Marlon Shirleyes el atleta amputado más rapidod el mundo . Perdió su pie izquierdo a los cinco años jugando con una cortadora de césped

tecnología

¡Huy, qué piernas!

Llegó a Colombia una prótesis inteligente que está muy cerca de reproducir los movimientos reales.

21 de abril de 2007

"Steve Austin. Astronauta. Su vida está en peligro. Podemos reconstruirlo, contamos con la tecnología, tenemos la capacidad de hacer el primer hombre biónico".

Así comenzaba la serie de televisión El hombre de los seis millones de dólares, una de las más populares de finales de los años 70, cuando el hombre soñaba que a quienes perdían sus piernas en un accidente, la ciencia podría devolverles la movilidad y la funcionalidad, e incluso mejorarla. Después de 30 años, esta tecnología está muy cerca de volverse realidad. A finales de 2006 salieron al mercado las primeras dos prótesis biónicas, que ayudarán a que muchas personas discapacitadas tengan una movilidad parecida a la que les daban sus piernas naturales.

Se les llama biónicas porque tienen tres componentes que no poseen las mecánicas. Por un lado está el sensor de movimiento y posición, que detecta si la persona está subiendo o bajando, o si está sentada, y adapta la prótesis para estos movimientos. El segundo es la inteligencia artificial, representada en un microprocesador que reemplaza el sistema nervioso central. Este pequeño computador procesa la información del sensor a gran velocidad para que las órdenes se ejecuten rápidamente. Por último, está el motor que mueve el pie artificial dependiendo de las necesidades de la persona.

En forma natural el cuerpo realiza esos mismos comandos en milésimas de segundo sin darse cuenta. Pero cuando alguien pierde una extremidad, se trunca la comunicación entre el sistema nervioso y un miembro que ya no existe. Las prótesis mecánicas ayudan a caminar, pero no se pueden adaptar a las situaciones que requieren movimientos y posiciones diferentes, como subir escaleras, bajar una rampa, correr, sentarse y descansar. "Las prótesis tradicionales están muy lejos de reemplazar lo que la pierna y el pie hacen naturalmente, afirma Jairo Blumenthal, protesista y ortesista de Össur, compañía de Islandia que desarrolla prótesis mecánicas y a fines del año pasado lanzó las biónicas. Las mecánicas se mueven a una velocidad constante y no tienen comunicación con el cuerpo. Si quieren caminar más rápido, no responden a la orden enviada por el cerebro".

Con las biónicas es posible cambiar de zapatos y de tacón, algo que no se logra con las convencionales, que no cambian de postura. También permite las flexiones dorsal y plantar, es decir, subir la punta de los dedos del pie cuando la persona se sienta en una silla, entre otros movimientos (ver recuadro).

La compañía desarrolló dos modelos: una para lesiones por debajo de la rodilla, conocida como Proprio, y otra para amputaciones por encima, que se conoce como Rheo. Mientras más articulaciones se pierdan, más complicado es restablecer los movimientos naturales de la prótesis. Por eso, la Rheo es un poco más sofisticada. A pesar de que tiene los mismos tres elementos de la Proprio, debe reproducir el papel de la rodilla y del pie. Para esto se utiliza un programa que adapta al aparato a la particular forma de caminar, al ritmo y al impacto de cada paso de una persona. "De esta forma no hay que decir: 'rodilla, prepárate que voy a correr', sino simplemente empezar a correr", afirma Blumenthal.

Todo esto ha sido posible gracias al desarrollo de los microprocesadores y a programas que permiten estudiar los movimientos de los seres humanos para reproducirlos en laboratorios de marcha. La compañía ha estado en contacto con institutos que investigan tecnología de punta como el Massachussett's Institute of Technology (M.I.T). Fue así como llegaron a la elaboración de otra prótesis conocida como Cheetah Flex foot, confeccionada para atletas que han perdido una o ambas piernas. Esta prótesis está hecha en fibra de carbono, carece de talón, tiene muy poco contacto con el piso y fue desarrollada observando los movimientos de los guepardos, los animales más veloces del mundo. Las puntas producen la aceleración y cada golpe del peso del cuerpo contra el suelo sirve de energía para impulsarlo, como un resorte. Marlon Shirley, un californiano de 26 años, es el atleta amputado más veloz del mundo, gracias a estas prótesis. En los 100 metros planos está a sólo un segundo del atleta Cliff Montgomery, quien ostenta el récord mundial para esa distancia. Si esta tecnología mejora, el experto Blumenthal prevé que se necesitará llevar un paracaídas para frenar.

El próximo paso ya está por venir. Se trata de los neuroimplantes, con los cuales habrá una comunicación más integral entre el cerebro y la prótesis. Para lograrlo se requiere de una operación en la que se implantaría un minisensor en algún punto del recorrido que hace el nervio desde el cerebro hasta el miembro amputado. Este minisensor captaría la señal eléctrica del cerebro y luego lo traduciría en un estímulo mecánico para que se mueva la articulación elegida por el cerebro en la prótesis. Aún no se tiene una fecha exacta de cuándo esta tecnología estaría disponible para el público.

Como todas las innovaciones, estas prótesis tienen un alto costo, cerca de 25 millones de pesos, pero se espera que a medida que se vayan comercializando, el precio baje. En Colombia se distribuirán a través de Cirec, el centro de rehabilitación más importante del país.

Tal como están las cosas, en poco tiempo se llegará a la situación que la ciencia ficción describía en los años 70. Que la gente con extremidades amputadas pase de ser discapacitada a tener ventajas sobre los demás. Y por mucho menos de seis millones de dólares.