Los arrecifes pueden recuperarse, pero tardan entre 10 y 20 años. Los intervalos entre eventos destructivos son muy cortos, dice el estudio.

MEDIO AMBIENTE

La Gran Barrera se redujo a la mitad en menos de 30 años

La Gran Barrera de Coral de Australia, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1981, perdió más de la mitad de sus corales en los últimos 27 años, según un nuevo estudio.

Alianza BBC
2 de octubre de 2012

La destrucción de los corales fue causada por ciclones y tormentas severas (34 en total desde 1985) y por una especie de estrella de mar invasiva conocida como corona de espinas (Acanthaster planci), señalan los autores del trabajo, del Instituto Australiano de Ciencias Marinas (AIMS, siglas en inglés).
 
Otro factor clave es el calentamiento global, que causa el llamado blanqueamiento. Los corales derivan gran parte de su energía, así como sus colores, de la relación simbiótica con microalgas denominadas zooxanthellae. Pero el aumento de temperatura hace que esa simbiosis vital se quiebre, causando que las algas sean expulsadas del coral que pierde color y se blanquea.

Si bien los corales pueden sobrevivir este blanqueamiento, si el calor persiste pueden morir. Esto sucedió en 1998, cuando se estima que el 16% de los corales a nivel mundial se perdió en un período único y prolongado de temperaturas elevadas.

Dos episodios severos de blanqueamiento de corales en 1998 y 2002 tuvieron "un gran impacto destructivo" afectando hasta el 10% de los arrecifes en la Gran Barrera, según el nuevo estudio.

"Esta destrucción en conjunto de más de la mitad de la cobertura de coral nos preocupa profundamente, ya que implica la pérdida de hábitat para las decenas de miles de especies asociadas con los arrecifes tropicales", afirman los autores del estudio.
La Gran Barrera alberga cerca de 400 tipos de coral, 1.500 especies de peces y 4.000 variedades de moluscos.

Acidificación
 
El otro fenómeno resultante del aumento en las emisiones de gases de invernadero es la acidificación. Los océanos han absorbido cerca de un tercio del dióxido de carbono (CO2) emitido, volviéndose más ácidos.

El CO2 reacciona con el agua formando ácido carbónico y haciendo que disminuya el carbonato de calcio disponible, un elemento esencial para que organismos marinos, desde almejas a erizos, puedan formar sus esqueletos y conchas.

En los últimos 300 años el pH de los océanos era ligeralmente alcalino, con un promedio de 8,2. Actualmente es de cerca de 8,1, una caída de 0,1 unidades de pH, lo que representa un aumento de cerca de 25% en acidez en los últimos dos siglos.

(El pH o potencial de hidrógeno es una medida de la acidez o alcalinidad de una disolución. La escala de pH va de 0 a 14, siendo ácidas las disoluciones con pH menores a 7. Es una escala logarítmica por lo que pequeñas variaciones en los números de la escala representan grandes modificaciones).

Calidad del agua

Los investigadores se basaron en datos recolectados en el mayor proyecto de investigación de arrecifes hasta el momento, en el que se evaluaron más de 2.200 estudios a lo largo de 27 años y se analizaron datos sobre el estado de 217 arrecifes individuales en la Gran Barrera. Los resultados muestran que la cobertura de coral disminuyó entre 28% y 13,8% entre 1985 y 2012.

Los datos también indican que los arrecifes pueden recuperarse de eventos traumáticos, señaló Hugh Sweatman, uno de los autores del trabajo.
 
"Pero la recuperación tarda entre 10 y 20 años. Y en el presente, los intervalos entre episodios dañinos son generalmente demasiado cortos para una recuperación completa, lo que está causando pérdidas a largo plazo", dijo Sweatman.

John Gunn, director de AIMS, dijo que era difícil detener las tormentas o el blanqueamiento, por lo que los investigadores deben enfocar sus esfuerzos a corto plazo en combatir la corona de espinas, que se alimenta de los pólipos de coral y puede devastar a los arrecifes.

Los investigadores señalan que una de las estrategias principales para luchar contra la estrella de mar es mejorar la calidad del agua, ya que los vertidos de productos vinculados a la agricultura como fertilizantes causan explosiones de algas, de las que se alimentan a su vez las larvas de la corona de espinas.

El estudio fue publicado en la revista de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, Proceedings of the National Academy of Sciences, PNAS.