente de esa persona. Es bueno decirle tengo miedo, pero cuidado: lo que no hay que hacer es decirle que tiene miedo de que él vaya a cometer un error. Tener expectativas negativas de el es en realidad hacerle una crítica.

SEMANA: ¿En qué circunstancia hay que decir la frase ‘Como tú digas, querido’?

L.D.: Yo recomiendo esa frase para cuando el marido le pide consejo sobre un tema que es realmente su responsabilidad, como por ejemplo, qué olla usar para hacer los omelettes o dónde debe parquear el carro. Eso significa confiar en él. Las mujeres en mis seminarios se entrenan en decir qué quieren y qué sienten pero cuando se trata de campos en los que él tiene la responsabilidad es mejor no opinar. Si voy a comprar una casa, lo mejor es que los dos hablen para discutirlo. Depende de la división de trabajo que haya en el hogar. No todos tiene que hacer todo. Unos cocinan, otros lavan las ollas, unos manejan las finanzas y otros hacen otras cosas. Lo que yo digo es que si yo soy la que cocina, mientras lo esté haciendo el no debe entrar a hacer comentarios o darme consejos porque yo sé cómo hacerlo. Al mismo tiempo yo no le digo cómo invertir el dinero ni cómo gastarlo porque él está haciendo ese trabajo por mí.

SEMANA: Y si su esposo pone el dinero en la bolsa y usted sabe que es una pésima inversión ¿qué hace?

L.D.: Yo cometo errores en mis decisiones y ellos también y creo que él tiene el control de sus cosas. Y muchas veces en mi matrimonio yo creía que yo sabía más que el otro y le decía lo que creía que era mejor y en muchos de esos momentos estuve equivocada. Muchas veces estaba en lo cierto pero su manera de hacer las cosas también funcionaba y no era necesario pelear sobre el asunto ni criticarlo porque cometió un error.

SEMANA: ¿Por qué cree que su libro y sus ideas han tenido tanto éxito?

L.D.: Creo que tenemos un gran momento de paz y prosperidad —el más largo en la historia— y podemos darnos el lujo de ser introspectivos y evaluar nuestra vida. Hemos sido muy exitosos en cumplir con nuestras metas en el trabajo pero no mucho en la casa. Tenemos un promedio de divorcio del 50 por ciento y 25 por ciento de los matrimonios son infelices pero siguen juntos. La atención ahora se está concentrando en cómo tener las dos cosas, queremos grandes trabajos y grandes matrimonios y el momento es el correcto para esto porque hemos sido ya capaces de ser muy buenos en el trabajo.



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Entrevista con Laura Doyle, una ama de casa de California que escribió el libro Surrendered Wife en el cual da consejos sobre cómo conseguir la felicidad dentro del matrimonio.



SEMANA: Qué es lo que exactamente usted quiere decir con rendidas (surrendered)?

Laura Doyle: Una mujer rendida entiende que ella no puede cambiar a todo el mundo sino a ella misma. Ella no puede cambiar a su esposo por eso no trata de decirle como manejar o como vestirse o qué comer. Ella entiende que aceptarlo es critico para crear intimidad y se enfoca en cambiar ella misma.

SEMANA: ¿Pero muchos piensan que es someterse?

L.D.: No. Esto no se trata de ser sometida o ser sirviente sino dejar al esposo tener el control de su propia vida.

SEMANA: ¿El feminismo y la lucha por la igualdad entre los sexos ha contribuido a que las mujeres sean mas controladoras?

L.D.: Yo soy feminista pero me parece que este movimiento hablo mucho acerca de lo que las mujeres querían en el trabajo más no en la casa. De manera que funciona en cómo manejar los proyectos, manejar la oficina, los clientes y trepar la escalera corporativa pero el matrimonio no se trata de manejar al esposo. Nuestros objetivos en casa son muy diferentes. Queremos ternura, compañía, fidelidad y eso requiere de otras habilidades. Yo le aconsejo a las mujeres que cambien esos sombreros en la manera en que pasan de un ambiente a otro.

SEMANA: ¿Qué cosas concretas hay que hacer para ser una esposa rendida?

L.D.: En el contexto de un matrimonio en el cual la mujer que ha sido muy controladora de su marido como yo lo fui suceden cosas como estas: íbamos a un restaurante y si el ordenaba ternera - que es un plato más costoso que la pasta- empezaba a darle una cantaleta sobre como debíamos ahorrar dinero. Eso es muy controlador. En ese contexto tiene mucho más sentido decir: ‘tú pagas las cuentas’ y no preocuparse por nada más.

También recomiendo que las mujeres no usen el sexo como una estrategia para negociar porque puede tener un efecto muy congelador en la intimidad de la pareja. Si usted le dice a su esposo: ‘hoy no sacaste la basura por eso no voy a tener sexo contigo esta noche’, es una situación en donde ambos pierden. En lugar de eso les pido a las mujeres que piensen en lo que quieren para hacer la sexualidad más agradable con él. Cosas como invitarlo a un masaje en la espalda o un baño de espuma juntos para entrar en el ambiente.

Expresar gratitud todo el tiempo por las cosas que él hace y que usted aprecia. Darle gracias por sacar la basura, trabajar duro para la familia, por traerle el vaso de agua en medio de la noche. Muchas veces decimos: ¡por qué le voy a agradecer si yo también trabajo muy duro!. La verdad es que necesitamos que nos aprecien y ellos también.

SEMANA: ¿Cómo evitar caer en una reacción machista por parte del hombre?

