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NEUROLOGÍA

El insomnio de medianoche

El sueño interrumpido es tan perjudicial como la incapacidad de quedarse dormido. La buena noticia es que la solución puede ser más sencilla de lo que parece.

2 de julio de 2016

Son las diez de la noche y el sueño empieza a asediar. Usted se va para la cama y cae de inmediato en un sueño profundo. Sin embargo, a medianoche se despierta y cuando mira el reloj ve con frustración que apenas es la una de la mañana. Aunque necesita reanudar el sueño, el tiempo pasa mientras da vueltas en la cama. Finalmente, logra dormirse pero ya está amaneciendo y suena la alarma. Durante el día siente el peso del agotamiento por haber pasado mala noche.

Esta escena es más común de lo que se cree. Se calcula que 30 por ciento de las personas tienen problemas de insomnio y un alto porcentaje lo vive en forma de sueño interrumpido. A este desorden se le conoce como insomnio de medianoche y puede provenir de un desorden del ritmo circadiano, es decir, cuando el reloj biológico del organismo no cuadra con las horas en que las personas deben dormir.

Despertarse a medianoche está relacionado con problemas médicos como apnea de sueño, dolor crónico o reflujo. También tiene que ver con el género y la edad. Durante la menopausia, las mujeres pueden sufrir de sudoración excesiva, calor y palpitaciones que las despiertan. En adultos mayores, la necesidad de ir al baño debido a problemas de vejiga y próstata hace que el sueño continuo sea un reto. Esta condición también puede aparecer por ruidos externos como una pareja que ronca, o un vecindario ruidoso.

Según Maurice Tran Dihn Can, acupunturista francés experto en fatiga, despertarse en la noche a veces no es grave si la gente se vuelve a dormir. “El problema es cuando no pega el ojo”, dice. Para que se considere una situación crónica debe darse tres veces a la semana y haberla vivido por más de tres meses. La buena noticia es que hay mucho que hacer antes de que pase a mayores. De hecho, los expertos creen que estas situaciones se vuelven crónicas porque la gente no sabe manejarlas.

Un gran error es encender la luz o mirar el iPhone para ver la hora pues “esa luminosidad afecta los niveles de melatonina, la hormona que regula el sueño”, señala Santiago Rojas, experto en medicina alternativa. Según Jennifer Martin, experta en sueño de la Universidad de California en Los Ángeles, ver la hora crea una gran ansiedad porque la gente empieza a hacer cuentas del tiempo que le queda y “la mente no se calma haciendo sumas y restas”. Otra recomendación es revisar la manera como duerme y eliminar cualquier fuente de ruido o incomodidad.

Levantarse a la cocina y abrir la nevera también empeora la situación. Además de que es un estímulo de luz, esto puede llevar a aumentar de peso. Y si hace algo reconfortante a esa hora, como comer, el cuerpo se condiciona para recibir esa misma gratificación todas las noches.

Ver series de televisión en el celular, la tableta o encender el computador para pasar el insomnio solo lo empeora. Los expertos recomiendan usar luces nocturnas para caminar hacia al baño y regresar a la cama. Algunos médicos permiten ver televisión pero a una distancia mayor a 10 centímetros y con anteojos de sol. Pero la mayoría señala que si luego de 30 minutos no se queda dormido lo ideal es pararse y hacer una actividad relajante como leer o escuchar música “y solo regresar a la cama si vuelve a sentir somnolencia”, dice el neurólogo Marco Aurelio Venegas. Tampoco es recomendable compensar el sueño perdido con siestas al día siguiente ni irse a dormir más temprano. Esto puede hacer que sea más difícil quedarse dormido la noche siguiente y generar insomnio crónico. Lo ideal es tener horarios fijos para dormir y levantarse.

Despertar a medianoche es considerado peor que dormir poco debido a que el ciclo de sueño queda incompleto. Según explica Rojas, en las primeras horas se da el sueño profundo pero al interrumpirse “la mente no logra repararse mientras que cuando es corto pero continuo si hay espacio para recuperarse”. Según un estudio hecho por investigadores de la Universidad de Tel Aviv, una sola noche de sueño interrumpido es similar a privarse de cuatro horas de sueño. Al otro día, señalan los estudios, la mente no está afilada, es más difícil recordar información y la persona está hecha una cascarrabias.

Es importante manejar la situación, pero antes de tomar medicinas para el sueño es necesario poner en práctica algunos consejos para evitar que una situación de estas, que podría ser esporádica, se vuelva crónica.