JÓVENES

La Generación Perdida

Los jóvenes salen hoy a buscar un "puesto" en medio de las cifras de desempleo más altas de la historia.

Cristina Castro, periodista de SEMANA.
31 de agosto de 2010

Se dice que debido al crecimiento poblacional en el mundo nunca habrá tantos jóvenes como hoy. También que nuestra generación es la más preparada de la historia. Es común escuchar que para conseguir un trabajo ya no basta tener un pregrado y que el camino al éxito profesional está lleno de requisitos en materia de idiomas, estudios en el exterior, publicaciones y hasta habilidades en el uso de redes sociales. Por eso, no resulta extraño que los miedos más frecuentes de los estudiantes tengan que ver con el primer empleo.
 
Hace una semana, en la conmemoración del Año Internacional de la Juventud, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reveló que 81 millones de jóvenes en el mundo están desempleados, la cifra más alta de la historia. Al mismo tiempo, el Banco Mundial señaló que la tasa de desocupación entre quienes tienen 14 y 26 años es tan preocupante que existe un alto riesgo de convertir a esta en una ‘Generación Perdida’”.

La expresión que parece más una profecía desesperanzadora que la conclusión de un riguroso estudio económico ha venido tomando terreno. Tanto que fue un reciente título de portada de la revista Business Week y de un reportaje especial de la cadena BBC. Los expertos consultados por los prestigiosos medios afirman que si bien la crisis de empleo entre los jóvenes no es tan dramática como la crisis financiera, sí puede llegar a tener efectos más profundos y duraderos.

El impacto en la economía de los países es enorme y desequilibra, por ejemplo, los sistemas de seguridad social. Pero sus repercusiones personales son menos conocidas. “Postergar su primer empleo retrasa las expectativas de realización profesional, afecta la motivación y la competitividad y en general, aumentan los niveles de frustración”, afirmó José Manuel Restrepo, rector del Colegio de Estudios Superiores de Administración (Cesa) en un reciente foro sobre el tema organizado por la revista SEMANA y la Fundación Líderes en la U.

Esa ansiedad la conocen y la sienten los cerca de 230 mil graduados que en Colombia salen al año con el cartón en la mano a buscar su primer trabajo y con muchísima mayor magnitud quienes por fuera del sistema escolar se enfrentan a esta misma tarea con las manos vacías. “Los jóvenes ya no saben dónde ni cómo buscar empleo”, dice Steven Kapsos, economista de la OIT.

En el país la tasa de desempleo en menores de 25 años alcanza el 22 por ciento, más del doble de la de los adultos. La situación colombiana no es muy distinta a la del mundo. En España esta cifra llega al 40 por ciento y en Estados Unidos al 18 por ciento. Salir a encontrar “puesto” es cada vez más difícil y la búsqueda está llena de anécdotas. En su primera entrevista, a una egresada de derecho le contestaron que si bien el cargo de litigante ya no estaba disponible, por su buena hoja de vida podía tomar el de recepcionista. Algo similar le pasó a un ingeniero ambiental que llevó su hoja de vida a un lugar en el que requerían profesionales bilingües y fue contratado pero para vender cursos de inglés a domicilio.

Este semestre el gobierno nacional se jugará en el Congreso la aprobación de una ley de primer empleo que busca incentivar tributariamente a las empresas que creen nuevos puestos de trabajo para los jóvenes. Es un buen síntoma que una ley de este tipo este entre las prioridades de la agenda política. Pero la discusión debe darse no sólo entre quienes contratan sino también quienes forman para trabajar. Este debate podría ser una oportunidad única para que la llamada alianza la universidad, la empresa y el Estado tenga su más importante conquista.