¿FIN DEL MUNDO O FIN DE SEMANA?

Participantes de un congreso italiano de astrología vaticinan que el mundo se acabará este sábado (el pasado). Al margen de la predicción, se plantean serias dudas sobre el hombre.

13 de diciembre de 1982

Si lo que se afirma en este artículo resulta cierto, este ejemplar de "SEMANA" no debería estar en sus manos. Sin embargo, esperemos que no sea así, en contra de lo que un serio cable de una agencia internacional transmitió el pasado martes nueve: "el mundo se acaba el próximo sábado".
No se trataba de un loco caminando por una avenida con el tradicional cartel de "se acerca el fin del mundo, arrepentíos". Se trataba de un congreso de astrólogos de todo el mundo, celebrado en Campione d'Italia, un pueblo situado 900 kilómetros al norte de Roma.
Los astrólogos decidieron celebrar su congreso en esa fecha y no en otra posterior porque todos tenían en común un solo presentimiento: cierto fenómeno celeste sin precedentes en la historia de su esotérica disciplina, cuyos efectos serían, sin duda la devastación total de todo lo conocido.
Se trata, nada menos, que de la conjunción de todos los planetas entre los espacios celestes de los signos Libra y Capricornio, es decir, unos setenta grados del cuadrante en que se ha dividido el espacio exterior.
Los astrónomos, cuya actividad difiere radicalmente de la de los astrólogos, no tuvieron otra reacción que distender los músculos de sus caras en una amplia mueca comúnmente llamada carcajada, cuando las agencias internacionales empezaron a transmitir informaciones sobre la discusión del congreso italiano.
En efecto. Mientras los astrólogos han difundido a través de milenios la creencia de que la posición de los astros influye directamente sobre el acontecer diario de los seres humanos, los astrónomos, cuya ciencia se originó en las primeras observaciones que debieron hacer los babilonios hace tres mil años, creen que los movimientos de los planetas son fenómenos comunes dentro de la mecánica celeste, que nada tienen que ver con los sentimientos de una novia enamorada o la suerte de un comerciante.
Los horóscopos, sin embargo, predicen sobre estas materias a diario, en todo el mundo, y la gente cree en ellos. Muchos ven cotidianas coincidencias entre las predicciones del periódico matinal y lo que les pasa durante el día. Aunque el racionalismo se opone radicalmente a lo que los horóscopos representan, la gente no deja de consultarlos. Generalmente, las personas que no creen en los horóscopos, los leen "por no dejar". Y es posible que hasta algún astrónomo despistado, lleno de hirsutos y lógicos argumentos contra la astrología, eche furtivamente un vistazo a su horoscopo diario.
De todas formas, en el congreso italiano, que tuvo una duración de una semana, hubo también serias divergencias. Como una muestra del auge que esta actividad está tomando en el mundo, el evento contó con la asistencia de serios teólogos católicos y de "científicos" cuyas disciplinas no fueron mencionadas por los cables internacionales.
APOCALIPSIS EN SABADO
Mientras el sector "radical" de los astrónomos ya daba por sentado que el mundo se acabaría el próximo (pasado) sábado, un grupo de "moderados" tuvo la prudencia de recordar que ya en otras fechas se han presentado similares conjunciones de planetas y no ha ocurrido nada especial.
Los moderados, en una posición mucho más racional, interpretaron la conjunción de los planetas como el síntoma de una crisis social y política que vivirá el mundo durante las próximas décadas. Según sus voceros, esta crisis desembocará en un colapso, cuya naturaleza (guerra, revolución etcétera) no se aclaró, pero que cambiaría por completo el modo y la calidad de la vida del hombre.
"Al formular la posibilidad de un apocalipsis", dijo uno de los organizadores del Congreso, "sabemos que no se trata de conjunciones astrológicas sino de los males que el hombre podría causar al planeta".
Pero mientras los teólogos y científicos asistentes al congreso debatían con toda seriedad estos temas, otro sector del congreso voceaba a los cuatro vientos la historia del fin del mundo en el fin de semana. La astróloga Lisa Morpurgo dijo, por ejemplo, que el fin del mundo se producirá el sábado porque "estaba escrito al comienzo del sistema planetario, así como nuestras muertes están escritas en nuestras fecundaciones individuales".
Pero hubo, paralelamente, toques de seriedad. La conclusión final del congreso fue que, si el mundo no se acaba el sábado, en los próximos veinte años podrán producirse cambios que no llevarán al fin del mundo sino a un planeta mejor, "quizás como reacción a un colosal traumatismo".
El padre Ernesto Balducci, uno de los teólogos participantes, manifestó: "Las alternativas de muerte o de vida, de final o de comienzo, dependen totalmente de la responsabilidad con que el hombre afrontará el mundo que le fue confiado...".
En resumen, la conjunción de los planetas y las alineaciones nefastas pueden estar divorciadas de las catástrofes celestes, pero influirían o podrían hacerlo en la vida de cada uno.