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La eterna juventud

Un estudio da las primeras puntadas para resolver el misterio de la longevidad en los seres humanos.

1 de octubre de 2001

El tener una larga vida sin problemas de salud es uno de los mayores deseos más ansiados de los seres humanos. Pero hasta el sol de hoy nadie ha podido descifrar el misterio de una vida prolongada. Se habían hecho experimentos con cierto tipo de mosquitos y ratones para ver cuáles eran los elementos clave que controlaban en un organismo vivo el deterioro de las células y en últimas su muerte. Ahora un nuevo estudio, el primero en seres humanos, revela que la respuesta no está en el ejercicio ni en la buena dieta sino en los genes.

Anteriores investigaciones calculaban que probablemente 1.000 de ellos estarían desempeñando un papel importante en el proceso de envejecimiento. Para los científicos esto significaba buscar una aguja en un pajar. Pero el nuevo estudio indica que sólo los que residen en el cromosoma 4 de los seres humanos —que contiene entre 100 y 500 genes— serían los verdaderos responsables. Al señalar a sólo un puñado de ellos y no a cientos la búsqueda de la eterna juventud podría ser más especializada y efectiva.

El doctor Thomas Perls, del Beth Israel Deaconess Medical Center en Boston, Estados Unidos, quien participó en la investigación, dijo después de estudiar numerosos casos de personas que han llegado a pasar la barrera de los 100 años con excelente estado de salud que no era fortuito que alguien llegue a vivir tantos años. “Hay una evidente influencia genética en estos casos”.

Los expertos involucraron en su investigación a 137 pares de hermanos que hubiesen vivido al menos 90 años. Los resultados señalaron que los individuos estudiados habían heredado un grupo de genes que estaban localizados en el cromosoma 4. El profesor Louis Kunkel, director de la investigación, manifestó que cuando una persona vivía hasta 100 años era muy factible que sus hijos también lo hicieran. Según él, la razón es que no tienen unos genes que favorecen las enfermedades mortales como el derrame, los infartos, el cáncer o el mal de Alzheimer.

Hasta ahora, sin embargo, sólo se conoce la región en el ADN que controlaría la muerte de las personas. El próximo reto consiste en identificar el gen o los genes involucrados en la longevidad y cómo es la relación entre ellos para que las personas vivan más. Nadie ha tratado de alterar la expectativa de vida de las personas haciendo modificaciones genéticas pero existe una esperanza de que con sólo ajustar unos cuantos genes esto sea suficiente para lograr una diferencia.

Aunque muchos piensan que la motivación detrás de toda esta investigación es superflua, los especialistas piensan que en realidad lo que buscan es la fuente de envejecer en forma saludable. De hecho, este experimento podría ayudar a producir drogas que ayuden a otros a combatir males propios de la vejez.