LA PILDORA MILAGROSA

Redux, la famosa pastilla adelgazante, llega a la carátula de 'Time' por las serias dudas que existen sobre sus efectos secundarios.

21 de octubre de 1996

Quienes han intentado todo tipo de dietas para librarse del sobrepeso saben que después de las vacas flacas vienen las gordas. Luego del sacrificio no pocos ven con horror cómo el fiel de la balanza vuelve al mismo lugar donde iniciaron su dieta. Pero esta vez todo parecía ser diferente con Redux, la primera píldora para adelgazar, aprobada recientemente por la Food and Drugs Administration de Estados Unidos -FDA-. Desde mayo pasado, cuando se empezó a vender, miles de gordos agradecieron que la ciencia finalmente se hubiera puesto en su amplio pellejo. Muchos de los pacientes que han empezado a tomarla han visto desaparecer hasta 15 kilos en sólo un mes de tratamiento. Pero eso no es lo más sorprendente. Los consumidores afirman que no sólo han perdido kilos de peso, lo más importante, han perdido el deseo de comer, lo cual les permite seguir un régimen alimenticio bajo en calorías sin tener que sufrir por desechar apetitosos platillos. Redux está compuesta por Fenfluramine, sustancia que estimula la producción de serotonina, un neurotransmisor que influye sobre el apetito, haciendo que la persona tenga la sensación de saciedad con poca cantidad de comida. Las ventajas no paran ahí: su efecto no sólo quita el apetito sino que elimina precisamente el deseo por los alimentos altos en carbohidratos, como dulces, helados y bizcochos, los cuales están prohibidos en toda dieta. ¿El resultado? Perder muchos kilos en poco tiempo ya no es una ilusión sino una realidad que se consigue sin poner a prueba la fuerza de voluntad y sin tener que hacer agotadoras sesiones de ejercicios. Como si eso fuera poco, la pastilla no sólo logra que la gente se vea bien sino que además hace que se sienta bien. Eso ha llevado a que el Redux sea comparado con el Prozac, que trabaja también en la producción de serotonina. Al estimular la producción de serotonina, aumenta también en los pacientes la sensación de bienestar físico y emocional.
Buena, pero...
Dicen que lo bueno dura poco, y eso parece confirmarse en este caso. La semana pasada la pastilla que todos han calificado como "el más importante descubrimiento sobre pérdida de peso del siglo" llegó a la portada de la revista Time, y no precisamente por esos sorprendentes y positivos efectos. Según la revista estadounidense, que le dedicó un informe de ocho páginas, la sustancia que permite deshacerse de los kilos sin pasar hambre no es tan inocua como parecía. Nuevas investigaciones señalan que, aunque se pierden muchos kilos, existen dudas sobre los efectos secundarios. Así que tres meses después de haber iniciado una nueva era en el mundo de las dietas el Redux ha pasado al banquillo de los acusados. Porque como cualquier otro medicamento, la pastilla tiene efectos secundarios. Algunos son simples molestias -como fatiga, diarrea y resequedad en la boca- pero otros son potencialmente peligrosos. En animales de laboratorio la droga ha demostrado que causa daño cerebral y puede originar un raro y fatal desorden llamado hipertensión pulmonar primaria -HPP-, un mal que destruye los vasos sanguíneos de los pulmones y el corazón. Investigadores europeos señalan que algunos pacientes que han tomado la droga por más de tres meses aumentan considerablemente el riesgo de HPP. Y un estudio publicado recientemente sugiere que la proporción es de 46 pacientes en un millón. Los resultados de las nuevas investigaciones han llevado a los científicos a tratar de establecer si es más arriesgado permanecer obeso -con el consecuente peligro de enfermedad coronaria, diabetes y algunos tipos de cáncer- o adelgazar con la píldora. Si bien hay quienes señalan que los humanos no necesariamente responden a los medicamentos en la misma forma que los animales, las autoridades federales de salud han empezado a preocuparse por posibles efectos secundarios tan graves como la muerte de las neuronas cerebrales causados por una leve sobredosis de la sustancia. Algo que es posible, si se tiene en cuenta la euforia que la droga está produciendo en Estados Unidos, un país donde casi un cuarto de la población es obesa y se calcula que se están haciendo 85.000 prescripciones por semana. Ahora las críticas le llueven a la FDA por haber aprobado -después de 23 años- un medicamento en forma apresurada y sin haber tenido en cuenta todos los resultados de los estudios previos. Ante la presión de la inmensa población obesa de Estados Unidos pudieron pasarse por alto algunos de los efectos colaterales que hoy son cuestionados. Lo más probable es que la FDA abra un compás de espera mientras se realizan nuevas pruebas clínicas y se establezcan los verdaderos riesgos.
No es para todos
