FIEBRE DE SABADO

Un nuevo estudio cuestiona el uso de medicamentos para evitar las convulsiones en los niños.

30 de septiembre de 1991

EL TEMOR A LAS convulsiones ocasionadas por la fiebre alta en los niños ha llevado a prescribir fenobarbital, un barbitúrico considerado inofensivo, para prevenirlas. Pero ahora un nuevo estudio ha demostrado que la droga no sólo puede fallar sino que afecta el desempeño mental del niño.
En la investigación se realizó un seguimiento a dos centenares de pequeños entre los ocho y 36 meses de edad, que habían sufrido convulsiones durante los ataques de fiebre. A la mitad de ellos se les dió diariamente una dosis de fenobarbital, mientras los otros recibieron un placebo. Dos años después, los niños que tomaron droga habían sufrido el mismo número de ataques que aquellos que no la tomaron. Pero además, sus puntajes en pruebas para medir el cociente intelectual, eran 8.4 puntos más bajos en los del primer grupo. Según la pediatra norteamericana Debora Hirtz, quien realizó la investigación en el Instituto de Salud de Bethesda, seis meses después de que la droga fue interrumpida, el puntaje de estos niños continuaba 5.2 puntos por debajo. Estos ataques, que tanto angustian a los padres, usualmente son inofensivos, señala la especialista. Las convulsiones provocadas por la fiebre alta pueden ser preferibles a una droga, que no solamente parece ser inefectiva en la prevención sino que puede tener serios efectos adversos. Si existe una historia familiar de convulsiones, los padres pueden sentirse preocupados cuando la temperatura sube de 39 grados; sin embargo, hay otras medidas efectivas para bajar la fiebre y evitar las convulsiones: poner compresas o bañar al niño con agua tibia y darle una pastilla de acetaminofén cuatro horas o de iburofén, cada seis horas. Otra advertencia importante es no utilizar aspirina para infecciones virales, ya que el ácido acetilsalicílico ha sido relacionado con una extraña y grave enfermedad neurológica, llamada síndrome de Reye. Pero lo más importante es saber que la fiebre en sí misma no es peligrosa y puede incluso ser benéfica, ya que es síntoma de que el organismo está peleando contra una infección.