El hombre en llamas requiere mucha concentración. Para realizarse, la persona debe usar un traje especial y tener mucho dominio de la situación. | Foto: Cortesía. Golpe de Gracia.

SOCIEDAD

Ganándose la vida a porrazos, los dobles de acción en Colombia

Los dobles de riesgo en Colombia existen y son mucho más que simples extras en el set. Estas personas hacen del peligro su trabajo. Con profesionalismo y nervios de acero, demuestran en cada escena que este oficio es para quienes temer no es una opción.

Manolo Villota Benítez, colaborador de Semana.com
1 de septiembre de 2012

La vida de un doble de riesgo no es para nada aburrida. Sus días se debaten entre ser atropellados por carros, hacer persecuciones en moto, colgar de edificios, o volar esquivando explosiones. Se arriesgan, no solo para darle vistosidad a las escenas con más adrenalina, sino también, como una forma de trabajo, para ganarse el día a día.

“Ser doble implica tener una condición mental que te permita saltar de un segundo piso, encenderte en llamas o fingir una pelea con toda la seguridad del caso”, comenta Juan Carlos García, director de la compañía Golpe de Gracia; fundada hace 23 años y ubicada en el barrio Spring, en el norte de Bogotá.

Desde sus inicios como actor, García ya estaba involucrado con patadas, saltos y caídas ficticias. Incursionó en principio con colegas como Edgardo Román. Luego perfeccionó la técnica junto a Kerry Skalsky, un reconocido doble en Estados Unidos. Pero, fue en Seattle donde Juan Carlos obtuvo su certificado oficial como stunt (como son llamados mundialmente los dobles).
 
Golpe de Gracia respira acción. Colchonetas, plataformas y trampolines ambientan el perfecto lugar de entrenamiento para las personas que diariamente tientan el peligro.

Para sorpresa de muchos, en más de veinte años de labores solo ha existido una lesión considerable: sucedió mientras entrenaban caída libre -una de las especialidades del oficio-, cuando uno de los muchachos sufrió una fractura de rodilla. De ahí en adelante solo han sido leves rasguños.

Dentro de esta casa de dos pisos, hasta las paredes hablan sobre lo que aquí se hace. Diferentes escenas de acción se hallan dibujadas por todo el lugar.

La semana está organizada en un tablero acrílico que se encuentra en la sala de juntas. Persecuciones el lunes, golpizas los martes, rodadas por escaleras los miércoles... Son las actividades que componen las jornadas de este equipo compuesto por más de 50 personas.

Para ser doble es necesaria una preparación física previa. En Golpe de Gracia se mide tanto el potencial corporal como mental de la persona. Tres profesionales son encargados de dar el visto bueno a los aspirantes: un psicólogo, un médico y un preparador físico.

Según Juan Carlos, muchos llegan con la intención, pero pocos son los que pasan la prueba; artistas marciales, gimnastas, y hasta futbolistas audicionan, sin embargo, “no todos tienen el chip del stunt”, dice.
 
Cuando haces lo que te gusta

David Herrera tiene 30 años y es ingeniero electrónico. Define al peligro como su profesión. Comenzó en el doblaje hace nueve años, cuando reemplazó a la actriz Ana Lucía Domínguez en la telenovela Pasión de Gavilanes.

Debió entonces descolgarse de un puente a 25 metros de altura. “La escena era de un suicidio. Yo debía ir atado a una cuerda haciendo un péndulo sobre el lago en el que caía el personaje”, comenta. A partir de ese momento quedó enamorado de este oficio.

Actualmente David está dedicado de tiempo completo a las escenas de acción. Cuando piensa en retrospectiva entiende que toda su vida ha sido un camino hasta este punto.

Desde niño, fascinado por las películas que veía en la televisión, siempre quiso saltar, correr y rodar por donde más pudiera. Finalmente lo logró. Hoy solo dice: “Es mi sueño hecho realidad, amo lo que hago y seguiré mientras tenga vida”.

Por lo general, los dobles de riesgo invierten a su entrenamiento en promedio cuatro horas diarias de acondicionamiento físico. No obstante, antes de empezar a ejecutar escenas profesionalmente, deben prepararse por lo menos un año. En ese tiempo potencian sus habilidades.

“Lo mejor de este oficio es la adrenalina que experimentas”, comenta Edissa Sánchez con un tono de voz jovial propio de sus veinte años. Llegó a ser doble a través de su hermano, quien es actor. Cuando su familiar le contó qué se hacía en Golpe de Gracia, pensó: “Esto es lo mío”. Motivada por la idea de dedicar su vida a algo totalmente fuera de lo común, empacó maletas y viajó desde su natal Neiva para convertirse en una stunt.