En lo que sí están de acuerdo los investigadores es en que adelgazar con la famosa píldora es un riesgo inaceptable para quienes no tienen un verdadero problema de sobrepeso. La droga fue aprobada para el tratamiento de la obesidad clínica y prescrita con la advertencia de tomarla sólo por un período limitado en combinación con un programa de ejercicios y un régimen alimenticio. También se ha establecido que la píldora sólo trabaja por un tiempo. Si bien los pacientes logran perder hasta 15 kilos en cuestión de uno o dos meses, lo ganan de nuevo cuando dejan de tomarla. Pero la obsesión de la gente por tener una figura delgada es tal que muchas personas que no son calificadas médicamente como obesas la han estado tomando. Los expertos en tratamientos para la pérdida de peso señalan que la publicidad que se le ha dado al medicamento como una píldora que permite bajar de peso sin dieta ni ejercicio ha llevado a un uso equivocado y peligroso. La píldora sólo debe ser tomada por un tiempo, combinada con ejercicio regular y cambio de alimentación, es la advertencia general. Según el endocrinólogo Pablo Ashner, "el medicamento es un regulador del apetito, es decir, le permite al paciente llevar una dieta. El mejor efecto se observa después de los seis meses y hasta un año -dice el especialista-. En ese momento ya la persona debe estar en capacidad de seguir sola con una dieta más balanceada y ejercicios". En este sentido la píldora es apenas 'un empujón' para iniciar un tratamiento contra la obesidad: hacerles ver que sí es posible deshacerse de los kilos y aumentar su confianza en la efectividad de las dietas y el ejercicio. De lo que no cabe duda es que los estudios que condujeron a la creación de este tipo de medicamentos son revolucionarios en el sentido de que colocan a la obesidad en la condición de una enfermedad crónica, como la diabetes o la hipertensión. Lo que significa que los obesos podrán eliminar el sentimiento de culpa sobre su condición y que, al igual que toda condición crónica, la obesidad puede ser tratada con medicamentos. Y gracias al avance logrado en los últimos años en el estudio de las causas de la obesidad ya se está gestando una nueva generación de medicinas que podría en un futuro cercano ponerle punto final a la pesadilla del sobrepeso.
¿Qué dicen los médicos?
Miguel Anzola, director médico de laboratorios Euroética, productores de un medicamento similar que utiliza el mismo principio activo de Redux, dice: "Todas las drogas tienen riesgos, efectos secundarios y contraindicaciones, por eso se venden sólo bajo fórmula médica. La fenfluramina es prima lejana de las anfetaminas pero con la ventaja de que los efectos secundarios son muy raros. Es de cuidado, como el Prozac, que también tiene muchas advertencias. Las anfetaminas están prohibidas porque afectan el sistema nervioso central y producen taquicardia. "Esta droga no quita el hambre. El efecto que produce es detener la necesidad de ingerir hidratos de carbono pero respeta la ingesta de proteínas. Es lo más avanzado que existe para tratar la obesidad. Pero es una ayuda para rebajar de peso, lo cual implica que se debe seguir también una dieta y un régimen de ejercicios". Por su parte el endocrinólogo Pablo Ashner, señala: "Esta droga estimula o aumenta en el cerebro los niveles de la serotonina, que es la que controla el mecanismo de saciedad. Hay trastornos del apetito en los cuales la persona no siente saciedad y tiende a comer compulsivamente, por lo que se pueden convertir en obesos. Al tomar la droga se equilibra el sistema de transmisión y la persona siente menos ansiedad, lo cual le ayuda a seguir una dieta sin tanto esfuerzo. La droga es muy útil en ese tipo de casos, especialmente en aquellas personas que ingieren muchos carbohidratos y lo hacen por compulsión a deshoras. "Es bueno aclarar que no es una droga adelgazante sino un regulador del apetito que le permite al paciente llevar una dieta mejor. Pero el medicamento no quema grasa, que sería lo ideal en una droga adelgazante. "No es una droga para comprar en farmacia. Y si se usa sin el programa para cambiar hábitos alimenticios no funciona. "Una persona que no tiene problemas graves de trastornos alimenticios no necesitaría la droga, pero el problema es que la serotonina no se puede medir y muchas veces la necesidad se deduce por el comportamiento, cuando la persona dice que se deprime y tiene que comer para recuperar el estado de ánimo. "Se ha reportado que en poblaciones que están tomando la droga ha aumentado el riesgo de fibrosis pulmonar. Pero el riesgo sigue siendo muy bajo. "No es una droga para todo el mundo pero bien indicada es una ayuda muy buena para los obesos. Lo que sucede es que en Estados Unidos la acaban de aprobar, pero la droga ha estado en el mercado europeo por años".