LA DUDA CIENTIFICA

Revuelo en Colombia por la fuerte crítica que hace una prestigiosa publicación médica a la vacuna de Manuel Elkin Patarroyo.

21 de octubre de 1996

La noticia cayó como un baldado de agua fría: una de las más afamadas publicaciones científicas, la revista británica The Lancet, publicó un artículo que plantea serias dudas sobre la eficacia de la vacuna contra la malaria inventada por Manuel Elkin Patarroyo. El desconcierto no sólo afectó a la comunidad científica sino a todo el país. Primero, porque la SPf66, desarrollada por el investigador colombiano, ha sido catalogada en los últimos 10 años como la más cercana esperanza para erradicar un mal que anualmente causa la muerte de más de tres millones de personas en las zonas tropicales. Y segundo, porque Patarroyo, quizás el colombiano que más premios y honores ha recibido en el exterior, se ha convertido -junto con el Nobel Gabriel García Márquez- en una de las pocas noticias buenas que se publican del país en el mundo. Y de bueno, Patarroyo pasó a malo en cuestión de horas. Según el coronel Ripley Ballou, director del Departamento de Inmunología del Ejército de Estados Unidos y autor del artículo, en las pruebas llevadas a cabo en Tailandia no se encontraron evidencias de que la vacuna sea efectiva contra el parásito Plasmodium falciparum, causante de la malaria. El informe señala que luego de 15 meses de seguimiento encontraron que la enfermedad estaba presente en casi el mismo número de niños vacunados que en los no vacunados: 194 en el grupo vacunado y 184 en el no vacunado. Este resultado llevó a Ballou a recomendar a la comunidad científica no realizar más pruebas con la vacuna sintética de Patarroyo. Como un guerrero herido, el científico colombiano rechazó las críticas señalando que la ineficacia obedeció a que la vacuna no fue producida por su equipo de investigadores. Según Patarroyo, en 1990 autorizó al ejército de Estados Unidos a reproducirla. "Estas vacunas son de confección química y cada paso debe ser cuidadosamente supervisado -dijo-. Probablemente en Estados Unidos no fueron cuidadosos, lo que pudo reflejarse en los resultados". Y agregó: "La vacuna colombiana, la que hemos producido aquí y que hemos distribuido por Tanzania, Venezuela, Ecuador y Colombia, ha funcionado en niños mayores de un año, entre un 31 y un 55 por ciento". Que el investigador criollo cuestionara la metodología científica de la superpotencia mundial sólo logró aumentar el estupor. El jueves pasado un editorial del diario El Tiempo pedía, ante la seria duda científica, reflexionar sobre las políticas nacionales de fomento a la investigación, "que no han llevado a la conformación de una verdadera comunidad científica que ejerza, con sus integrantes, la crítica rigurosa y de alto nivel... Reflexionar sobre la forma en que se financian los proyectos de investigación, y que debe ser el resultado de la evaluación por parte de los denominados pares científicos, y no de contactos con las altas esferas gubernamentales, que son más sensibles a un titular de prensa que al rigor científico...". Lo que está en juego no es solamente una duda científica sino el prestigio del investigador colombiano ante el país y el mundo. Patarroyo, quien hace cuatro años entregó los derechos de su vacuna a la Organización Mundial de la Salud _OMS_ para su producción a bajo costo y trabaja en el montaje de una planta en Colombia con ese fin, señaló además que en la producción de una vacuna "para 2.500 millones de personas en el mundo, hay intereses, incluidos comerciales, que influyen y propician las críticas". El editorialista del diario de los Santos se refirió al tema señalando que "sería conveniente, para despejar dudas, que el doctor Patarroyo precise sus denuncias sobre los intereses que están detrás de este aparente fracaso".Para ese momento Patarroyo, que había aparecido en todos los noticieros, estaba en la selva del Amazonas. En conversación con SEMANA desde Leticia el científico se remitió al comunicado expedido por el consejo directivo de la facultad de medicina de la Universidad Nacional de Colombia, el cual señala, entre sus apartes: "Vale la pena recordar las decenas de millones de dólares que anualmente invierten las multinacionales farmacéuticas en los trabajos de 18 desarrollos de vacunas contra la malaria desde hace casi 20 años; los 150 millones de dólares que invirtió la AID en la década de los 80 en la búsqueda de una vacuna contra la malaria; los 15 estudios clínicos de campo, con varios candidatos de vacunas adelantados por el mismo ejército de Estados Unidos en distintas partes del mundo con resultados absolutamente negativos, sin que nadie haya solicitado la cancelación de los estudios". Esta no es la primera vez que la vacuna de Patarroyo causa controversia en los círculos científicos internacionales. Los estudios previos sobre la vacuna se han publicado en las más prestigiosas revistas científicas del mundo y siempre han despertado polémica. Aunque hay que anotar que el editorial de la revista advierte que, a pesar de los resultados del estudio tailandés, las investigaciones deben continuar. El revuelo obedece a que esta sí es la crítica más seria y fuerte que se le ha hecho al trabajo del investigador tolimense. Que una revista médica de reconocido prestigio haya comparado la vacuna del investigador colombiano con un placebo es algo que nadie había imaginado. Al respecto, el científico colombiano ha anunciado que próximamente dará a conocer nuevos resultados sobre la efectividad de su vacuna, avalados por la OMS y prestigiosas organizaciones científicas. Y, al parecer, será el tiempo el que confirme la efectividad de la vacuna colombiana.