La mayoría de parejas ha tenido alguna discusión airada por cuenta del ‘phubbing’. Esto contribuye a que la relación se dañe. | Foto: Javier de la Torre

PSICOLOGÍA

Su pareja le puede terminar por mirar mucho el celular

El ´phubbing’, o la tendencia a ignorar al otro por revisar el móvil es una de las principales causas de conflictos, especialmente en matrimonios y noviazgos.

10 de octubre de 2015

Nadie está libre de culpa. Todos lo han hecho no una sino varias veces en medio de una reunión familiar, con amigos y en la oficina, o incluso en una cita romántica. Mientras están conversando, sacan su celular y dejan de centrar su atención en el interlocutor para focalizarla en el aparato. Aunque es una acción sutil, puede desatar serios conflictos en las relaciones sociales, especialmente entre parejas. Así lo demostró un estudio reciente según el cual el nivel de satisfacción de un matrimonio o un noviazgo puede disminuir drásticamente por esta manía y generar sentimientos de tristeza y depresión en los implicados.

Para hacer el estudio, publicado en la revista Computers in Human Behavior, un grupo de científicos de la Escuela de Negocios Hankamer de la Universidad Baylor en Texas, Estados Unidos, analizó la conducta conocida como ‘phubbing’, un término que surge de combinar las palabras phone (teléfono) y snubbing (ignorar o menospreciar a la persona que está enfrente). Lo acuñó el australiano Alex Haigh, de 25 años, al crear en 2013 un movimiento ‘anti-phubbing’ que busca generar conciencia sobre los efectos negativos de este hábito.

Para el estudio realizado en Texas, los autores entrevistaron a cerca de 500 personas “para que nos contaran en qué momento se sintieron víctimas o victimarios del ‘phubbing’ y cómo esto afectó sus relaciones”, dijo a SEMANA James Roberts, coautor de la investigación. La encuesta reveló que el 46,3 por ciento de los voluntarios se sintió ignorado por su pareja más de una vez cuando esta revisaba su celular. El 22,6 por ciento aseguró que esta conducta generó conflicto en su relación.

Sin embargo, esto no siempre ocurre en el mismo contexto. Por eso, Roberts y su equipo elaboraron un listado de las situaciones cotidianas más recurrentes en las que los voluntarios sufrieron de ‘phubbing’. Al final encontraron nueve distintas, de las cuales la más común fue revisar el celular durante las comidas, pero también la de dejar el aparato a la vista mientras conversaban en un café, o en la habitación para chequearlo si vibraba o en cualquier pausa en la tertulia.

Esta información va en la misma línea de la base de datos de la página www.stopphubing.com, dedicada a registrar casos de ‘phubbing’. Se estima que en promedio se presentan en 36 oportunidades en un restaurante durante el almuerzo o la cena, y lo peor es que el 97 por ciento de las víctimas afirma que la situación los ha irritado tanto que casi siempre han dejado de disfrutar el plato que estaban comiendo.

Esta conducta casi adictiva está relacionada con lo que los expertos llaman “miedo a perderse de algo” (Fear Of Missing Out, Fomo), es decir, el temor de algunos a no enterarse de lo que sucede en las redes sociales o a que algunos de sus contactos hagan cosas más interesantes que ellos. Esto genera dependencia y va en aumento gracias al auge de las redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram. Por lo anterior, las personas, especialmente los jóvenes, han dejado de mirarse a los ojos. De hecho, se estima que el 87 por ciento de los adolescentes prefieren comunicarse por el chat o mensajes de texto en vez de hacerlo cara a cara.

Aunque este es un comportamiento profundamente arraigado para la mayoría, los expertos señalan que hay formas de evitarlo. En primer lugar, quien se ha sentido ignorado debe decírselo a su interlocutor para hacerlo consciente del problema. De esa forma podrán llegar a un acuerdo para limitar el uso del celular al estar juntos. Para ello, Roberts recomienda descargar una aplicación como Moment que calcula cuánto tiempo usa a diario el celular cada persona. Así la gente podrá tomar conciencia de qué tanto pasa conectada y “negociar con nuestros seres queridos para no herir sus sentimientos”, concluye.