LA MAQUINA DEL PLACER

Gracias a la realidad virtual usted puede vivir las más variadas experiencias: desde visitar su casa antes de que sea construida hasta tener aventuras sexuales con su ídolo.

28 de marzo de 1994

QUIEN NO HAYA oído hablar de realidad virtual no está en nada. Esta nueva tecnología informática, que permite conectarse sensorialmente con un computador, es aplicada actualmente en los más diversos campos. Pero lo que la ha popularizado es que se ha convertido en la forma más avanzada de entretenimiento para niños y adultos. La tecnología informática, conocida como RV, permite al usuario sumergirse en el mundo fantástico de un computador y pasearse por esos espacios sintiendo, viendo, oliendo y tocando una realidad ficticia. Todo el equipo que necesita es un casco, que tiene incorporados una pantalla tridimensional y unos guantes sensoriales. El resto, las sensaciones, corren por cuenta del cerebro.
Esto quiere decir que esta tecnología permite al ser humano penetrar a un universo -espacio tridimensional- generado por un computador, que engaña al aparato sensorial de la persona para que crea estar habitando un espacio real. Y sus aplicaciones son múltiples. Gracias a la técnica de la realidad virtual los arquitectos pueden ir de paseo por el barrio que están proyectando, desplazando a voluntad casas y rascacielos. Las compañías constructoras pueden permitir a sus clientes recorrer los espacios arquitectónicos del diseño, cambiando muros y puertas, antes de empezar la edificación. Las amas de casa se pasean por las cocinas integrales, modificando tonos y colores con un movimiento de su mano, antes de comprarlas. Los diseñadores de las firmas automovilísticas conducen sus prototipos para revisar los detalles de su creación antes de fabricarlos. Estudiantes de medicina realizan operaciones sobre pacientes virtuales sin riesgo de consecuencias fatales. Y los clientes de un bar viven aventuras sexuales con sus ídolos o asumen el codiciado papel de fotógrafos de las modelos de Penthouse.
Estos son, hasta ahora, los primeros pasos de una técnica que está en desarrollo y cuyos alcances aún no se vislumbran. Algunos, incluso, han pensado en ella como una forma de dominar la mente humana. Este es el tema que inspiró al escritor de novelas de misterio, Stephen King, para su obra The Lawnmower Man (El cortador de césped), en la cual narra lá obsesión de un científico por transformar a un ignorante en un genio. A través de un mundo computarizado tridimensional, el científico estimula el cerebro del jardinero para lograr su desarrollo más allá de lo normal. La historia, llevada a la pantalla de cine por el director Bret Leonan, sera estrenada próximamente en el país con el título de El jardinero.
Si bien esta película forma parte del género futurista, la realidad virtual no es un tema de ciencia ficción. Hace un lustro se empezó a aplicar en los juegos electrónicos, cuando la compañía inglesa TM lanzó Virtuality, a través del cual el jugador se enfrentaba a animales prehistóricos, a los que podía eliminar con una unidad de comando. El éxito no se hizo esperar, y gigantes en este campo como Sega y Nintendo planean ahora inundar también el mercado. Pero la diversión que proporciona la realidad virtual no es sólo para la gente menuda.
Hoy por hoy, en San Francisco, Nueva York, Londres y Tokio existen clubes, bares y discotecas que utilizan esta tecnología para crear ambientes electrónicos donde ocurren turbulentas orgías computarizadas que intentan imitar una experiencia sexual real y que han sido bautizados con el nombre de ciberporno. Frente a esto, los juegos eróticos computarizados quedan como diversiones pasivas que no producen más estimulación que una revista o una película de video. Con la realidad virtual, el sexo adquiere una nueva dimensión, puesto que la estimulación sensorial hace que se experimente un verdadero acto sexual. Y la novedad en este campo es el cibersexual, un equipo para lograr el orgasmo electrónico. Este consiste en un body, además del casco y los guantes con sensores digitales, que incluye unas manos mágicas que las mujeres colocan sobre sus senos, más una unidad genital que tiene la forma de un vibrador y que, en el caso del hombre, es un tubo de succión.
Por ahora, las opiniones de quienes han experimentado con el cibersexual están divididas. Una estadounidense que se sometió al experimento afirmó: "Tenía la sensación de que un ejército de ratoncitos estaban royéndome los senos. Era increíble". Mientras tanto, su esposo señaló: "Las caricias eran mejores que las de mi mujer". Otra pareja que se sometió al mismo experimento en Alemania sostuvo que había quedado sexualmente insatisfecha.
Aunque algunos expertos dicen que la obsesión por el sexo y el miedo al sida harán que se desarrolle más pronto esta tecnología, otros aseguran que la utilización de estas técnicas llevará a las personas a niveles muy altos de insatisfacción, pues les resta por completo la emotividad que tiene el contacto físico con otro ser humano.
Y la verdad en torno al cibersexual es que, así como no es lo mismo enfrentarse a un enemigo real que a uno de ciencia ficción, en materia de sexo, para muchos, más vale una rubia de carne y hueso que una Sharon Stone imaginana.