INFANTICIDIO ANIMAL

¿Adaptación evolutiva o forma de control natal? Los científicos investigan sus causas

6 de diciembre de 1982

Un pájaro bebé sale de su huevo e inmediatamente se encuentra frente a un mundo hostil; a los tres días de su nacimiento ya ha sido picoteado a muerte por su compañero de nido. Un cinocéfalo macho arrebata al bebé de los brazos de su madre y, huyendo entre los matorrales lo muerde, lo apalea y se lo come parcialmente. Un chimpancé hembra caza y agarra a otra hembra con un infante recién nacido; obliga a la madre a retirarse, entonces muerde al bebé en el cráneo y lo mata instantáneamente.
El infanticidio no es un tema que le guste discutir a los científicos y hasta hace poco no lo hacían. El asesinato de infantes era siempre considerado como una aberración que no merecía estudios serios. Ahora, sin embargo, los biólogos no se preguntan si ocurren infanticidios, sino por qué.
La respuesta surge de lo esperado: debido al control de la natalidad como punto de partida, porque la evolución selecciona por sí misma. El infanticidio se ha convertido en un tema esencial de la biología y éso, tal vez combinado con su terrible provocación, ha traído a docenas de investigadores a un campo que hasta hace diez años, incluso no existía.
COMPORTAMIENTO PROGRAMADO
El infanticidio ocurre dentro del reino animal. Muchos dueños de almacenes de mascotas tienen varias historias que contar sobre Hamsters que devoraban a sus propios cachorros. Entre los humanos, también hay una larga e innoble tradición.
Desde la historia que cuenta cuando Abraham sacrificó a Isaac, hasta hoy cuando una madre arroja a su hija desde la ventana de su alojamiento, el asesinato de niños ha sido tan común que algunos antropólogos han optado por denominarlo como el significado más amplio de "control" de nacimiento en la historia.
Hace poco, tres docenas de científicos se reunieron en la Universidad Cornell para acudir al primer gran simposio sobre infanticidio. Sus investigaciones aportaron una prueba interesante en el nuevo campo de la sociobiología, que indica que muchas formas de comportamiento como el altruismo, sexismo e infanticidio no son aprendidas, sino programadas a través de los genes. A pesar de los muchos escritos que hay sobre infanticidios entre animales, los científicos esperan que encontrando el por qué los animales abusan y matan a sus jóvenes, se puedan explicar comportamientos similares entre los humanos.
"Usted no puede prevenir infanticidios entre los humanos hasta que usted sepa qué los causa" dice Frank Mallony de la universidad Wilfrid Laurier de Ontario, Canadá, "y ésa es una manera de racionalizar este feo asunto en el que estamos metidos".
Los científicos empezaron a cuestionar su creencia inicial de que el infanticidio era un comportamiento desviado, idea que tenían en 1974. En esa época una estudiante de primates de Harvard, Sarah Blaffer Hardy, reportó un asesinato de bebés en los langurs que ella estaba estudianto en la India. Ella sugirió que la práctica se podría dar debido al esquema reproductivo masculino. Los langurs --una clase de micos-- viven en tropas donde hay varias hembras adultas y un sólo macho adulto, quien se une con cualquiera de ellas o con todas. Además, dijo ella, varias bandas de langurs machos merodean la jungla tratando de apoderarse de las varias tropas para su propio privilegio.
El macho que usurpa el liderazgo a otro puede matar infantes por muchas razones. Primero, porque con este acto se reduce el número de competidores que sus propios hijos tendrán que encarar. Y una razón más importante es porque este crimen les permite juntarse con las madres más prontamente: una hembra lactante no puede concebir, pero un macho infanticida puede excitarla y engendrar una nueva generación casi inmediatamente después de matar a los infantes.
Dejando morir a sus retoños, ella puede unirse a un macho dominante que le podrá conferir un mayor estatus y mejores genes para sus próximos hijos.
Si el infanticidio es una estrategia beneficiosa para la reproducción de los primates, debe ser también ventajoso en animales con estructuras sociales similares. Los leones como los langurs, viven en comunidades de muchas hembras y un solo macho, quienes en ocasiones se unen con otros y pelean por apoderarse de todas las hembras.
A pesar de las evidencias de diversos especialistas, no todos los científicos están de acuerdo con que el infanticidio es una adaptación evolutiva. Algunos alegan que es simplemente el resultado de la violencia que acompaña el ataque de las tropas; los infantes, los más pequeños y vulnerables miembros, son los más fáciles de ser heridos. Otros sostienen que matar jóvenes es simplemente otra manera de controlar la natalidad. Muchos de los críticos se formulan una pregunta: si el infanticidio es tan ventajoso para los machos, ¿por qué no lo practican todos los machos?
