Dolly Aguilera. | Foto: Archivo particular

TESTIMONIO

La historia de una pediatra colombiana que lucha contra el cáncer infantil

En el día internacional contra el cáncer infantil, Dolly Aguilera cuenta su testimonio como especialista del centro de Oncología pediátrico de Atlanta, en EE.UU.. Destaca los logros del sistema de salud estadounidense.

Santiago Ruiz*
15 de febrero de 2012

Para un niño, aquel que ayuda a los buenos es un súper héroe. Por eso, una doctora que sonríe todos los días a un niño que padece cáncer y lo motiva al decirle que va a mejorarse, es vista como una heroína. Ese es el trabajo de Dolly Aguilera.

Dolly es colombiana. Estudió Medicina en la Universidad Javeriana de Bogotá y se especializó en Pediatría en el Hospital de la Misericordia, de Bogotá.

Hace 12 años viajó a Estados Unidos, donde se especializó en cáncer infantil y cerebral.

Hoy Dolly hace parte del grupo de especialistas del centro de Oncología pediátrico del sistema de salud de Atlanta, un centro especializado en el tratamiento del cáncer infantil.

Y es que los pediatras que se dedican a tratar el cáncer en los niños tienen un espíritu de lucha y compromiso. Además, son capaces de tolerar el dolor y enfrentar la muerte.

Dolly cuenta que el cáncer infantil tiene una posibilidad de curarse mayor al 70 por ciento, y explica que los casos más complicados y la muerte de algunos de sus pacientes son pruebas fuertes a las cuales aún no se acostumbra.

La médica relata que el trabajo en una unidad de cáncer es una labor que va más allá de hacer un diagnóstico y plantear un tratamiento.
 
“Es una labor de acompañamiento, es la tarea de hacer mas fácil el día a día de los niños que están hospitalizados”, asegura.

Los hospitales pediátricos en Estados Unidos están diseñados para hacer más llevaderos la estadía y el tratamiento de los niños, y el centro de Oncología de Atlanta no es la excepción.

Las instituciones tienen un programa de mascotas, que consiste en la tenencia de tres perros Golden Retriever que recorren los pabellones del hospital, en busca de las caricias y juegos de los niños que están hospitalizados.

Al igual que algunos hospitales de Colombia, las salas están llenas de juguetes y tienen un programa diario de actividades infantiles que simboliza la oportunidad de volver a jugar y soñar.

Para Dolly, en comparación con Colombia, Estados Unidos tiene condiciones que permiten un mejor control de la enfermedad.
 
“En el sistema americano hay uniformidad en la manera en que los niños reciben tratamientos, sin importar si están en ciudades grandes o pequeñas”, indica.

La especialista agrega que la posibilidad de consulta en el sistema de salud permite un diagnóstico temprano de la enfermedad.

“El acceso al especialista de pediatría oncológica en el sistema americano es rápido, al igual que el diagnóstico y el inicio del tratamiento. Hay un gran número de médicos oncólogos que tienen subespecialidades, por ejemplo, solo linfomas o solo tumores de cerebro, lo que hace que el cuidado de los niños sea más completo”, explica.

El grupo de especialistas del cual forma parte Dolly está integrado por 56 especialistas, de los cuales sólo cuatro, entre los que está ella, se encargan únicamente de los tumores cerebrales.

En la unidad oncológica pediátrica donde labora Dolly atienden anualmente 120 casos nuevos únicamente de cáncer cerebral en niños. El centro médico está dotado con 40 camas de hospitalización, lo cual lo convierte en un ejemplo a nivel mundial.

Dolly destaca que la investigación tiene un papel relevante en la lucha contra el cáncer infantil. “Gracias a la investigación, ahora el pronóstico de niños con cáncer ha mejorado muchísimo y es la mejor manera de innovar tratamientos”, dice.

Según el Instituto Nacional de Cáncer, el presupuesto para la investigación sobre cáncer infantil en Estados Unidos fue de 192,8 millones de dólares.

Para Dolly, la ventaja de la investigación va más allá de buscar mejores tratamientos para un futuro.
 
“Algunos protocolos de investigación permiten que niños con cáncer refractario, sin una buena respuesta al tratamiento tradicional, tengan la posibilidad de recibir medicinas que se están probando por primera vez, dándoles una nueva oportunidad”, aclara.
 
Son varias las historias de médicos colombianos que viajan a otros países para ejercer su profesión. Las vivencias de Dolly muestran la tenacidad de algunos profesionales que logran convertirse en parte importante de un equipo científico en otro país.

La experiencia de Dolly se repite en todos los centros de oncología infantil del país. Un ejemplo se vive en el Hospital de la Misericordia en Bogotá, donde médicos y enfermeras ofrecen cada día una esperanza a los niños que sufren de esta enfermedad.
 
El mismo escenario se presenta en unidades oncológicas de Cali y Medellín. No obstante, no debe olvidarse que en Colombia la posibilidad de vencer la enfermedad es menor que la que se presenta en otros países como Estados Unidos.

La labor de especialistas como Dolly genera confianza y alegría a los pacientes con cáncer a temprana edad. La conexión que existe entre un médico y un niño siempre estará trazada por un lazo fuerte que pocas personas pueden entender. Está claro que un médico que trata de vencer una enfermedad como el cáncer, representa para un niño magia y esperanza.

*Médico y cirujano plástico. Asesor de Salud de Semana.com.