Es mucho más fácil detectar el comienzo de esta etapa en las niñas, pues los cambios físicos saltan a la vista

PUBERTAD

Grandes antes de tiempo

Cada vez hay más casos de menores que se desarrollan temprano. Un estudio reciente demostró que el cambio no solo se presenta en las niñas, como se había comprobado. Una mirada detallada a este fenómeno.

27 de octubre de 2012

Los niños de hoy no son como los de antes. Esa percepción no es un disparate, pues las nuevas generaciones están sintonizadas con el ritmo vertiginoso de la vida moderna. Lo que no parece tan claro es porqué hoy en día maduran y se desarrollan más pronto que en otras épocas. Según estudios recientes, los pequeños están entrando a la pubertad a edades mucho menores, y aunque ya había evidencia de que sucedía en niñas, una nueva investigación demostró que el fenómeno también ocurre en varones.

El trabajo, publicado la semana pasada en la versión digital de la revista Pediatrics, fue realizado por la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) y es el más grande que se ha hecho. Un grupo de aproximadamente 200 pediatras evaluó a más de 4.000 varones entre los 6 y 16 años y descubrió que empiezan a desarrollarse de seis a 24 meses antes de los 11 años y medio, que era el promedio histórico generalmente aceptado. Según la investigación esta etapa, en la que los órganos sexuales empiezan a desarrollarse y principia la adolescencia, se inicia ahora a los 9 o 10 años. Los resultados de esta investigación coinciden con otras más pequeñas realizadas en Estados Unidos, Europa y China.

En el caso de las niñas sucede lo mismo pero entre los 8 y los 9 años. Un grupo de científicos alemanes reveló un registro detallado del promedio de edad en que empezaron la pubertad desde 1860 hasta 2010 y encontró que el promedio bajó de cuatro a cinco meses por cada década. Aunque en Colombia no hay cifras que demuestren esta tendencia, los expertos señalan que han visto muchos casos. "De 15 niños que veo diariamente, dos o tres presentan casos de pubertad temprana, una cifra bastante alta", dijo a SEMANA Shokery Salib Awadalla G., miembro de la Sociedad Europea de Endocrinología Pediátrica, quien tiene consultorio en Bogotá.

Es importante aclarar que los estudios se refieren a la pubertad temprana y no a la precoz, relacionada con la secreción anormal de hormonas causada por condiciones patológicas. En efecto, las investigaciones hablan de niños sanos cuyo desarrollo "empieza antes de lo normal, pero sin ninguna patología relacionada", explicó a esta revista Richard C. Wasserman, coautor del estudio y miembro de la AAP.

Hay dos variables fundamentales para evaluar la pubertad temprana: la edad y la velocidad con la que se da el desarrollo. En algunos casos el proceso es muy lento, mientras que en otros se presenta de manera vertiginosa. Es mucho más fácil detectar el comienzo de esta etapa en las niñas, pues los cambios físicos saltan a la vista: les crecen los senos, aumenta su estatura y aparece el vello púbico. Ese es el comienzo de la etapa que culmina dos años después con la llegada de la primera menstruación.

El caso de los varones es distinto e implica un reto para los pediatras debido a que los cambios más visibles, como el ensanchamiento de los músculos, el cambio de voz y la aparición de la barba, surgen al final de la pubertad. Lo que marca el comienzo de esta etapa es el crecimiento de los genitales. Según los especialistas, el crecimiento de los testículos es clave para detectar casos de pubertad temprana en niños. Sin embargo, el cambio "es tan sutil que ni ellos ni sus padres se dan cuenta", señala Marcia Herman-Giddens, coautora del trabajo de la AAP e investigadora del tema desde hace más de 30 años.

Aunque los estudios ya no dejan dudas acerca de la realidad del fenómeno, los expertos aún no logran explicarlo. La mayoría coincide en que la pubertad temprana está relacionada con las mejoras de la nutrición y el mayor control de las enfermedades, algo que empezó a suceder desde finales del siglo XIX. Sin embargo, dentro de las posibles causas que señalan están los cambios en la dieta, el sedentarismo y algunos factores ambientales.

La obesidad y el sobrepeso están ligados al problema. El consumo excesivo de alimentos ricos en grasa, sal y azúcar sumados a la falta de actividad física aumentan el peso, y las cifras demuestran que en el mundo cada vez hay más personas obesas. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 40 millones de niños menores de cinco años tienen esta condición, por lo cual se deduce que "mientras más obesidad haya, aparecerán nuevos casos de pubertad temprana", como dijo Awadalla a esta revista.

En el caso de las niñas es muy clara la relación entre peso y desarrollo prematuro, pues el exceso de grasa aumenta el nivel de leptina y estrógeno, lo que hace que sus cuerpos maduren más pronto. Sin embargo, en el de los varones no se sabe si es una causa o una consecuencia.

El uso frecuente de ciertos químicos o pesticidas muy parecidos al estrógeno, como el Ftalato y el Bisfenol A, pueden acelerar el desarrollo. Así lo han demostrado experimentos realizados con ratas de laboratorio que fueron expuestas a estos agentes usados para fabricar cosméticos y juguetes, y recubrir botellas y latas, por poner unos ejemplos.

El tercer factor que citan algunos expertos es el entorno familiar. Varios psicólogos especializados que han investigado el tema durante casi dos décadas han encontrado que las niñas cuyos padres se divorcian antes de que cumplan cinco años y viven con un padre adoptivo, se desarrollan prematuramente. Además, la probabilidad de que pierdan la virginidad más temprano y que, por ende, tengan embarazos prematuros o enfermedades de transmisión sexual, es muy alta.

Según algunos estudios, experimentar esos cambios físicos puede generar baja autoestima, depresión y trastornos alimenticios, además de aumentar el riesgo de sufrir enfermedades del corazón, diabetes, nervios y cáncer. Incluso, las niñas que se desarrollan muy pronto tienen baja estatura, pues su proceso de crecimiento se detiene antes. Por otra parte, el impacto a nivel emocional es grande. El miedo a sentirse diferentes de los demás, uno de los típicos complejos de adolescente, es muy común. Sin embargo, los expertos señalan que estas consecuencias han sido comprobadas en niñas, pero aún hace falta ver las implicaciones para los varones.

Aunque hay más preguntas que respuestas sobre este tema, el mensaje para los padres es no alarmarse y estar más pendientes de sus hijos, pues el apoyo que les den es crucial para afrontar esta situación. Como concluye Wasserman, "ellos deben estar bien informados para que puedan aconsejar a sus niños sobre la forma en que sus cuerpos están cambiando y lo que eso significa en sus vidas".