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La jeringonza ‘yuppie’

Con una mezcla de lenguaje tecnológico, corporativo, publicitario y hasta 'spanglish', los jóvenes profesionales tienen su propio y exclusivo idioma que para muchos es una aberración.

14 de octubre de 2006

"Se requiere un CEO con MBA en e-commerce y expertise en business plans. El compromiso y la proactividad son imprescindibles". ¿Entendió? Si no tiene la menor idea de lo que se requiere, es evidente que usted no hace parte de la nueva generación de yuppies. Uno que se respete sabría que lo que se está buscando es un Chief executive Officer con un Master of Business Administration y experiencia en planeación de negocios que tenga iniciativa. ¿Todavía no? Esto definitivamente no es lo suyo, pero no se sienta mal, aparte de que le va a quedar muy difícil conseguir un trabajo relacionado con publicidad, Internet o administración, no es algo para sentirse avergonzado. En español claro y sencillo, el CEO no es más que un cuadro superior o jefe, y el MBA es una maestría en administración de negocios.

Aunque suene exagerado, ese es el lenguaje que se ha tomado los medios empresariales, y aunque no debería sentir vergüenza, en ese gremio posiblemente lo mirarían con reproche y lo harían sentir como un total analfabeto. Más si se le ocurre ponerse a tono y pronuncia mal o lee en español lo que está escrito en inglés. Recuerde que por ejemplo un MBA no es un "eme-be-a", sino un "em-bi-ei". Y mientras más rápido lo diga, mejor.

Para muchos es innecesario enredarse con términos tan complicados y piensan que no es más que una forma discriminatoria que tienen los yuppies para hablar y sentirse sofisticados. En parte tienen razón, pero además de hacerlos sentir elegantes e internacionales, el uso corriente de palabras raras y extranjerismos ya es una herramienta de trabajo en muchas empresas y su utilización es cada vez más extendida.

Catalina Castillo, correctora de estilo en una empresa que ofrece soluciones en Internet sabe lo que es eso. Cuenta que un día en un texto le apareció la palabra 'fidelizar'. Como ese vocablo no existe, fue donde su jefe para preguntarle qué debía hacer. Aunque ella quería simplemente suprimirlo, su jefe le dijo que eso era marketing y que debía dejarlo.

"Trabajar como correctora en un medio tecnológico implica sacrificar parte de la teoría gramatical y de los estándares lingüísticos del español. En algunos casos porque no existe un término preciso para nominar la acción esperada; en otros, porque el cliente prefiere usar el anglicismo, incluso si conoce la palabra en español. Hay que pasar del conocimiento académico a la práctica alineada con la marca", dice Catalina.

El dolor de cabeza para los académicos del español es que este lenguaje mezcla lo peor de varias tendencias nocivas para el idioma. Después del célebre spanglish de los inmigrantes latinos en Estados Unidos, esta tendencia es la que aporta la mayor cantidad de anglicismos. La causa es que todo buen yuppie ha estudiado en el exterior y no le molesta divulgarlo. Además, el idioma empresarial está plagado de palabras y giros verbales inventados por el lenguaje corporativo e informático, y afecta las estructuras gramaticales tradicionales y la semántica de las palabras. Los empresarios de hoy 'brifean' (explican proyecto), 'accesan' (introducen) información, 'loguean' (se registran) y 'agendan' (programan su agenda). Ellos ofrecen know how (valor agregado o conocimiento), hacen upgrades (actualizaciones), analizan feedbacks (datos recogidos del mercado) y hacen coachings (entrenamientos).

La lista de extranjerismos y palabras inventadas es interminable. No es raro que un jefe solicite un benchmarking (evaluación comparativa de la competencia) con el objetivo de hacer un brain storming (lluvia de ideas) que le dé ideas para 'costumizar' (personalizar) un producto. En ese momento, el joven ejecutivo prepara su laptop (computador portátil) y se pone a 'guglear' (buscar en google). No pierde el tiempo chateando ni se da breaks innecesarios.

Ya sea por pereza, por economizar palabras o porque vende más, el lenguaje utilizado en las compañías atenta contra el español. A los lingüistas o puritanos del idioma cualquiera de estas palabras les produce escalofríos. Para José Joaquín Montes, el profesor más antiguo y respetado del Instituto Caro y Cuervo, los cambios del español en el mundo moderno son inevitables. Él ha dedicado gran parte de su vida a estudiar los cambios dentro de la lengua y no es optimista sobre lo que le espera. "En el futuro puede que se hable inglés o un español bastante corrompido. Las mayoría de las estructuras gramaticales se perderán. Por este camino, el idioma se puede ir descomponiendo y perder su identidad propia para convertirse, en un plazo más o menos corto, en un simple dialecto del inglés", dijo a SEMANA.

Según el profesor Montes, el uso de anglicismos en esta parte del continente se remonta sobre todo a la década de los 60, cuando la Alianza por el Progreso, un programa de ayuda a América Latina impulsado por el presidente estadounidense John F. Kennedy, atrajo a muchos ciudadanos de ese país que "contribuyeron a difundir diversos usos ingleses". Sin embargo, lo que ha ocurrido en los últimos años es inédito y nunca se había hablado un español tan mezclado. Pero para otros, esto no es una catástrofe ni un atropello, sino una simple evolución del idioma. Así como el español es una lengua románica procedente de la degeneración del latín, es posible que lo que hoy ocurre sea la mutación hacia otra lengua.

Los nuevos usos del idioma obligaron incluso a que la Real Academia de la Lengua Española, que fue hermética durante muchos años y cuyo propósito es el de "fijar las voces y los vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza", a hispanizar y aceptar muchos vocablos nada puros o elegantes, para no correr el riesgo de quedarse obsoleta. En cada una de las últimas actualizaciones de su diccionario, la academia ha admitido cientos de palabras como marketing, estándar, ranking y test, sólo por nombrar algunas.

Con esta forma de comunicarse, que para muchos resulta fastidiosa, los yuppies, empresarios jóvenes, profesionales exitosos o como quiera llamarlos, están contribuyendo a la transformación del lenguaje. Si definitivamente no los soporta, simplemente trate de evitarlos. Reconocerlos es muy fácil, suelen vivir en lofts, son muy fashion, están llenos de gadgets y les gusta relajarse en lounges al ritmo de un buen chill out. Sin embargo, si entendió lo anterior, posiblemente usted ya es uno de ellos.