SALUD

Hábitos en el embarazo influyen en la orientación sexual del niño

Un especialista afirma que las mujeres que fuman tienen más posibilidades de tener hijas lesbianas o bisexuales.

21 de enero de 2014

Beber y consumir sustancias psicoactivas puede disminuir el coeficiente intelectual de un niño, mientras que el consumo de hormonas sintéticas y fumar aumentaría la probabilidad de que niñas sean lesbianas o bisexuales. Así lo afirma Dick Swaab, profesor de neurobiología en la Universidad de Ámsterdam (Holanda), en un nuevo libro.

Asimismo, una madre que viva en una zona con altos niveles de contaminación ambiental puede tener más probabilidades de que su hijo desarrolle autismo.

Las afirmaciones de Swaab se dan en el contexto de los últimos estudios académicos sobre los vínculos entre los estilos de vida de las mujeres embarazadas y el desarrollo de sus bebés. Estos proporcionan evidencia sobre la sensibilidad del cerebro a las influencias externas.


"La exposición prenatal a las anfetaminas y nicotina aumenta la probabilidad de que las hijas sean lesbianas", dijo Swaab al Sunday Times. También señaló que fumar o sufrir altos niveles de estrés influye en la sexualidad y el coeficiente intelectual de sus hijos.

"Las mujeres embarazadas que sufren de estrés también son más propensas a tener hijos homosexuales de ambos sexos, ya que su nivel elevado de cortisol -hormona que aumenta durante el estrés físico o emocional- afecta la producción de hormonas sexuales en el feto”, explicó el neurocientífico.

Otros estudios han demostrado que tener varios hermanos mayores aumenta las probabilidades de que los varones sean homosexuales en un futuro. Se cree que esto sucede porque, con cada embarazo, el sistema inmunitario de la madre se vuelve más sensible contra ciertas estructuras del sistema nervioso central del feto.

Swaab explicó que el cerebro de los fetos se empieza a desarrollar a las dos semana de embarazo y las toxinas que entran al cuerpo tienen un impacto en este proceso.

Los estudios demuestran que las mujeres que tomaron estrógeno sintético entre 1939 y 1960 para reducir las posibilidades de sufrir un aborto involuntario tenían una mayor probabilidad de que sus hijas fueran bisexuales o lesbianas.

En el caso de las mujeres que beben licor en exceso, dijo el neurocientífico, "las células que debían migrar a través del cerebro (del feto) pueden, simplemente, terminar abandonándolo".

Polémica

La primera vez que Swaab exploró las diferencias entre los cerebros de las personas homosexuales y heterosexuales en la década de los ochentas, se desató una gran protesta por parte de los defensores de los derechos de esta comunidad, quienes argumentaron que sus hallazgos tildaban a la homosexualidad de ser un "problema médico".

Pero el profesor Swaab, de 69 años, dice que su afirmación de que la sexualidad se define en el vientre acaba con dicho argumento, a menudo tomado por grupos ultraconservadores que alegan que los homosexuales pueden ser "curados".

Sin embargo, la orientación sexual no es el único tema tratado en el libro del profesor Swaab. Entre sus otras afirmaciones polémicas está la idea de que el comportamiento difícil de los adolescentes puede ser una estrategia evolutiva para evitar el incesto, y que los partos complicados influirían en la esquizofrenia, el autismo y la anorexia.

Ben Summerskill, director ejecutivo de la organización de derechos gay Stonewall, dijo al DailyMail: "No hay una pizca de evidencia que apoye la idea de que el estilo de vida de la madre cambia la sexualidad de un niño".
 
"Nuestra opinión es que la sexualidad es probablemente causada por factores genéticos, pero hasta que no haya evidencia, nadie puede decir que una u otra (afirmación) es cierta", agregó.
 
Por otro lado, el defensor de los derechos gay Peter Tatchell recibió de manera más positiva las ideas del profesor. "Es una derrota para los religiosos y políticos homofóbicos. Si ser gay está, en gran parte o completamente determinado por factores biológicos antes del nacimiento, es inmoral condenar o discriminar a gays y lesbianas".

Basado en estos y otros datos, Swaab afirma que los estilos de vida “son sólo una influencia ya que, con la genética, juegan el papel más importante”. Y añadió que la investigación demuestra que el desarrollo del cerebro durante el embarazo está directamente relacionado con los estilos de vida de los adultos.