L.D.: Hay tres tipos de esposos a los que yo recomiendo que una mujer no se debe rendir. El primero es el alcohólico, drogadicto o apostador compulsivo. El otro es el que sea abusivo físicamente y el tercero es aquel que no sea fiel. Si no tiene ninguno de esos tres es porque tiene un buen tipo. No un hombre perfecto pero uno que es capaz de quererla y con el cual se puede tener una relación maravillosa. La mayoría de los hombres quieren que la mujer esté feliz y nos quieren complacer. Este es un ejercicio que les digo a las mujeres que hagan. Les digo que salgan una noche y dejen que el esposo se haga cargo de todo y que ellas solo se relajen y lo disfruten. Ha resultado que los esposos de verdad hacen todo lo posible por complacerlas.

SEMANA: El problema es que muchas veces ellos no están interesados en complacernos.

L.D.: Sí, deberíamos hacer un libro sobre los esposos rendidos pero no podríamos obligarlos a leerlo ni a que hagan todo lo que el libro dice. Pero sí puede trabajar en usted misma y eso es lo que este libro habla y ha resultado que la mujer tiene mucho poder en la relación para hacer cambios positivos.

SEMANA: ¿Qué gana una mujer si hace todo esto?

L.D.: Las cientos de mujeres que han ido a mis seminarios o han leído mi libro han dicho que tienen la relación que siempre soñaron tener. Es como si el hombre que se le había perdido regresara a casa. Otros beneficios es que la dignidad se restablece porque cuando uno controla a su esposo no se siente bien. Yo soñaba como mi madre en su peor día. Ahora que no hago crítica y no controlo me gusta más la persona que soy. Además, cuando quería llevar las riendas de su vida y de mi vida no tenía tiempo para nada. Ahora tengo tiempo para disfrutar. La más importante es que el matrimonio se vuelve un disfrute y la tensión desaparece. La pasión regresa. Se disfruta juntos, se ríen, se toman de la mano y bailan en la cocina.

SEMANA: Muchas mujeres quieren encontrar esposos tiernos y sensibles. ¿Eso se puede encontrar siguiendo sus consejos?

L.D.: Muchas de nosotros queremos esposos tiernos pero en realidad estamos atraídas hacia los hombres muy masculinos. La sensibilidad es más una característica femenina. Pienso que cuando decimos eso queremos ambas cosas: alguien masculino que sea tierno y sensible a la vez. Eso es difícil de conseguir. Las mujeres deben decidir si quieren estar con hombres masculinos o no.

SEMANA: ¿Cómo es que la vulnerabilidad lleva a la confianza?

L.D: Como adultos pensamos que debemos evitar ser vulnerables pero en un matrimonio la vulnerabilidad es importante y usted debe mostrar esa vulnerabilidad porque así es como la gente se conecta con la otra. Si no se confía no querrá estar vulnerable en frente de esa persona. Es bueno decirle tengo miedo, pero cuidado: lo que no hay que hacer es decirle que tiene miedo de que él vaya a cometer un error. Tener expectativas negativas de el es en realidad hacerle una crítica.

SEMANA: ¿En qué circunstancia hay que decir la frase ‘Como tú digas, querido’?

L.D.: Yo recomiendo esa frase para cuando el marido le pide consejo sobre un tema que es realmente su responsabilidad, como por ejemplo, qué olla usar para hacer los omelettes o dónde debe parquear el carro. Eso significa confiar en él. Las mujeres en mis seminarios se entrenan en decir qué quieren y qué sienten pero cuando se trata de campos en los que él tiene la responsabilidad es mejor no opinar. Si voy a comprar una casa, lo mejor es que los dos hablen para discutirlo. Depende de la división de trabajo que haya en el hogar. No todos tiene que hacer todo. Unos cocinan, otros lavan las ollas, unos manejan las finanzas y otros hacen otras cosas. Lo que yo digo es que si yo soy la que cocina, mientras lo esté haciendo el no debe entrar a hacer comentarios o darme consejos porque yo sé cómo hacerlo. Al mismo tiempo yo no le digo cómo invertir el dinero ni cómo gastarlo porque él está haciendo ese trabajo por mí.

SEMANA: Y si su esposo pone el dinero en la bolsa y usted sabe que es una pésima inversión ¿qué hace?

L.D.: Yo cometo errores en mis decisiones y ellos también y creo que él tiene el control de sus cosas. Y muchas veces en mi matrimonio yo creía que yo sabía más que el otro y le decía lo que creía que era mejor y en muchos de esos momentos estuve equivocada. Muchas veces estaba en lo cierto pero su manera de hacer las cosas también funcionaba y no era necesario pelear sobre el asunto ni criticarlo porque cometió un error.

SEMANA: ¿Por qué cree que su libro y sus ideas han tenido tanto éxito?

L.D.: Creo que tenemos un gran momento de paz y prosperidad —el más largo en la historia— y podemos darnos el lujo de ser introspectivos y evaluar nuestra vida. Hemos sido muy exitosos en cumplir con nuestras metas en el trabajo pero no mucho en la casa. Tenemos un promedio de divorcio del 50 por ciento y 25 por ciento de los matrimonios son infelices pero siguen juntos. La atención ahora se está concentrando en cómo tener las dos cosas, queremos grandes trabajos y grandes matrimonios y el momento es el correcto para esto porque hemos sido ya capaces de ser muy buenos en el trabajo.



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www.surrenderedwife.com