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VIDA MODERNA

La memoria se puede ejercitar para evitar perderla

Tener un olvido espontáneo es una situación mucho más común de lo que se cree. Es necesario agudizar la mente y fortalecer la capacidad de recordar para evitar que este se convierta en un problema mayor.

6 de octubre de 2018

Cualquier actividad que se relacione con la función de almacenar información depende de la memoria. A diario, esta competencia del cerebro desempeña un papel fundamental en el desarrollo cognitivo y social de las personas. Por ejemplo, registrar nombres, direcciones, conocimientos, fechas importantes, compromisos e incluso recordar los rostros de los familiares y amigos o de quienes recién se conocen, es posible gracias a la memoria.

Esta se puede considerar como la acción más compleja del cerebro, razón por la cual se debe activar constantemente.

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Patricia Montañés, psicóloga y profesora de la Universidad Nacional de Colombia, explica que “ejercitar la memoria significa activar redes de información existentes que se han ido creando a lo largo de la vida y que se continúan estableciendo”. Esta capacidad se desarrolla desde que se nace, cuando se empiezan a imitar acciones, reconocer entornos, aprender lenguajes y avanzar conceptualmente.

Al llegar a la edad adulta es preciso no dejar de estimularla para evitar alteraciones. Sobre todo, en la adultez temprana y media, porque en esta época se genera la reserva cognitiva necesaria para la vejez, previniendo enfermedades como el alzhéimer.

Señales de alarma

“Los problemas de memoria pueden darse, principalmente, como consecuencia del estrés, sobre todo entre los 30 y los 40 años, dado que es el tiempo de mayor exigencia cognitiva en el trabajo. Los síntomas de alerta son: dolores de cabeza frecuentes, lentitud, dificultad para concentrarse y para realizar actividades cotidianas”, explica Adriana Galeano psicóloga y magíster en psicología clínica y de familia.

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Pero solo cuando las alteraciones de la memoria interfieren en actividades básicas de la vida diaria y hay cambios en la funcionalidad y la independencia, se considera patológico.

Es importante tener en cuenta que olvidar algunas situaciones o actividades pendientes puede ser producto de estar sometido a altos niveles de estrés o desbalances emocionales. Así mismo, algunas enfermedades médicas pueden influir en la pérdida de la memoria como los trastornos del sueño, alteraciones neurológicas, cardiopatías y problemas de la hormona tiroidea, señala Galeano.

Entre más pasa el tiempo, se va perdiendo velocidad en las conexiones neuronales, alterando el procesamiento de la información. “La memoria de hechos recientes, la capacidad para recordar eventos o episodios personales con un contexto espacial y temporal (dónde y cuándo suceden) es la más afectada con el envejecimiento, al igual que la evocación de nombres propios y de palabras. La memoria semántica (conocimiento de hechos, saberes) es la menos afectada y no solo se conserva, sino que se ha demostrado que puede seguir enriqueciéndose a lo largo de toda la vida”, aclara Patricia Montañés.

Estimula tu mente

Estas son las mejores estrategias según la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard para ejercitar la memoria y prevenir la disminución de sus funciones:

Seguir aprendiendo: Las personas que son estudiosas y aprenden nuevas habilidades o aficiones logran mantenerse mentalmente activos, lo que en el largo plazo les permite conservar su memoria en perfectas condiciones. Desafiar el cerebro con actividades como la lectura, la escritura, el aprendizaje de un idioma, o el desarrollo de juegos mentales como crucigramas o de mesa permite estimular la mente.

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Poner los sentidos a prueba: La ciencia ha demostrado que cuantos más sentidos se empleen en una actividad, más se involucra el cerebro y retiene información. Lo ideal es participar en actividades en las que se utilicen todos los sentidos, como cocinar y adivinar los ingredientes a través del gusto y el olfato.

Confiar en sí mismo: Quienes creen que no tienen control sobre su memoria se esfuerzan menos para mantener sus habilidades para recordar y, por esto, pueden experimentar un deterioro en esta función cerebral. Por el contrario, si se confía en la capacidad de hacerlo y se utiliza constantemente, la mente se mantendrá alerta.

Para poner en práctica: Repetir la información para retenerla mejor e invertir la energía en recordar lo que es realmente importante también pueden ser útiles para fortalecer la memoria. Es esencial, además, tener una alimentación saludable, practicar actividad física de forma regular, dormir el tiempo necesario y controlar el estrés.