La sangre de ratón joven ayuda a rejuvencer los músculos, a fortalecer la resistencia física y a mejorar el sentido del olfato de los viejos. La comunidad científica ve esta terapia como una posibilidad para prevenir en el futuro enfermedades relacionadas con la edad en seres humanos.

PSICOLOGÍA

Salud mental: jóvenes y tristes

Un estudio encontró que entre los 12 y los 16 años la felicidad disminuye. Los expertos culpan a la tecnología.

10 de mayo de 2014

La inocencia de los niños termina a los 11 años. A esa edad, según un reciente estudio, la felicidad natural de los pequeños disminuye y esto se refleja en la confianza en ellos mismos, en la duda sobre sus capacidades y la disposición para recuperarse después de un mal paso. El trabajo, realizado por el think tank británico New Philantropy Capital, involucró a 7.000 niños y niñas entre 11 y 16 años observados durante tres años.

Luego de medir la autoestima, el bienestar emocional, la resiliencia y su satisfacción con familiares y amigos, los investigadores encontraron que, en términos generales, todas esas variables disminuyen a los 11 años y continúan cayendo hasta los 16, y el fenómeno es mucho más severo en las mujeres. Según el reporte aún a los 11 años el nivel de insatisfacción de ellas está por debajo del de los hombres, cuya caída es menos abrupta.

Muchos expertos explican que este tipo de manifestaciones es normal para la época, pues entonces comienzan los cambios hormonales. Claudia Gutiérrez, magíster en psicología clínica y especialista en trabajo con niños y adolescentes de la Universidad de los Andes, señala que en esta etapa no solo hay cambios físicos por la entrada a la adolescencia sino también cognoscitivos. “El niño pasa de tener un pensamiento concreto y empieza a cuestionarse más sobre el futuro. Ya no viven del momento sino que empiezan a criticar más a sus pares y se preocupan por su apariencia física”, señala.

Sin embargo, los investigadores creen que la tecnología podría estar detrás del deterioro del bienestar psicológico de los jóvenes. “El ritmo acelerado de los cambios ha puesto mayor presión en ellos y ha incrementado la competencia”, dice Simon Davey, director de Emerging Scholars Intervention, un programa de educación de jóvenes, cuyos alumnos hicieron parte de la muestra.

Los expertos citan el cibermatoneo, el porno en internet y el sexting como problemas en los que ellos quedan atrapados sin mucho apoyo de los adultos. Pero estos males digitales modernos afectarían más a las niñas. El fácil acceso a sitios porno en internet, la discriminación sexual, la profusión de imágenes sexualizadas de las jóvenes en la vida diaria, así como la facilidad con que se comparten fotos y videos les estarían poniendo una presión extra. Además de esto, “muchos pasan largas horas frente a los computadores, el televisor o los videojuegos y descuidan la actividad física, la recreación y la interacción social”, dice Gutiérrez. Cuando estas formas de relacionarse están ausentes se disminuirían los indicadores de felicidad.

Algunos expertos están de acuerdo con que los niños a esta edad pierden esa alegría característica pero creen que las nuevas tecnologías no son el aspecto más crítico. Peggy Orestein, autora del libro Schoolgirls: Young women, self esteem and the confidence gap, dice que lo preocupante es que esta etapa está marcada por una pérdida de autoestima y confianza en sus habilidades, especialmente en matemáticas y ciencias.

Los investigadores esperan que los resultados del estudio ayuden a padres y maestros a plantear soluciones para los adolescentes con un enfoque diferencial, pues la evidencia muestra que las mujeres se afectan más y requieren apoyo para construir su autoestima. Como asegura Gutiérrez, la clave está en que los padres se anticipen a esos momentos, mantengan una cercanía y un diálogo para que tengan herramientas con las cuales sobrellevar los cambios en esa época. “Deben ayudarlos a diversificar sus actividades para que no todo sea internet”.