sexualidad

Infielmente tuya

Según un reciente estudio, las mujeres casadas son infieles no tanto por insatisfacción amorosa sino porque buscan mejorar los genes de sus hijos.

12 de febrero de 2006

Con bastante frecuencia las mujeres se enfrentan a un dilema: escoger entre un hombre muy atractivo y poderoso, el típico mujeriego poco confiable que después de amarlas probablemente las dejará plantadas por otras, o uno menos agraciado pero dispuesto a apoyarla en la crianza de los hijos. Jan Havlicek, biólogo e investigador checo, cree haber dilucidado la manera como ellas solucionan esa disyuntiva. Según este científico, su investigación demostró que cuando las mujeres están solteras, prefieren escoger al hombre casero que cumple con los requisitos del futuro esposo ideal que va a velar por ellas y su descendencia. Pero en cuanto tienen asegurado a este individuo, bien sea por el matrimonio o por una unión de hecho, sienten inclinación por los 'machos dominantes', aquel tipo de hombre que parece poseer los mejores genes. No sólo fantasean con tener uno cerca de su círculo social, sino que, en ocasiones, propician encuentros sexuales con él. En otras palabras, son infieles. Havlicek, de la Universidad Charles en Praga, reclutó para su estudio estudiantes considerados como machos alfa. Estos personajes no necesariamente son los más atractivos sino aquellos que siempre tratan de corregir a los demás, de controlar las conversaciones o de sobrepasar los logros de otros. Preguntado por SEMANA, el experto los describió como individuos "seguros, asertivos y dominantes". A estos voluntarios se les pidió que llevaran algodones bajo el brazo durante 24 horas para recolectar su sudor. Las mujeres participantes olieron esos algodones y tuvieron que calificar el aroma como intenso, sexy o masculino. Además, suministraron información sobre su estado civil y les hicieron una prueba para conocer en qué fase del ciclo menstrual se encontraban durante el experimento. Los resultados mostraron que las mujeres casadas en su etapa fértil encontraron más atractivo el olor de los hombres dominantes. Las solteras, por el contrario, prefirieron el aroma de los prospectos de buenos padres. La investigación de Havlicek observa por primera vez la correlación entre el estado civil y las inclinaciones sexuales de las mujeres. El biólogo explica que la primera opción de las féminas favorece a los hombres proveedores que están más prestos a ayudar a construir una familia. Pero, una vez logran esto, se inclinan más por los dominantes que, como se ha demostrado, no son padres tan solícitos. "Dado que las mujeres pueden siempre conseguir un hombre por una sola noche, con ello ganan una ventaja si ya tienen pareja para criar hijos", explica el experto. En otras palabras, la estrategia les permite tener lo mejor de los dos escenarios. El trabajo ha sido considerado importante en este campo. "Si la investigación se replica y se vuelve a comprobar, ampliará nuestro conocimiento sobre el tema", dijo a SEMANA David Barash, biólogo y autor del libro El mito de la monogamia. La infidelidad femenina no es ninguna novedad. De hecho, los sondeos establecen que 30 por ciento de las mujeres han tenido relaciones por fuera del vínculo matrimonial. Lo novedoso en la investigación desarrollada por Havliceck es que confirma que ellas, así como muchos machos a lo largo y ancho del reino animal, también tendrían una estrategia mixta de apareamiento. Esto significa que, aunque están casadas y tienen un hogar estable y feliz, tienden a sostener relaciones sexuales con otros hombres para ganar ciertas ventajas. En el caso de los machos, los biólogos han confirmado que dicha ventaja se traduce en más oportunidades de esparcir sus genes en el mundo. Al tiempo que sostienen un 'hogar' con una hembra con la cual colaboran para criar sus hijos, están disponibles para cópulas adicionales con otras si la oportunidad llega, esta vez sin tener que ayudar en la crianza. En el caso de las mujeres, la ventaja podría ser que con el adulterio pueden asegurar la fertilidad, pues las que copulan con varios hombres incrementan sus probabilidades de quedar embarazadas. Eso sucede en cierta raza de perros, cuyas hembras tienen 92 por ciento de probabilidades de quedar preñadas cuando se aparean con un solo perro, pero sus opciones suben a ciento por ciento cuando sus pretendientes son tres o más. Sin embargo, la teoría más aceptada es que por esta vía las mujeres podrían tener acceso a un macho alfa, con genes superiores a los de su pareja, con quienes no pudieron tener una relación estable y que la mayoría de las veces ya tiene dueña. No es que las mujeres quieran tener conscientemente un hijo fuera del matrimonio. Es más un mecanismo evolutivo inconsciente que las atrae a aquel hombre con buenos genes, cuyo código se podría traducir en hijos con rasgos ventajosos para sobrevivir. Hasta hace unos años se creía que las mujeres añoraban la tranquilidad de un ambiente monógamo y su único interés era tener al lado a un hombre para formar una relación de fidelidad y cooperación. La mujer sólo se dejaba tentar por la infidelidad debido a fisuras en la relación de pareja. Sin embargo, la evidencia que se ha logrado acumular en los últimos años apunta hacia la misma dirección a los hallazgos de Praga. Steve Gangestadt, de la Universidad de Nuevo México, encontró que las mujeres fantaseaban más con alguien diferente a su pareja durante el período de ovulación. El año pasado, el mismo Havlicek descubrió que los hombres prefieren las fotos de mujeres que están ovulando, a las imágenes de la misma mujer en otros momentos del mes. También se halló que las mujeres tienden a sentir más con sus amantes que con sus esposos el tipo de orgasmo que favorece la concepción: el que se sucede simultáneamente a la eyaculación. Aunque las recientes investigaciones demuestran el impacto del poderoso llamado de la naturaleza, para Havlicek "esto no significa que todas sigan ciegamente esta regla. En muchos de los casos, el atractivo hacia el macho dominante sólo se manifestará en fantasías y no en adulterio". Esto se debe a que la decisión va a estar influida por otras variables como los patrones sociales, la religión, la experiencia personal, la satisfacción con el actual compañero e incluso la disponibilidad de machos de alta calidad. No obstante, saber que la especie humana por naturaleza e instinto tiene cierta inclinación por más de una pareja explica por qué muchas veces ser monógamo es una de las promesas más difíciles de cumplir. De 4.000 especies mamíferas, sólo unas pocas docenas forman vínculos estables con una misma pareja. Entre las aves, sólo las águilas y los gansos son fieles. Lo que lleva a recordar una famosa frase de la película Heartburn, en la que Steven Hill le dice a Meryl Streep: "¿Quiere monogamia? Cásese con un cisne".