Glenn Hausfaterde Cornell ofreció una respuesta: el infanticidio, a pesar de su uso, no es la mejor estrategia para todos los machos de todos los tiempos. ¿Qué pasa sí las normas infanticidas de los machos son acogidas en poco tiempo por otros rivales igualmente asesinos?
Las observaciones indican que los primeros retoños de los machos nacerán justamente cuando los matones entren en escena. Ellos morirán. Pero si el primer macho no hubiera cometido infanticidio, y en cambio hubiera esperado unos pocos meses para unirse, sus hijos estarían seguros en el útero de la madre cuando arribaran los matones. Desde que las teorías al respecto de los infanticidios son tan complicadas, a los científicos les gusta probarlas bajo condiciones controladas en los laboratorios. Esto trae consigo el problema ético de cómo justificar el dejar que un animal se coma al otro. Algunos científicos, no permiten eso, arrebatan a los cachorros de las garras de los caníbales justo antes de que vayan a ser comidos.
Los estudios muestran que las hembras que nunca han estado preñadas, invariablemente, tratan de comerse a los cachorros que están en sus nidos. Ellas parecen estar siguiendo su instinto de alimentación. Pero cuando las hembras quedan preñadas desarrollan una nueva manera de observar la vida.
Aquellas que están en el último período de embarazo, generalmente, no dañan a sus hijos. Esto sugiere que el embarazo hace olvidar las tendencias asesinas, de tal manera que una hembra no se comerá a sus propios cachorros. El embarazo también parece ponerlas más agresivas con los machos.
A los machos vírgenes que viven con una hembra embarazada no les gusta matar a los cachorros que están a su alcance; pero en cambio esos mismos machos que viven con hembras no embarazadas se devoran a los cachorros en dos terceras partes del tiempo.
Los pájaros, a primera vista parecen diferentes de los otros animales que cometen infanticidio, ya que los asesinos son, usualmente, parientes de la víctima. Esta es una buena manera para perpetuar los genes. De aquellos polluelos que mueren jóvenes más o menos el 75% son matados por sus propios hermanos. La sangrienta escena comienza cuando los padres los empollan a diferentes tiempos permitiendo así que el más viejo y fuerte pique al más joven hasta que muera. Esto permite al pájaro más viejo "dar un golpe contra una competencia amenazante". Pero entonces ¿por qué los padres nunca tratan de pararlos cuando se están matando?. Al parecer en un ambiente pobre para criar a dos polludos, es mejor concentrarse en alimentar a uno solo.
El infanticidio es un caso extraño en que los humanos se comportan más como pájaros que como primates; el infanticidio entre humanos es usualmente cometido entre parientes también. A pesar de que la práctica es menos común ahora que antes de la revolución industrial, no ha desaparecido aún. En un grupo de 112 culturas preindustriales, el 36% practicaban el infanticidio "comúnmente" y d 13% lo hacían "ocasionalmente". Los antropólogos han defendido la idea de "noble salvaje" y han defendido la validez de la forma de vida en las culturas primitivas .
Las niñas tienden a ser asesinadas más frecuentemente que los niños debido, tradicionalmente, a que ellas son menos aprovechadas económica y políticamente por sus familias. Y algunas costumbres sociales especiales engendran el infanticidio.
Si una mujer, casualmente, se casa con alguien de clase superior, como se hace en la India del Norte, el infanticidio de la hembra es una regla. Desde que el número de miembros de la clase baja sobrepasó al de las clases altas, hay menos novios que novias. Las mujeres de más en una familia son, generalmente, asesinadas. Algunas veces las cifras llegan a márgenes sorprendentes. En el último siglo, los británicos contaron sólo 63 hembras en Kathiawar, una población de más de 4.000 habitantes. ¿Existe una base biológica en el infanticidio humano o en el abuso de los niños?. La mayoría de científicos creen que no. Es más posible que las presiones sicológicas o económicas lleven a los padres a abusar de sus hijos. Esto, sin embargo, no explica por qué los hombres maltratan a sus hijastros más que a sus propios hijos. Se ha especulado sobre algunos atavismos evolutivos que forman parte de la práctica: el hombre cree, tal vez inconscientemente, que los hijos que no comparten sus genes merecen menos cuidados. Este no es un pensamiento reconfortante, como tampoco lo es el que el infanticidio no pueda seguir siendo considerado como "anormal".
Para muchos el infanticidio es "normal" como los instintos paternales, sexuales, de autodefensa, y cualquier otro comportamiento que permita a un animal salvar una pequeña parte de sí mismo de la muerte con tal de poder pasar sus genes a la siguiente generación.