Hace poco dobló a Carolina Gómez en una producción que exigía un salto desde un puente hasta una colchoneta. En esta escena tenía que estar vestida de novia. Nunca antes había experimentado nervios semejantes, fueron menos de cinco segundos en los que pensó: “¡Quiero llegar a la colchoneta ya!”, relata mientras vuelve a reír al recordar el suceso. Esta experiencia le sirvió de aliciente para entrenar mucho más. 

Amigos y familiares no siempre están de acuerdo con este estilo de vida, eso le pasó a Julio Vanegas, de 23 años, integrante de Action Team. No fueron pocas las veces en que fue tildado de loco por dedicarse al doblaje, a lo que ni siquiera consideraban un oficio: “Es difícil en un principio teniendo en cuenta que tomas un riesgo, pero con el tiempo mi familia ha ido entendiendo”.

Julio recuerda especialmente un trabajo en el que debió lanzarse repetidamente desde el octavo piso de un edificio en el centro de Bogotá, manifiesta como el nivel de adrenalina y estar entre la vida y la muerte, lo llevan a sentirse extasiado: “Es una sensación indescriptible”, cuenta.

Un alto riesgo por un bajo costo

Jhonatan Ochoa tiene 26 años, es de Santa Marta. Aparte de ser un doble también es bailarín y actor. Siempre ha tenido claro que el arte es su vida entera. Es un acróbata consumado y le gusta tomar riesgos.

Ochoa trabaja como free lance y reprocha el pago que recibe por arriesgar su vida de esta manera. La escena más difícil que tuvo que realizar consistió en saltar de un cuarto piso a otro, los cuales tenían más de tres metros de distancia entre sí. Aunque salió ilesom solo ganó cien mil pesos netos por el día de grabación.

Actores como Stig Günther, uno de los stunts más reconocidos en el mundo, quien ostenta el récord mundial de caída libre a más de cien metros de altura, puede darse el lujo de cobrar tan solo por llegar al set de grabación, más de US$1.200, sin incluir la escena que va a realizar. En Colombia, mientras tanto, las remuneraciones no son precisamente acordes al riesgo que se ejecuta.

Aunque ninguna de las compañías existentes se queja por sus ingresos, sí resaltan la actitud “ahorrativa” de las productoras, las cuales piden el precio más bajo por trabajo realizado. Así lo expresa Henry Prieto, uno de los socios principales de Action Team. Esta empresa, con dos años de funcionamiento en el mercado, ha trabajado con Discovery Channel y participado en películas como X-men.

Para Henry, quien se especializa en escena de acción con vehículos automotrices, las productoras deben entender que se está arriesgando la vida constantemente. “Ocurre que a veces se prioriza el valor de los equipos al de las personas”, relata.

Por su parte, Juan Carlos García habla sobre algunos inconvenientes a la hora de recibir un pago justo que ha desmejorado con el tiempo. “Hace once años montar una pelea costaba más de un millón de pesos, hoy en día por la misma escena ofrecen de entrada quinientos mil. Es complicado”, señala.
 
Para Horacio Tavera, director de Calibre 557, la búsqueda de un estatus para el doble ha sido una larga lucha. En un principio, el doble solo era un extra más. Aunque las cosas han mejorado, no cesan las batallas por un pago justo.
 
Calibre 557 fue fundado hace nueve años y actualmente cuenta con más de 50 stunts especializados en distintas áreas. Por lo general, el equipo se reúne a entrenar una vez por semana en un espacio adecuado en el barrio Muzu, al sur de la capital. Ahí fortalecen rutinas y mantienen al grupo en forma. Horacio hace parte de este entrenamiento de principio a fin. Prefiere estar involucrado constantemente.

Los stunts trabajan de formas distintas. Existen por una parte los free lance, quienes por lo general reciben un pago por día de trabajo. También están quienes son contratados por término indefinido, los socios de la compañía o los contratados a término fijo.

Del mismo modo, a la hora de aportar a salud y riesgos profesionales, deben presentarse como deportistas de alto rendimiento, de lo contrario, ninguna empresa aseguradora los cubriría.

Según Henry Prieto, todavía hay un camino por recorrer para los stunts en Colombia. Se debe crear una cultura en la que las escenas de acción sean bien producidas. Preferiblemente en una toma y no en varias, como suele ocurrir.

Y aunque como dice Henry, el camino de los dobles aún tiene trecho por avanzar, estos personajes desconocidos tienen pasión y amor por lo que hacen, un oficio que califican como arte. 
 
“Ser doble es un arte. Es una rama del arte, la más ardiente de todas”, concluye Henry con emoción y sin evitar sonreír.