Fuera de control

Los repentinos e inexplicables ataques de ira pueden tener una causa organica y, por consiguiente, tratamiento.

22 de julio de 1991

SALIRSE DE CASIllas no Es simplemente un signo de mal genio. Enfurecerse sin una razón aparente puede ser el primer síntoma de una enfermedad mental, por fortuna, tratable. El doctor Mauricio Pava y sus colegas del Hospital Cívico de Ottawa, Canadá, estudiaron los casos de un grupo de personas que se encontraban en terapia psiquiátrica a causa de repentinos e inexplicables ataques de ira.
En el pasado su furia hubiera sido vista como un problema secundario, derivado de un trastorno más serio. Pero Fava descubrió que también puede tener origen en un desequilibrio químico, lo cual puede ser controlado con drogas antidepresivas,
Básicamente, todas las personas iracundas tienen la misma historia: repentinamente empiezan a sufrir ataques de ira, sin razones justificadas y cada vez con mayor frecuencia. En este estado, el semblante se transforma, el rostro se enrojece y el ritmo respiratorio se altera,